Los huesos de fallecidos por la erupci¨®n del Vesubio cuentan lo que com¨ªan los antiguos romanos
El estudio de su col¨¢geno muestra que la dieta era diferente para hombres y mujeres, que inger¨ªan m¨¢s carne, leche y verduras
La erupci¨®n del Vesubio en el 79 de esta era fue tan explosiva que atrap¨® a muchos de los habitantes de Pompeya y Herculano en sus casas, y murieron calcinados o enterrados en la ceniza volc¨¢nica. Ahora, el estudio de los huesos de una veintena de ellos ha desvelado lo que com¨ªan los antiguos romanos. M¨¢s all¨¢ de la relevancia del aceite, el vino y las aceitunas, han confirmado la gran importancia del pescado en su dieta. Eso s¨ª, sobre todo para ellos: las mujeres inger¨ªan m¨¢s carne, leche y verduras.
Buena parte de la dieta mediterr¨¢nea actual viene de la ¨¦poca romana, pero los detalles de lo que com¨ªan entonces aparecen atestiguados en los escritos romanos, mosaicos y poco m¨¢s. Ahora surgen evidencias directas gracias al an¨¢lisis de los huesos. Desde hace unos a?os se estudia el col¨¢geno que queda en los restos ¨®seos humanos para medir la presencia de carbono y nitr¨®geno, la base de toda la materia viva. Las variaciones isot¨®picas en ambos elementos permiten saber el origen animal o vegetal de uno y otro (los is¨®topos son ¨¢tomos de un mismo elemento qu¨ªmico pero con distintos n¨²meros de neutrones). Aunque el paso del tiempo, las causas de la muerte o la contaminaci¨®n en el enterramiento pueden invalidar los resultados del an¨¢lisis isot¨®pico, en esta ocasi¨®n la ceniza volc¨¢nica ha preservado todos los detalles de la dieta de los antiguos romanos que quedaron atrapados en ella.
Al analizar el col¨¢geno de sus costillas y los huesos tarsianos de varios habitantes de Herculano, ciudad m¨¢s cercana al Vesubio que Pompeya, un grupo de investigadores ha podido estimar la aportaci¨®n de los distintos alimentos a la dieta de entonces. Lo primero que han visto es que era muy variada, como la actual mediterr¨¢nea. Tambi¨¦n han comprobado que las prote¨ªnas de origen animal (desde carne a leche) y las de los cereales ten¨ªan un mayor peso relativo.
Los hombres de Herculano com¨ªan un 50% m¨¢s de pescado que las mujeres
La principal autora del estudio, la investigadora de las universidades de York (Reino Unido) y Roma Silvia Soncin, destaca el mayor hallazgo que han realizado: ¡°Hemos visto que los hombres de Herculano obten¨ªan hasta un 50% m¨¢s de sus prote¨ªnas de pescados y marisco que las mujeres. Adem¨¢s, tambi¨¦n ten¨ªan una proporci¨®n ligeramente mayor de prote¨ªnas procedentes de cereales. Mientras, la mayor¨ªa de las que consegu¨ªan las mujeres ven¨ªan de productos animales y vegetales y frutas producidas localmente¡±.
Para Soncin estas diferencias de g¨¦nero en la dieta podr¨ªan deberse a distintas razones. ¡°Creemos que los hombres ten¨ªan mayores posibilidades de acceder al pescado. Esto podr¨ªa deberse a que ten¨ªan m¨¢s probabilidades de participar directamente en actividades pesqueras y mar¨ªtimas, generalmente ocupaban posiciones m¨¢s privilegiadas en la sociedad y [los esclavos] eran liberados de la esclavitud a una edad m¨¢s temprana (aproximadamente 30 a?os), lo que proporciona un mayor acceso a productos costosos, como el pescado fresco. Las mujeres, cuando eran esclavas, eran liberadas m¨¢s tarde (alrededor de los 40 a?os), si es que lo hac¨ªan¡±.
Este trabajo, publicado en la revista cient¨ªfica Science Advances, tambi¨¦n permite comparar la dieta de los antiguos romanos con la actual mediterr¨¢nea. ¡°Hemos comprobado que, proporcionalmente, se consum¨ªa mucho m¨¢s pescado y mariscos en Herculano si la comparamos con las poblaciones mediterr¨¢neas del siglo XX, aunque la cantidad de cereales y productos animales era similar¡±, detalla Soncin en un correo.
Queda una cuesti¨®n por despejar: ?Com¨ªan en el resto del imperio lo mismo que en Herculano? Esta era una peque?a ciudad costera del sur, que no deb¨ªa tener mucho que ver con Augusta Emerita (M¨¦rida), ubicada en el interior de Hispania, lo que la alejaba de la disponibilidad de pescado fresco. Pero otras muchas ciudades y colonias romanas s¨ª estaban en la costa, empezando por la propia Roma.
¡°En esta fase no podemos decirlo. Ciertamente, la bah¨ªa de N¨¢poles [donde estaban Herculano y Pompeya] fue un contexto particularmente afortunado del Imperio Romano, ya que fue central en su red de producci¨®n y comercio. Nos gustar¨ªa aplicar el mismo enfoque a otras comunidades romanas alrededor del Imperio en un futuro y ver si la dieta romana era realmente tan homog¨¦nea como se pensaba (es decir, muchos cereales, verduras, frutas, legumbres y solo una peque?a cantidad de animales productos y pescado) o si existen diferencias que puedan ser indicativas de su papel econ¨®mico y pol¨ªtico en el Imperio, pero tambi¨¦n de su geograf¨ªa y cultura locales¡±, concluye Soncin.
M¨¢s all¨¢ de lo que com¨ªan los romanos, el catedr¨¢tico de la Universidad de Lleida Jordi Voltas destaca la otra gran aportaci¨®n de esta investigaci¨®n, que no es otra que la propia t¨¦cnica utilizada. Hasta ahora el estudio de los is¨®topos de carbono y nitr¨®geno se hac¨ªa a escala de prote¨ªna, del col¨¢geno. Ahora han logrado bajar hasta los amino¨¢cidos que conforman cada una de estas prote¨ªnas. ¡°Esto supone una importante mejora en la fiabilidad de las estimaciones de la contribuci¨®n a la dieta de los tres grandes grupos de alimentos en humanos, cereales, prote¨ªna animal terrestre y prote¨ªna marina¡±. Para Voltas, coautor de un estudio similar sobre la dieta de los ¨ªberos de la cultura de El Argar, ¡°la posibilidad de aplicar esta aproximaci¨®n experimental a otros contextos y ¨¦pocas vaticina un fuerte avance en el conocimiento de las paleodietas y su evoluci¨®n en el tiempo y el espacio¡±.
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