Viaje rel¨¢mpago de Madrid a Benidorm con el bus playero de los latinos
Para disfrutar la playa sin gastar mucho, inmigrantes latinoamericanos organizan viajes de ida y vuelta en un solo d¨ªa
Cada ma?ana, la playa de Poniente de Benidorm es testigo de una carrera de veraneantes que compiten por plantar su sombrilla en primera l¨ªnea. Este s¨¢bado, como muchas otras veces, los ganadores son los excursionistas del Bus Playero Viajero de Miluzka Arias. Partieron de Madrid a medianoche y han entrado en el municipio alicantino a las 6.30, todav¨ªa con noche cerrada. El flop, flop, flop de sus chancletas rompe el silencio de la Avenida Rei Jaume I, la que baja hasta el paseo mar¨ªtimo. Cargan neveras, sombrillas, coches de beb¨¦ y peque?os altavoces para escuchar cumbia y vallenato. Apenas nadie ha podido pegar ojo. Muchos vienen de empalmada tras su jornada en la hosteler¨ªa, la obra o al cuidado de ni?os y personas mayores. Pero da igual, el premio lo tienen ya delante. Una playa para ellos solos al amanecer.
La boliviana Teodora Rojas, de 53 a?os, llevaba sin ir a la playa desde 2012. ¡°Es hermoso, pero tengo la cabeza as¨ª de dolor porque no he podido dormir nada¡±, dice con el m¨®vil en la mano tras tomar una foto antes de bajar las escaleras y pisar la arena. La acompa?an un par de amigas peruanas que la convencieron para venir porque ve¨ªan que estaba pasando todo el verano deprimida en Madrid. Desde que se independizaron sus dos hijos Teodora pasa mucho tiempo sola. Sus d¨ªas se le van entre su trabajo como cuidadora de mayores y la atenci¨®n a sus plantitas en su pisito en el este de la capital.
Las dos amigas de origen peruano que la acompa?an, Ynes Arce y Elizabeth Salvador, tienen mucha m¨¢s experiencia como viajeras. Cada fin de semana de verano repasan en p¨¢ginas de Facebook y grupos de WhatsApp las opciones para huir a la costa en buses como el de Miluzka, que hacen viajes rel¨¢mpago de ida y vuelta en el mismo d¨ªa. Este les ha salido por 35 euros. Miluzka les da 10 horas para disfrutar de Benidorm con libertad. Al bajar del autocar les ha recordado que el regreso ser¨¢ a las 17.30 h en el mismo punto.
¡°Con Miluzka se pasa bien porque hacemos grupos; a veces cantamos o bailamos, te unes en el lugar donde est¨¢s y lo pasas bastante bien y entonces por eso se repite¡±, cuenta Arce, de 63 a?os. Ella destina sus ahorros a viajar. Como cuidadora gana al mes 850 euros limpios, que suplementa con lo que recibe como profesora particular de matem¨¢ticas. Muchos como ella hacen lo que sea por escapar de Madrid.
¡°A veces no encontramos cupo porque hay tanta gente que tienes que reservar anticipadamente¡±, dice Arce.
Con 40 grados en Madrid, este ¨²ltimo ha sido uno de esos fines de semana. Miluzka ha llenado f¨¢cilmente las 50 plazas del autocar que ha alquilado a la empresa T-Bus, de Juan Aguilar, madrile?o de origen. Para hacer negocio, ella necesita al menos 40 pasajeros. Durante la semana, ella mueve el mensaje en redes de manera insistente: ¡°Hola amig@s del bus playero viajero. Les recordamos que tenemos muy pocas plazas disponibles¡±, escribe junto al listado de destinos para los pr¨®ximos mi¨¦rcoles, s¨¢bados y domingos: Cullera, Gand¨ªa, Benidorm... En los mensajes explica por qu¨¦ viaja los mi¨¦rcoles: ¡°Siempre pensando en ustedes, las personas que libran los d¨ªas de semana¡±.
