Las misiones espaciales privadas elevan el riesgo de contaminaci¨®n biol¨®gica
Estados Unidos propone reformar unos mecanismos de protecci¨®n que han variado poco desde las misiones Apolo en los sesenta
Ratones, codornices, pececillos de agua dulce, cucarachas, polillas y moscas. Esta fue la selecci¨®n de animales a los que la NASA suministr¨® en 1969 roca de la Luna pulverizada, v¨ªa intravenosa para los ratones, y en la comida para el resto. El Apollo XI volvi¨® a la Tierra con muestras de nuestro sat¨¦lite. Sus tres astronautas estuvieron tres semanas en cuarentena y su valioso cargamento fue testado durante meses. ?Para qu¨¦? Para asegurarse de que los primeros materiales extraterrestres recogidos por el ser humano no fueran a contaminar la Tierra.
Protecci¨®n planetaria. ...
Ratones, codornices, pececillos de agua dulce, cucarachas, polillas y moscas. Esta fue la selecci¨®n de animales a los que la NASA suministr¨® en 1969 roca de la Luna pulverizada, v¨ªa intravenosa para los ratones, y en la comida para el resto. El Apollo XI volvi¨® a la Tierra con muestras de nuestro sat¨¦lite. Sus tres astronautas estuvieron tres semanas en cuarentena y su valioso cargamento fue testado durante meses. ?Para qu¨¦? Para asegurarse de que los primeros materiales extraterrestres recogidos por el ser humano no fueran a contaminar la Tierra.
Protecci¨®n planetaria. Es la denominaci¨®n t¨¦cnica para los protocolos de prevenci¨®n de contaminaci¨®n biol¨®gica en el sistema solar, la que podemos ocasionar los humanos en otros cuerpos celestes y la que podemos traer a la Tierra en misiones de retorno. Los niveles de protecci¨®n planetaria se establecieron en 1958, un a?o despu¨¦s del vuelo del primer sat¨¦lite sovi¨¦tico Sputnik, con la creaci¨®n del Comit¨¦ de Exploraci¨®n Espacial (Cospar), una oficina dependiente del Consejo Internacional de la Ciencia. El CSIC es el representante espa?ol en el Cospar.
El Consejo Nacional del Espacio (NSC), un ¨®rgano de la Casa Blanca, hizo p¨²blico el pasado diciembre un documento en el que sentaba las bases de un cambio sustancial en la protecci¨®n planetaria: esta responsabilidad ya no debe ser solo de la NASA sino del Gobierno, y con ¡°un papel clave [de coordinaci¨®n] del Departamento de Sanidad¡±. El NSC advert¨ªa de que los procedimientos para evitar da?ar la Tierra y otros planetas han cambiado poco desde las misiones Apolo, hace m¨¢s de 50 a?os. ¡°Teniendo en cuenta el r¨¢pido crecimiento de la capacidad y la actividad del sector privado, es muy probable que empresas de Estados Unidos sean participantes clave en la b¨²squeda de vida [extraterrestre]¡±, afirma la NSC. ¡°En cambio, los procesos de aprobaci¨®n y supervisi¨®n de las misiones privadas no est¨¢n claros en cuanto a protecci¨®n planetaria¡±.
El pasado octubre, el Instituto para el An¨¢lisis de Defensa (IDA), un centro de estudios pr¨®ximo al Gobierno estadounidense, public¨® un informe en el que advert¨ªa de las vulnerabilidades que genera el sector privado, y pon¨ªa como ejemplo la misi¨®n israel¨ª Beresheet, del millonario Nova Spivack, que en 2019 se estrell¨® en la Luna transportando miles de ejemplares de tard¨ªgrados, un animal microsc¨®pico y uno de los seres vivos m¨¢s resistentes que se conocen, en la Tierra y en el espacio, seg¨²n los experimentos realizados.
