La naturaleza y su mensaje
Desde que Francis Bacon puso en marcha el empirismo cient¨ªfico, la naturaleza ha ido perdiendo su categor¨ªa cualitativa en beneficio de lo econ¨®micamente cuantificable
La verdad es hija del Tiempo, nos vino a decir Pierre Hadot en El velo de Isis (Alpha Decay); un ensayo donde nos explica que la verdad no es m¨¢s que la correcci¨®n de un error, aunque existan personas tan incorregibles que niegan la verdad con recursos creativos.
Hay que recordar que en el ¨¢mbito cient¨ªfico, el concepto de ¡°verdad¡± es una propiedad del conocimiento que viene a relacionar lo simple con lo complejo, estableciendo con ello el rigor cient¨ªfico. Si traemos el...
La verdad es hija del Tiempo, nos vino a decir Pierre Hadot en El velo de Isis (Alpha Decay); un ensayo donde nos explica que la verdad no es m¨¢s que la correcci¨®n de un error, aunque existan personas tan incorregibles que niegan la verdad con recursos creativos.
Hay que recordar que en el ¨¢mbito cient¨ªfico, el concepto de ¡°verdad¡± es una propiedad del conocimiento que viene a relacionar lo simple con lo complejo, estableciendo con ello el rigor cient¨ªfico. Si traemos el concepto hasta nuestros d¨ªas, y en lo que ata?e al coronavirus, la verdad del origen de la pandemia ha ido colisionando contra la realidad, es decir, que todav¨ªa es pronto para publicar con propiedad y exactitud el principio del virus.
Con todo y con eso, desde que Francis Bacon (1561-1626) puso en marcha el empirismo cient¨ªfico, la naturaleza ha ido perdiendo su categor¨ªa cualitativa en beneficio de lo econ¨®micamente cuantificable. Desde que la modernidad empez¨® a valerse de las ¡°torturas de la experimentaci¨®n¡± para descubrir lo oculto de la naturaleza, el planeta ha venido sufriendo el mito del progreso cuantitativo. Pierre Hadot nos aproxima hist¨®ricamente al tiempo antiguo en el que las sociedades iban m¨¢s lentas, cuando la naturaleza no era violentada, tan solo observada. Pero el proceso hist¨®rico trajo consigo una ciencia incipiente y torturadora, seg¨²n Hadot; una ciencia que violaba la naturaleza y en la que Francis Bacon tuvo una influencia indiscutible.
De esta manera, Hadot expone en su trabajo las dos tendencias hist¨®ricas que mantendr¨¢ el ser humano en su relaci¨®n con la naturaleza. La tendencia ¡°prometeica¡±, de la que formar¨ªa parte Francis Bacon, y la tendencia ¡°¨®rfica¡±, de la que formar¨ªa parte Goethe, el poeta que experimentaba con la naturaleza contempl¨¢ndola.
Somos la ¨²nica especie capaz de destruir las posibilidades de vida del entorno en que vivimos
Si tomamos el camino se?alado por Orfeo, nos encontramos que este virus no solo nos acosa sino que tambi¨¦n nos habla de lo m¨¢s fundamental; la necesidad de plantearnos nuestra vergonzosa diferencia con los dem¨¢s seres vivos. Porque somos la ¨²nica especie capaz de destruir las posibilidades de vida del entorno en que vivimos.
Llegados aqu¨ª, por el camino de Orfeo que expone Pierre Hadot, podemos afirmar que este virus es una reacci¨®n de la propia naturaleza, una se?al de destrucci¨®n; un aviso. La vida del ser humano sobre la Tierra puede ser fatalmente extinguida en breve. Lo estamos viviendo. El virus forma parte de un ecosistema que el ser humano ha ido degradando en busca de recursos que la econom¨ªa lineal convierte en residuos nocivos. La naturaleza est¨¢ pagando el precio de un sistema econ¨®mico dominante donde los recursos escasean y donde los residuos se amontonan.
De esta manera tan dr¨¢stica, el equilibrio natural termina por romperse y el desequilibrio trae el contagio de nuevas enfermedades, dolencias virulentas para las que nuestro sistema inmune no est¨¢ preparado. A la naturaleza le gusta ocultarse, dej¨® dicho Her¨¢clito hace m¨¢s de 2.500 a?os, cuando todav¨ªa la naturaleza era pregunta y el racionalismo no hab¨ªa llegado para interrogarla siguiendo un m¨¦todo que, m¨¢s que cient¨ªfico, result¨® ser m¨¦todo judicial. As¨ª lo vio Pierre Hadot, tal y como dej¨® escrito en un trabajo que hoy cobra vigencia. Una lectura que arranca en la antigua Grecia presocr¨¢tica y que desmenuza las dos tendencias que, a lo largo de la Historia, han venido a relacionar al ser humano con su entorno.
Estamos viviendo un ritual de paso hacia una nueva edad del mundo. Esa es la verdad que nos propone el tiempo presente. Por ello, ya es hora de que contemplemos la naturaleza como bien com¨²n y -parafraseando a Pierre Hadot- hagamos de la tendencia ¨®rfica nuestra ¨²nica bandera.
El hacha de piedra es una secci¨®n donde Montero Glez, con voluntad de prosa, ejerce su asedio particular a la realidad cient¨ªfica para manifestar que ciencia y arte son formas complementarias de conocimiento.
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