Sobre planetas vagabundos y visitantes interestelares
Los planetas m¨¢s ligeros pueden ser expulsados de los discos donde nacen, convirti¨¦ndose as¨ª en verdaderos errantes c¨®smicos
No hay imagen m¨¢s evocadora, si hablamos de soledad, que la de un astronauta alej¨¢ndose en la noche cuando se rompe el cord¨®n umbilical que le sujeta a la nave. Estos n¨¢ufragos sin islas, sin Viernes, bengalas o posibilidad de rescate han sido utilizados en el arte para intentar transmitir lo insignificante y sobrecogedor de lo humano en la inmensidad del espacio. David Bowie le cant¨® a su Major Tom, Stanley Kubrick utiliz¨® el instinto de supervivencia de un computador asesino HAL 9000, Alfonso Cuar¨®n sacrific¨® a George Clooney en Gravity y James Gray en Ad Astra dej¨® marchar de ese modo a la quintaesencia del padre ausente. El resultado ya sea por accidente, ya por decisi¨®n propia, siempre es el mismo: perdido el anclaje con la nave el humano se pierde en la oscuridad del espacio.
Los que llamamos planetas flotantes viajan en el espacio del mismo modo. Son mundos sin estrella, vagan libres en la inmensidad y son los verdaderos errantes, los ¨²nicos que, etimol¨®gicamente hablando, hacen honor a su nombre (del lat¨ªn planeta y este del griego plan¨¦tes errante, por el contraste con las estrellas, que se consideraba que estaban fijas). Solo representan una veintena entre los miles de planetas conocidos, pero son piezas clave para entender c¨®mo se construyen los cuerpos peque?os del universo.
En principio estos planetas hu¨¦rfanos pueden formarse aislados, a partir del mismo proceso de coagulaci¨®n de material que construye a sus hermanas mayores las enanas marrones o las estrellas. El ¨²nico problema es que a la gravedad para actuar le gusta que haya masa, cuanta m¨¢s mejor, y estos objetos, con hasta 13 veces la masa de J¨²piter, tienen poca. Por eso consideramos poco probable que las nubes moleculares colapsen para formar cuerpos tan peque?os de manera eficiente. Lo que s¨ª puede ocurrir es que al principio sean peque?os n¨²cleos estelares, pero pr¨®ximos a una estrella muy caliente, como Theta1 Orionis C, que los evapore truncando su crecimiento. El entorno donde nacen determina su futuro, en eso nos parecemos bastante a las estrellas.
Son mundos sin estrella, vagan libres en la inmensidad y son los verdaderos errantes, los ¨²nicos que, etimol¨®gicamente hablando, hacen honor a su nombre
Una v¨ªa alternativa al origen de estos mundos flotantes es que crezcan en discos como el resto de los planetas y que sean posteriormente catapultados al espacio. Hace tiempo que sabemos que los procesos de formaci¨®n de planetas son ca¨®ticos por naturaleza. Como si se tratase de una mesa de billar enorme hundida en el centro y con muchas bolas de diferentes tama?os, los planetas j¨®venes chocan entre s¨ª hasta que adquieren una configuraci¨®n estable alrededor de la estrella. Se estima que 3 de cada cuatro sistemas planetarios que contienen cuerpos gigantes experimentan este tipo de encuentros y es inevitable que estos procesos de dispersi¨®n alteren las ¨®rbitas de los m¨¢s peque?os que a menudo acaban siendo expulsados. Los marcianos o terr¨ªcolas de un Sistema Solar joven ten¨ªan altas probabilidades de salir disparados.
Una fracci¨®n importante del material del disco protoplanetario original se pierde de este modo. Objetos de peque?o tama?o como lunas y asteroides son eyectados de manera rutinaria por sistemas planetarios como el nuestro. Lo hacen durante millones de a?os hasta que se estabilizan, tambi¨¦n cuando una estrella vecina pasa cerca o a medida que la estrella envejece y pierde masa. Todos estos eventos que provocan desequilibrios son inevitables. Deber¨ªa haber millones o incluso miles de millones de estos objetos peque?os flotando libres por cada estrella de nuestra Galaxia. Por eso anticipamos con b¨²squedas activas que asteroides de otros sistemas planetarios pudieran encontrarse con el nuestro (ver por ejemplo Pan-STARRS). En 2017 apareci¨® el primero Oumuamua y en 2019 el segundo 2I/Borisov C/2019 Q4. A Borisov lo hemos podido observar mejor, pero a Oumuamua lo pillamos tarde, cuando ya se iba, y ya sabemos que a pocos datos ganancia de especuladores. Por eso y porque somos humanos quienes hacemos la ciencia, con nuestras virtudes y defectos, Oumuamua se ha hecho tristemente tan famoso.
En cuanto a los planetas, se espera que sean liberados por estos mecanismos los cuerpos m¨¢s ligeros como Marte y la Tierra. Convertidos en vagabundos solitarios, estos renegados rebeldes, los Rey y Han Solo de nuestra galaxia apenas emiten luz, ni siquiera en el infrarrojo. Tampoco pueden reflejar la de su estrella porque no tienen ninguna. ?C¨®mo los vemos entonces? Estos mundos casi invisibles se pueden detectar por eventos de lentes gravitatorias, por deformaci¨®n del espacio-tiempo, pero eso ya es tema para otro d¨ªa.
Hoy nos quedamos con que es muy probable que incluso nuestro Sistema Solar haya expulsado a uno o varios planetas ligeros en sus primeras etapas y que existe una probabilidad no despreciable que tengamos un hermano planeta hu¨¦rfano vagando solo en la inmensidad del espacio desde hace miles de millones de a?os. Ojal¨¢ se haya encontrado ya con el Major Tom.
Eva Villaver es investigadora del Centro de Astrobiolog¨ªa, dependiente del Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas y del Instituto Nacional de T¨¦cnica Aeroespacial (CAB/CSIC-INTA).
Vac¨ªo C¨®smico es una secci¨®n en la que se presenta nuestro conocimiento sobre el universo de una forma cualitativa y cuantitativa. Se pretende explicar la importancia de entender el cosmos no solo desde el punto de vista cient¨ªfico sino tambi¨¦n filos¨®fico, social y econ¨®mico. El nombre ¡°vac¨ªo c¨®smico¡± hace referencia al hecho de que el universo es y est¨¢, en su mayor parte, vac¨ªo, con menos de 1 ¨¢tomo por metro c¨²bico, a pesar de que en nuestro entorno, parad¨®jicamente, hay quintillones de ¨¢tomos por metro c¨²bico, lo que invita a una reflexi¨®n sobre nuestra existencia y la presencia de vida en el universo. La secci¨®n la integran Pablo G. P¨¦rez Gonz¨¢lez, investigador del Centro de Astrobiolog¨ªa; Patricia S¨¢nchez Bl¨¢zquez, profesora titular en la Universidad Complutense de Madrid (UCM); y Eva Villaver, investigadora del Centro de Astrobiolog¨ªa.
Puedes seguir a MATERIA en Facebook, Twitter, Instagram o suscribirte aqu¨ª a nuestra newsletter
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.