?C¨®mo contribuye la ciencia espa?ola al bienestar de la sociedad?
La crisis por la que estamos pasando ha conseguido desterrar la idea de que en Espa?a no se inventa y menos se innova
La necesidad de construir puentes entre la ciencia, la sociedad y la empresa es un leitmotiv presente en la mayor¨ªa de discursos y propuestas de asociaciones cient¨ªficas, poderes p¨²blicos y actores empresariales a la hora de fijar el objetivo de crear un entorno innovador y competitivo en la econom¨ªa. Sin embargo, Espa?a no tiene una econom¨ªa que se pueda considerar como l¨ªder en innovaci¨®n intensiva en conocimiento.
Nueve investigadores procedentes del Instituto Complutense de Estudios Internacionales (ICEI), de INGENIO (un centro mixto del CSIC y la UPV) y del Instituto de Estudios de la Ciencia y la Tecnolog¨ªa (eCyT) nos hemos unido para investigar c¨®mo la ciencia espa?ola puede potenciar su contribuci¨®n al bienestar de la sociedad. Tras dos a?os de trabajo, la Fundaci¨®n Alternativas ha publicado los resultados de la investigaci¨®n en el documento Intercambio y transferencia de conocimiento en entornos cienti?ficos, para el que ha contado con el apoyo de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR).
La cuesti¨®n de si contribuye o no al bienestar de nuestra sociedad la ciencia espa?ola, ya era importante antes de la pandemia, pero ha cobrado una especial relevancia. La crisis por la que estamos pasando ha conseguido desterrar la idea de que en Espa?a (y en concreto en sus universidades y organismos p¨²blicos de investigaci¨®n) no se inventa y menos se innova.
Desde las agencias de noticias y las asociaciones, hasta las instituciones que analizan el estado de nuestra ciencia y tecnolog¨ªa y universidades, pasando por la prensa, los blogs y las redes sociales, se se?ala cada vez m¨¢s a los grupos de investigaci¨®n del sistema cient¨ªfico espa?ol como agentes claves en la transformaci¨®n de Espa?a en una econom¨ªa basada en el conocimiento.
Casi sin darnos cuenta, han quedado atr¨¢s los d¨ªas (a¨²n cercanos) en los que las televisiones, radios y prensa solo daban noticias cient¨ªficas si llevaban asociado el nombre de una universidad norteamericana o brit¨¢nica. Ahora, especialmente en el transcurso de la pandemia, la presencia en los medios de investigaciones llevadas a cabo por investigadores y organismos espa?oles ha variado sustancialmente, y para bien, consolidando, esperemos, un cambio definitivo en la percepci¨®n social del valor y calibre de nuestra ciencia. La tarea que queda por delante no es menor; sirva de ejemplo la repercusi¨®n que tuvo la frase que Fernando Sim¨®n pronunci¨® a principios del pasado mes de junio: ¡°Tal vez en el futuro seamos un pa¨ªs que viva de la ciencia, pero ahora somos un pa¨ªs que vive del turismo¡±.
Parece, en todo caso, que la intenci¨®n es cambiar hacia un modelo productivo basado en la ciencia y la innovaci¨®n, o por lo menos as¨ª se desprende de todos los planes empresariales y p¨²blicos de transformaci¨®n econ¨®mica previstos basados en el empuje del programa de recuperaci¨®n europeo. Europa esta vez nos est¨¢ valorando, o ello se pretende, por nuestro ¡°fondo de armario cient¨ªfico¡±. No desea recibir el en¨¦simo plan de alfabetizaci¨®n digital de la Administraci¨®n y las pymes, sino la propuesta de obras maestras de la inteligencia artificial y el internet de las cosas que muestre nuestra capacidad transformadora basada en la digitalizaci¨®n, as¨ª como en nuestro avance social y ecol¨®gico. Y para hacer ¡°obras maestras¡±, no copias reducidas de trabajos ya escritos y explorados por otros, es fundamental confiar en los v¨ªnculos ciencia-innovaci¨®n existentes en nuestra sociedad y todos los que est¨¢n por venir.
Los profesores e investigadores espa?oles crean conocimiento ¨²til para la sociedad en todos los ¨¢mbitos de la investigaci¨®n e interact¨²an con los actores sociales
De ah¨ª la relevancia del reto que nos propusieron la Fundaci¨®n Alternativas y UNIR: ?Es posible encontrar entre nuestras universidades un conjunto representativo de casos que sintetice los problemas, soluciones y ¨¦xitos del sistema espa?ol de transferencia cient¨ªfica para ayudar a que en el futuro seamos un pa¨ªs que viva de la ciencia? S¨ª, sin duda, y el resultado ha sido tremendamente esperanzador.