No paran durante el a?o. Cuando acaba el verano, Miluzka cambia playa por monta?a y nieve. As¨ª, muchos inmigrantes residentes en Madrid han podido conocer su pa¨ªs de acogida. ¡°El bus que recorre las hermosas ciudades de Espa?a¡±, es uno de sus esl¨®ganes. Miluzka naci¨® hace 41 a?os en Per¨² y lleva 20 organizando estas excursiones. Ella y su exmarido acababan de llegar a Madrid y se inspiraron en los ¡°buses viajeros parranderos¡±, un cl¨¢sico de Lima, seg¨²n cuenta. Quitaron el ¡°parrandero¡± porque el suyo es un bus familiar. Otros organizadores quiz¨¢s son m¨¢s permisivos con la m¨²sica o la bebida, pero ella tiene sus reglas para crear un ambiente tranquilo y respetuoso. En su autocar viajan muchas familias con ni?os y tambi¨¦n mujeres mayores. Casi todos son de origen latinoamericano.
Cuando ellos empezaron, eran los ¨²nicos que hac¨ªan estos viajes baratos de un d¨ªa a la costa, seg¨²n narra Miluzka. Hubo un momento en torno al 2012 en que el negocio creci¨® tanto que fletaban cinco buses por noche. Pero su ¨¦xito llam¨® la atenci¨®n de otros inmigrantes que le han hecho la competencia. Se nota la popularidad de estos viajes durante el recorrido nocturno del bus, recogiendo pasajeros por las distintas paradas antes de abandonar Madrid. En Ciudad Lineal, Avenida de Am¨¦rica y Atocha otros se acercan al bus para preguntar si es el suyo.
-?Este es el de Vicente?
-Nooo, nosotros somos el Bus Playero Viajero.
Un joven se aproxima con un prop¨®sito distinto: ¡°?T¨² viajas a menudo a la playa?¡±, pregunta al periodista. Busca robarle la clientela a Miluzka. Hay una lucha feroz por este mercado, pero los m¨¢rgenes son m¨ªnimos. Miluzka a veces viaja a p¨¦rdida, con el autocar medio vac¨ªo. ¡°Yo he tenido que poner de mi bolsillo, porque no puedo perder a mis clientes. Es una inversi¨®n¡±. A Miluzka la acompa?an casi siempre sus tres hijos, Andrea, de 14; Eros, de 13 y Florentina Miluzka, de 2. Tambi¨¦n va con ella su actual pareja, Mario Baltodano.
Gracias al Bus Playero Viajero, Miluzka ha podido conseguir su otro ¡°beb¨¦¡±, la cafeter¨ªa DisFruta, un peque?o negocio de jugos y sandwiches junto a la calle Alcal¨¢, en el barrio de Pueblo Nuevo.
En el descanso a medio camino de la playa, en el Parador Moya, uno puede hacerse una idea de lo que mueve este mercado. Hay una decena de autobuses aparcados y cientos de pasajeros de origen latinoamericano que se han bajado para ir al aseo o comprar un refrigerio. El due?o, Jos¨¦ Mar¨ªa Moya, dice que en una madrugada de verano llegan a parar en su bar una treintena de ¡°autobuses latinos¡± procedentes de Madrid. Han sido un auxilio mientras se encuentran suspendidos los viajes de la tercera edad.
¡°Esto es como un Imserso, pero de gente latina¡±, dice el camarero Marcelino Poveda.
Parte del tr¨¢fico intenso de este verano se explica porque el a?o pasado apenas hubo viajes playeros en bus debido a las dificultades justo tras lo peor de la pandemia y al miedo a los contagios. Por fin, muchos madrile?os humildes han vuelto a darse un remoj¨®n.
La empresa due?a de los autocares, T-Bus, ha visto desde hace 10 a?os c¨®mo ha crecido el negocio de los viajes playeros de un d¨ªa. A ellos les alquilan buses organizadores de viajes de origen peruano, ecuatoriano y filipinos, que por lo general atraen a pasajeros de su misma comunidad. ¡°Cada vez hay m¨¢s inmigrantes en Madrid y muchos no pueden cogerse una semana o quince d¨ªas de vacaciones¡±, dice el due?o, Aguilar, ¡°as¨ª que esta es una forma asequible de irse a la playa. Estos colectivos se organizan muy bien y re¨²nen a mucha gente¡±.
Los padres de Aguilar eran espa?oles que emigraron a Suiza, donde trabajaron en la hosteler¨ªa. ¡°Me han contado c¨®mo ellos se organizaban tambi¨¦n para hacer actividades de ocio con otros espa?oles¡±, cuenta ¨¦l.