La principal preocupaci¨®n es que la contaminaci¨®n humana altere los resultados de los experimentos en Marte que pretenden dilucidar si hay vida en el planeta rojo
Space X, la empresa aeroespacial de Elon Musk, es el principal actor privado en la carrera espacial. Adem¨¢s del ¨¦xito de sus unidades de lanzamiento y navegaci¨®n reutilizables, Space X desarrolla una nueva nave que pueda alcanzar Marte y volver a la Tierra, con el objetivo de realizar el primer viaje en 2024. Tambi¨¦n la compa?¨ªa Virgin Galactic ha comentado su inter¨¦s en desarrollar proyectos en el planeta rojo. Actualmente hay seis unidades humanas en Marte, entre sondas que orbitan el planeta, aterrizadores ¨Clos m¨®dulos de descenso y de toma de an¨¢lisis¨C y el robot Curiosity en su superficie. Se estima que este febrero alcancen Marte tres nuevas misiones: la china Tianwen-1, la sonda saud¨ª Hope y el nuevo veh¨ªculo de la NASA Perseverance. El proyecto marciano inmediato m¨¢s ambicioso lo lidera la Agencia Espacial Europea (ESA): en colaboraci¨®n con la agencia Rusa, Roscosmos, est¨¢ previsto que en 2022 despegue hacia all¨ª la primera misi¨®n que debe retornar a la Tierra con muestras extra¨ªdas del planeta.
Tanto la Comisi¨®n Europea como la ESA han descartado valorar para EL PA?S si las competencias europeas en protecci¨®n planetaria deben continuar siendo una responsabilidad de la agencia o si la Comisi¨®n debe tomar cartas en el asunto. El panel de expertos del Cospar sobre protecci¨®n planetaria explica a este diario que sus protocolos son el est¨¢ndar internacional, pero no son legalmente vinculantes. La responsabilidad de la acci¨®n de empresas privadas en el espacio, precisa el Cospar, est¨¢ regida por el art¨ªculo VI del Tratado del Espacio Exterior de Naciones Unidas. Este documento, aprobado en 1967 y suscrito por 110 Estados, estipula que ¡°las entidades no gubernamentales¡± deben cumplir con el tratado, y que su aplicaci¨®n debe ser regulada por el Gobierno del pa¨ªs donde operan. El art¨ªculo IX especifica que los Estados ¡°proceder¨¢n a la exploraci¨®n de la Luna y otros cuerpos celestes de tal forma que no se produzca una contaminaci¨®n nociva ni cambios desfavorables en el medio ambiente de la Tierra como consecuencia de la introducci¨®n de materia extraterrestre¡±.
El Cospar constata que las principales instituciones espaciales ¨Dla NASA, la ESA y los organismos alem¨¢n y franc¨¦s, Roscosmos, la CNSA china y la JAXA japonesa¨D cumplen con protocolos ¡°exhaustivos de limpieza y esterilizaci¨®n¡±. Las categor¨ªas I y II son las menos exigentes y se centran en misiones donde se ha descartado una amenaza seria de contaminaci¨®n. Las categor¨ªas III y IV se aplican a las naves que orbitan o se aproximan a cuerpos celestes donde se cree que hay o ha habido vida: esto requiere estudios sobres las posibilidades de impacto con la superficie, de la potencial contaminaci¨®n biol¨®gica de los lugares donde se realicen las pruebas, el montaje y test de las piezas en laboratorios higienizados y la esterilizaci¨®n de los equipos que tocan suelo. La categor¨ªa V, la m¨¢s elevada, est¨¢ dise?ada para las misiones de retorno a la Tierra con material extra¨ªdo de cuerpos celestes en los que podr¨ªan encontrarse elementos org¨¢nicos. En este nivel se obliga al aislamiento de las muestras extraterrestres, de las partes que han manipulado estas muestras y planes detallados para garantizar que la nave no se estrellar¨¢ al entrar en la atm¨®sfera terrestre. Adem¨¢s, todo el material no esterilizado deber¨¢ someterse a intensos procesos de an¨¢lisis en aislamiento.
