El enigma de los tiburones que aparecen ¡®apu?alados¡¯ por peces espada
Un escualo hallado muerto la pasada semana cerca de Benidorm ten¨ªa una herida compatible con el ataque de la nariz puntiaguda de uno de ellos, un fen¨®meno cada vez m¨¢s com¨²n y que los cient¨ªficos no saben explicar
La pasada semana, la presencia de un ejemplar de tintorera oblig¨® a desalojar una playa en Benidorm. Este ejemplar de tibur¨®n, de unos dos metros y 60 kilos, se desorient¨® y acab¨® en una zona llena de ba?istas. Un equipo de rescate del Oceanogr¨¤fic de Valencia consigui¨® capturarlo y, tras unas pruebas, comprob¨® que ten¨ªa un buen estado de salud y lo devolv...
La pasada semana, la presencia de un ejemplar de tintorera oblig¨® a desalojar una playa en Benidorm. Este ejemplar de tibur¨®n, de unos dos metros y 60 kilos, se desorient¨® y acab¨® en una zona llena de ba?istas. Un equipo de rescate del Oceanogr¨¤fic de Valencia consigui¨® capturarlo y, tras unas pruebas, comprob¨® que ten¨ªa un buen estado de salud y lo devolvi¨® al mar. El s¨¢bado, ese mismo ejemplar fue localizado en el municipio de El Campello, 30 kil¨®metros al sur. Al d¨ªa siguiente, se encontr¨® su cuerpo sin vida en esa localidad. La causa de la muerte parece ser una peque?a herida bajo el p¨¢rpado del animal, que ya pod¨ªa observarse en algunos v¨ªdeos grabados el jueves por el Servicio Mar¨ªtimo de la Polic¨ªa Local y que es compatible con el ataque de un pez espada. Este tipo de agresiones eran un completo misterio para los cient¨ªficos hasta hace poco, pero una serie de casos recientes ha redirigido las investigaciones hacia las relaciones entre estos animales.
El primer caso de tibur¨®n muerto por el ataque de un pez espada del que se tiene constancia cient¨ªfica ocurri¨® en Valencia en 2016. El ejemplar fue encontrado agonizando en una playa cercana. Las pruebas posteriores detectaron un fragmento de espada de 18 cent¨ªmetros incrustado en su cerebro. ¡°La espada atravesaba completamente y part¨ªa en dos el cerebro del tibur¨®n¡±, explica por tel¨¦fono Jaime Penad¨¦s, investigador de la Unidad de Zoolog¨ªa Marina de la Universidad de Valencia, autor de aquel estudio y encargado de la necropsia del ejemplar de Benidorm. ¡°Nosotros alucinamos en su momento. No esper¨¢bamos encontrar nada as¨ª¡±, comenta. Ese primer art¨ªculo fue una llamada de atenci¨®n a la comunidad cient¨ªfica para comprobar si hab¨ªa m¨¢s indicios de este tipo de ataques. Desde entonces, se han publicado art¨ªculos similares desde Italia y Libia.
Para junio de 2019, el grupo de Penad¨¦s hab¨ªa conseguido documentar otras cinco agresiones, aunque desde entonces han encontrado nuevos casos, que publicar¨¢n pr¨®ximamente. En todos ellos, las estocadas siguen un mismo patr¨®n. ¡°Los ataques son a la cabeza, por lo que hay una intencionalidad por parte del pez espada. No es un ataque fortuito. Adem¨¢s es muy certero porque va a los ojos o al cerebro, que son estructuras vitales¡±, asegura Penad¨¦s. Debido a los pocos datos disponibles, resulta complejo saber si los ataques a otras zonas del cuerpo tambi¨¦n son habituales. Del mismo modo, los investigadores desconocen si se trata de una agresi¨®n proactiva de los peces espada o en defensa propia, aunque Penad¨¦s sospecha que, debido al menor tama?o de estos, es probable que busquen defenderse.