Los profesores e investigadores espa?oles crean conocimiento ¨²til para la sociedad en todos los ¨¢mbitos de la investigaci¨®n e interact¨²an con los actores sociales, que pueden utilizarlo mediante muy diversos mecanismos, incluyendo, cuando no hay compa?¨ªas capaces de explotarlo, la creaci¨®n de empresas de base tecnol¨®gica. Eso no significa que todo vaya muy bien: tras la anterior crisis econ¨®mica (la llamada Gran Recesi¨®n), las plantillas de profesores e investigadores quedaron muy reducidas y envejecidas. A ello se sumaron otros aspectos, como la falta de recursos para trabajar y, sobre todo, el aumento de la burocracia, que no han hecho sino dificultar la tarea; a pesar de ello, la base es s¨®lida y, si se recibe el apoyo necesario, podemos decir que hay perspectivas esperanzadoras.
El anhelado y necesario empuje a la inversi¨®n en I+D, que est¨¢ en la base del Pacto por la Ciencia, ha de ir acompa?ado de un cambio metodol¨®gico que fomente y afiance la relaci¨®n entre el sector productivo y las universidades y los organismos de investigaci¨®n. Una de sus claves es la colaboraci¨®n en la generaci¨®n y uso del conocimiento, que debe originar un efecto multiplicador en la transferencia al ¨¢mbito productivo y a la sociedad. No es solo una cuesti¨®n de recursos econ¨®micos, que son imprescindibles, sino de llevar a la pr¨¢ctica los cambios institucionales oportunos para que ¨¦sta sea una relaci¨®n estable y favorable a la consolidaci¨®n de ecosistemas innovadores
Cualquiera de los casos estudiados en el informe ejemplifica la vibrante conexi¨®n ciencia-innovaci¨®n en la que ya est¨¢ inmersa nuestra econom¨ªa, como por ejemplo el Instituto de Magnetismo Aplicado, el Instituto IMDEA Materiales, el Centro de Desarrollo de Sensores, Instrumentaci¨®n y Sistemas, el Centro de Fabricaci¨®n Avanzada Aeron¨¢utica, el Music Technology Group o el Instituto de Investigaci¨®n, Innovaci¨®n y Tecnolog¨ªa Educativas.
La investigaci¨®n nos ha permitido mostrar, a trav¨¦s de los citados centros, varias de las ventajas competitivas de nuestro sistema de investigaci¨®n cient¨ªfica y desarrollo tecnol¨®gico. Perm¨ªtasenos destacar una de ellas en esta ocasi¨®n. Se trata de una especializaci¨®n de car¨¢cter cient¨ªfico sumamente l¨®gica en un pa¨ªs con el tercer patrimonio cultural m¨¢s importante del mundo. Tres de los grupos estudiados desarrollan sus investigaciones en este ¨¢mbito: el Grupo de Gesti¨®n del Patrimonio Cultural de la Complutense, el Grupo de Investigaci¨®n en Patrimonio Construido de la Universidad del Pa¨ªs Vasco y el Instituto de Restauraci¨®n del Patrimonio de la Universidad Polit¨¦cnica de Valencia. Espa?a no s¨®lo tiene un patrimonio cultural impresionante, tambi¨¦n cuenta con una industria asociada al mismo de primer nivel, que son la base de una vida cultural y art¨ªstica y de nuevas oportunidades para diversificar la oferta del sector tur¨ªstico en segmentos de alta calidad. De hecho, ciudades como Madrid, Barcelona, Valencia y Bilbao presentan niveles de empleo asociados a esos sectores a la altura de las grandes capitales culturales europeas. Sin embargo, cuando buceamos en los datos, nos encontramos con una gran diferencia. En Londres o Roma en esas actividades culturales no menos del 3% del empleo hace labores de I+D. Caso extremo el de Par¨ªs, que llega al 10%. Por el contrario, con todo el patrimonio existente, nuestras industrias y Administraciones p¨²blicas dif¨ªcilmente emplean en I+D en este sector a un 1% de media. En ese exiguo 1%, los protagonistas son los citados grupos y otros muchos como ellos repartidos por la geograf¨ªa. Gracias a su trabajo, los ciudadanos consiguen volver a apreciar su patrimonio y gozar de su entorno. Una ciudad como Vitoria, que no estaba entre los destinos del turismo cultural extranjero a?os atr¨¢s, ahora se sit¨²a entre los tres primeros de Espa?a. O Valencia, que, gracias a restauraciones brillantes que han propiciado hallazgos cient¨ªficos de todo orden, ve c¨®mo la vida cotidiana de los barrios se enriquece.
Resulta palmario que la ciencia genera bienestar a la sociedad, pero que ¨¦sta, a trav¨¦s de la pol¨ªtica y la actividad econ¨®mica sigue manteniendo una deuda con la ciencia. Es sencillo: tan s¨®lo hay que poner fuerza en la palanca de la riqueza. Si con poco m¨¢s del 1% del PIB se han conseguido cosas tan admirables ?qu¨¦ no se podr¨¢ conseguir con el ansiado y reclamado 2% en inversi¨®n en I+D? El bienestar es una espiral; si damos m¨¢s a la ciencia, ella lo multiplicar¨¢. Nunca defrauda.
Isabel ?lvarez, Elena Castro-Mart¨ªnez y Santiago M. L¨®pez son los coordinadores del estudio Intercambio y transferencia de conocimientos en entornos cient¨ªficos, publicado por la Fundaci¨®n Alternativas.
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