La jornada en Benidorm se pasa volando. Un par de horas despu¨¦s del desembarco del Bus Playero apenas hay hueco para sombrillas. El p¨²blico en la playa de Poniente es predominantemente espa?ol de origen. Muchos son veraneantes que llevan toda la vida viniendo a esta playa. Pero los latinos est¨¢n cambiando poco a poco la cara de esta playa, como en tantos otros ¨¢mbitos de la econom¨ªa m¨¢s asequible. Se ve en el Metro de Madrid, las piscinas municipales o las escuelas p¨²blicas.
A la hora de comer, los pasajeros del bus de Miluzka que no han tra¨ªdo su propia comida buscan opciones baratas por los comercios del paseo mar¨ªtimo de Benidorm: un pollo asado, el Burger King o un men¨² por 11 euros.
Para algunos esta ser¨¢ la primera y ¨²ltima vez que vienen a la playa este verano. Jaime Espinoza, de 42 a?os, llevaba cinco sin salir de Madrid. Cada verano le pasa lo mismo. O no hay tiempo o no hay dinero. Este a?o el problema ha sido lo segundo. Est¨¢ en paro desde mayo, cuando perdi¨® su trabajo como mozo de almac¨¦n, y no puede permitirse muchos lujos. Gracias al bus barato, ha podido escaparse por un d¨ªa a Benidorm, una playa que le trae buenos recuerdos.
Hace 21 a?os trabaj¨® en este municipio, poniendo baldosas en el parque de atracciones Terra M¨ªtica, antes de su estreno. De noche, sal¨ªa de marcha por las discotecas del paseo mar¨ªtimo. Se acuerda de los nombres y las se?ala desde su puesto en la arena: ¡°Ah¨ª est¨¢ la discoteca Alone, m¨¢s arriba est¨¢ el Picasso, a la derecha est¨¢ la Ku y m¨¢s arriba discotecas grandes... Sal¨ªamos de trabajar y nos ¨ªbamos todos juntos; con coche y con dinero. El pescado estaba servido¡±. Ha llovido mucho. Le pagaban en pesetas. Aquello fue durante el boom de la construcci¨®n. Ahora todo ha bajado y los ¨²ltimos a?os han sido duros.
A la boliviana Rojas la playa le ha cambiado el rostro. La ocasi¨®n anterior, hace nueve a?os, fue un viaje en coche a la playa de Alicante, cuando a¨²n no hab¨ªa roto con su marido. Meterse de nuevo en el agua es una alegr¨ªa. ¡°Estaba con tanta tristeza en casa que no sal¨ªa. Una pierde la ilusi¨®n de salir adelante. Me vi como si quisiera ya dormir para siempre porque la verdad es triste cuando una est¨¢ sola y no tiene a su familia¡±, dice mientras se zambulle. ¡°No nos saldr¨¢ por aqu¨ª un tibur¨®n, ?no?¡±, dice medio en broma, cambiando de tema. Hace dos d¨ªas las televisiones hablaban de que hab¨ªa aparecido uno en esta playa, inofensivo para los humanos.
A media tarde, los excursionistas de Miluzka son los primeros en recoger sus cosas. La organizadora debe llegar a Madrid a medianoche, a tiempo para la excursi¨®n del domingo. Se bajar¨¢ de este bus para montarse en otro, sin pausa. Tendr¨¢ un nuevo destino, Oropesa del Mar, y nuevos pasajeros, salvo dos viajeras que hacen el trasbordo.
Son Rosa Osorio, de 60 a?os, y su hija. Rosa tiene que aprovechar que tiene todo el fin de semana libre. Trabaja de interna en un chal¨¦ de Conde de Orgaz. ¡°Yo le digo, ?sabe qu¨¦? Me voy el viernes a la playa y yo cumplo con todas mis obligaciones y me dan permiso¡±. Por 70 euros habr¨¢ disfrutado de un fin de semana completo de playa.
No parece cansada a pesar del paliz¨®n. Tampoco Miluzka, que ya tendr¨¢ el lunes para reposar sobre una cama. ¡°Luego se la pasar¨¢ durmiendo como una osa¡±, bromea su hija mayor.
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