El principal escollo para encontrar m¨¢s muestras de estos ataques es que los tiburones no flotan. ¡°Es muy dif¨ªcil que un tibur¨®n acabe varado. Con los delfines es m¨¢s f¨¢cil porque flotan, pero los tiburones normalmente se hunden¡±, dice Penad¨¦s. Adem¨¢s, estos enfrentamientos ocurren a bajas profundidades, lo que dificulta m¨¢s su estudio. A eso, hay que sumar que las pruebas necesarias para detectar estos fragmentos no se hacen de forma rutinaria. ¡°Normalmente, en una necropsia se saca l¨ªquido encefalorraqu¨ªdeo, pero no se abre el cr¨¢neo ni se hace una disecci¨®n completa¡±, asegura el experto.
Por fortuna para los investigadores, la Red de Varamientos de la Comunidad Valenciana tiene registros de los espec¨ªmenes encontrados en las aguas de esta comunidad, lo que les permiti¨® repasar las condiciones en las que hab¨ªan llegado algunos ejemplares. ¡°Ahora hemos podido mirar hacia atr¨¢s y ver algunos tiburones que ten¨ªan heridas similares que no sab¨ªamos de qu¨¦ eran¡±, cuenta. Con la ayuda de la Fundaci¨®n Oceanogr¨¤fic consiguieron realizar varios TAC y Rayos X. ¡°Descubrimos un tibur¨®n que ten¨ªa un trozo de espada ya cicatrizado dentro del cr¨¢neo. Era un animal que hab¨ªa sobrevivido al ataque de un pez espada¡±, dice Penad¨¦s.
La explicaci¨®n a por qu¨¦ se est¨¢n detectando m¨¢s este tipo de ataques podr¨ªa ser muy simple. ¡°Hasta ahora nadie se hab¨ªa puesto a mirar eso¡±, asegura el experto. Podr¨ªa haber una causa que los provocara, opina, como el calentamiento global, que podr¨ªa tener alguna influencia, pero admite que actualmente no tienen datos para certificarlo. ¡°A d¨ªa de hoy todos nos lanzamos muy r¨¢pido a hablar del cambio clim¨¢tico, que es cierto que es una realidad. Pero en este caso creo que es m¨¢s algo que no ten¨ªamos en cuenta, que ni siquiera est¨¢bamos revisando¡±, argumenta.
La ciencia hab¨ªa registrado numerosos casos de tortugas, ballenas o peque?os barcos empalados por peces espada. Incluso se han hallado puntas clavadas en una especie de flotadores utilizados en minas antisubmarinas muy populares durante la Segunda Guerra Mundial. Pero los enfrentamientos entre peces espada y tiburones solo aparec¨ªan en algunos libros, en historias de algunos pescadores. ¡°Ese conocimiento m¨¢s tradicional nos indica que los pescadores ya hab¨ªan encontrado alg¨²n tibur¨®n que ten¨ªa una espada metida en la cabeza. Los cient¨ªficos vamos muy por detr¨¢s de lo que es el conocimiento popular y a veces tenemos que acercarnos a los pescadores¡±, reconoce el investigador.
Sin embargo, ?lex Bartol¨ª, bi¨®logo de la organizaci¨®n para la conservaci¨®n de la biodiversidad marina SUBMON, rechaza este argumento. En su opini¨®n, estos ataques son fortuitos y se producir¨ªan al cazar. ¡°Dentro de los bancos de peces, todos los depredadores est¨¢n intentando atrapar lo que pueden. Los peces espada van moviendo la espada para golpear a los peces peque?os y, una vez quedan aturdidos, se los comen. En esta vor¨¢gine, los depredadores pasan a gran velocidad y creo que se producen colisiones¡±, asegura. Seg¨²n Bartol¨ª, estos animales no pelean por un mismo h¨¢bitat, ya que son especies migratorias; no lo hacen para defender a las cr¨ªas, pues se desentienden de ellas una vez ponen los huevos; y tampoco le ve sentido un ataque para alimentarse. ¡°La energ¨ªa que requiere un ataque de tibur¨®n contra un animal grande no compensa¡±, comenta. Aun as¨ª, admite que puede estar equivocado, ya que la muestra de casos todav¨ªa es peque?a. ¡°Creo que es una hip¨®tesis que queda abierta y a partir de aqu¨ª habr¨¢ que contrastar evidencias, pero hasta que no haya m¨¢s casos, me cuesta imaginar una pelea entre una tintorera y un pez espada¡±, dice el bi¨®logo. La duda, pues, sigue abierta.
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