Bacterias marcianas
?Cu¨¢les son los peligros de la contaminaci¨®n interplanetaria? V¨ªctor Parro, investigador del Centro de Astrobiolog¨ªa del CSIC, se?ala que si se encuentra vida en Marte, ¡°la mayor probabilidad es que sean organismos en el subsuelo, bacterias capaces de reproducirse sin ox¨ªgeno, con poca agua, nutri¨¦ndose de sales y hierro como fuente de energ¨ªa¡±. El riesgo de que estas bacterias causen una hecatombe en la Tierra es una hip¨®tesis de la ciencia ficci¨®n, seg¨²n el relato de Parro: las potenciales bacterias marcianas estar¨ªan adaptadas al medio extremo de su planeta y la introducci¨®n en la Tierra seguramente acabar¨ªa con ellas, aunque concede que hay regiones de nuestro planeta con condiciones extremas similares a las de Marte.
Parro tambi¨¦n indica que la contaminaci¨®n cruzada ya se produjo probablemente hace entre 4.000 y 1.600 millones de a?os, cuando ambos planetas recib¨ªan multitud de asteroides del uno y el otro. Este cient¨ªfico del CSIC a?ade que las medidas de aislamiento del material que llegue de Marte pueden ser suficientes para eliminar potenciales amenazas.
El Cospar y las instituciones espaciales consideran que es m¨ªnimo el riesgo de extraer muestras de la Luna o de asteroides donde ¡°no hay indicios de evoluci¨®n qu¨ªmica y/o de vida¡±, como las que llegaron a la Tierra el pasado diciembre con la nave japonesa Hayabusa-2 procedente del asteroide Ryugu. Pero la NASA, a trav¨¦s de un comit¨¦ asesor independiente, concedi¨® en 2019 que la seguridad total es imposible en las misiones de categor¨ªa V, las que llegar¨¢n de Marte. Parro lo corrobora y advierte del encarecimiento absurdo de las misiones que se puede alcanzar si la protecci¨®n planetaria se convierte en una obsesi¨®n. ¡°Desde las misiones Viking a Marte [1975] se sigue el procedimiento de eliminar microorganismos sometiendo el material en hornos a alta temperatura durante d¨ªas. Con eso consigues mucho. Ser¨ªa como cuando pasteurizas un yogur, que no eliminas todos los microorganismos, pero s¨ª los suficientes para com¨¦rtelos¡±.
La contaminaci¨®n terr¨ªcola en Marte puede ser m¨¢s probable, seg¨²n han apuntado diversos estudios, que indican que formas de vida como esporas, semillas, larvas y huevos pueden sobrevivir en el exterior de una nave que realice el viaje a Marte. ¡°Los microbi¨®logos lo tienen muy claro¡±, explica Andrea Butturini, profesor de biogeoqu¨ªmica de la Universidad de Barcelona, ¡°nadie va a poner l¨ªmites a las capacidades de adaptaci¨®n de los procariotas [organismos unicelulares como bacteria y archeas]. Algunos de estos organismos son tolerantes a condiciones extremas de pH, de temperatura, de calor, de vac¨ªo, de deshidrataci¨®n, de falta de nutrientes y tambi¨¦n a dosis elevad¨ªsimas de radiaciones ionizantes¡±. Butturini destaca que estos organismos extrem¨®filos se han adaptado a entornos extremos, pero en determinadas condiciones que, si var¨ªan bruscamente, pueden morir. ¡°Quiz¨¢ puede ser que sean m¨¢s apropiados [para llegar a Marte] microorganismos corrientes y omnipresentes con alguna destacable tolerancia¡±, dice Butturini: ¡°No se puede descartar que la arquitectura de estas naves espaciales permita la existencia de rincones resguardados de estas oscilaciones ambiental tan brutales y tan cambiantes¡±.
La principal preocupaci¨®n es que la contaminaci¨®n humana altere los resultados de los experimentos en Marte que pretenden dilucidar si hay vida en el planeta rojo. Pero incluso as¨ª, a?ade Parro, el an¨¢lisis del ADN de las muestras tomadas podr¨ªa determinar si el material org¨¢nico obtenido es de origen terrestre. Parro alerta de un exceso de celo en la protecci¨®n de Marte: ¡°Una vez pongamos el pie all¨ª, ya no tiene sentido. Y de aqu¨ª a 100 o 200 a?os, cuando los humanos visitemos con cierta fluidez el planeta, la mezcla ser¨¢ inevitable. De hecho, la vida es eso, mezcla¡±.
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