?Tienen efecto real las dietas en un envejecimiento m¨¢s saludable?
Los estudios han mostrado que la restricci¨®n cal¨®rica puede mejorar algunas de las enfermedades relacionadas con el envejecimiento, pero no se han podido evaluar los efectos de estas dietas a largo plazo
Uno de los prop¨®sitos m¨¢s habituales, cada vez que llega un nuevo a?o, es adelgazar o comer de forma m¨¢s saludable, lo que en la mayor¨ªa de los casos implica someternos a una dieta m¨¢s o menos estricta. Estos cambios en la alimentaci¨®n se utilizan habitualmente como herramienta para mejorar el aspecto f¨ªsico. Sin embargo, como bien muestra la historia, el aspecto f¨ªsico y las dietas est¨¢n determinadas por la cultura de cada ¨¦poca, del est¨¢ndar de belleza establecido por Rubens con personas rechonchas a la extrema delgadez de algunas modelos de las actuales redes sociales, sin ser estos un refl...
Uno de los prop¨®sitos m¨¢s habituales, cada vez que llega un nuevo a?o, es adelgazar o comer de forma m¨¢s saludable, lo que en la mayor¨ªa de los casos implica someternos a una dieta m¨¢s o menos estricta. Estos cambios en la alimentaci¨®n se utilizan habitualmente como herramienta para mejorar el aspecto f¨ªsico. Sin embargo, como bien muestra la historia, el aspecto f¨ªsico y las dietas est¨¢n determinadas por la cultura de cada ¨¦poca, del est¨¢ndar de belleza establecido por Rubens con personas rechonchas a la extrema delgadez de algunas modelos de las actuales redes sociales, sin ser estos un reflejo de la salud ideal. Numerosos estudios cient¨ªficos reflejan que los cambios en los h¨¢bitos alimentarios son una herramienta terap¨¦utica. En los ¨²ltimos a?os, se han estudiado particularmente aquellas dietas que reducen la ingesta de calor¨ªas o que disminuyen temporalmente el consumo de alimentos. Algo que no es nuevo para la humanidad, ya que muchas culturas establecen periodos de ayuno, si bien, por motivos distintos.
Los beneficios producidos al disminuir las calor¨ªas que ingerimos se fundamentan en la activaci¨®n del proceso de reciclado celular, conocido como autofagia, cuya funci¨®n principal es eliminar los componentes da?ados de nuestras c¨¦lulas para mantenerlas sanas. Esto ser¨ªa algo parecido a los servicios de recogida de basura o de reciclaje que se encargan de retirar los residuos que producimos. Cuando los servicios funcionan bien, la ciudad est¨¢ limpia. Si los servicios dejan de funcionar, la basura se acumula y nuestra calidad de vida disminuye. Pues esto es la autofagia, el servicio de recogida de basura y reciclaje de nuestro cuerpo. La importancia de la autofagia para nuestra salud es tal que el premio Nobel de Medicina en 2016 fue otorgado a uno sus descubridores, el japon¨¦s Yoshinori Ohsumi. Muchos otros grupos han demostrado que, cuando enfermamos o cuando envejecemos, se acumulan compuestos perjudiciales que impiden el correcto funcionamiento de nuestro cuerpo. Incrementar la autofagia ayuda a eliminar estos componentes da?ados y restablece el buen funcionamiento del organismo.
Numerosos equipos de investigaci¨®n est¨¢n buscando estrategias para activar la autofagia y as¨ª ayudar a la eliminaci¨®n de productos perjudiciales. Hoy en d¨ªa, la restricci¨®n cal¨®rica, es decir, disminuir la cantidad de calor¨ªas que ingerimos, es la herramienta conocida m¨¢s eficaz. De hecho, se ha demostrado que la restricci¨®n cal¨®rica mejora la salud durante el envejecimiento, estimulando el reciclaje celular, aunque los estudios son principalmente en modelos animales de investigaci¨®n. Estos animales residen en un entorno protegido cuya alimentaci¨®n est¨¢ controlada, y, adem¨¢s, de manera opuesta a lo que sucede en la naturaleza, tienen disponibilidad de los alimentos en todo momento. Estas circunstancias distan bastante de las condiciones en las que vivimos las personas.
Los estudios realizados en humanos, denominados ensayos cl¨ªnicos, han mostrado que la restricci¨®n cal¨®rica puede mejorar algunas de las enfermedades relacionadas con el envejecimiento, principalmente cardiovasculares. Sin embargo, no se han podido evaluar los efectos de estas dietas a largo plazo, puesto que resulta extremadamente dif¨ªcil establecer estos cambios alimentarios como rutina. Para que nos hagamos una idea, en los pa¨ªses occidentales consumimos algo m¨¢s de 3.000 kilocalor¨ªas al d¨ªa por persona. Seguir estas dietas implica reducir casi 1.000 kilocalor¨ªas al d¨ªa, que ser¨ªa como eliminar una comida entera de nuestra rutina, o reducir nuestro plato de lentejas a la mitad. Este tipo de restricciones pueden ocasionar problemas psicol¨®gicos o el conocido efecto ¡°rebote¡± cuando termina la dieta. Adem¨¢s, hay que a?adir factores que nada tienen que ver con las calor¨ªas como es la importancia que otorgamos a la comida como herramienta social, para celebraciones, para establecer nuevos v¨ªnculos... No obstante, en los ¨²ltimos a?os, se han realizado diversos estudios de este tipo. El m¨¢s importante, denominado CALERIE, realizado por un consorcio de universidades estadounidenses, implement¨® una disminuci¨®n del 30% de las calor¨ªas diarias, manteniendo a los participantes con estas restricciones de unos pocos meses hasta dos a?os. Los resultados obtenidos denotaron una mejor¨ªa en la salud de los participantes, principalmente los marcadores metab¨®licos, es decir, reducci¨®n de peso, mejora de la respuesta al az¨²car, disminuci¨®n de la tensi¨®n arterial... Incluso, algunos pacientes mejoraron en aspectos que en un principio parece que poco tiene que ver con las dietas como la memoria. Hay que resaltar que estos ensayos cl¨ªnicos requieren un elevado apoyo psicol¨®gico profesional durante su duraci¨®n. Seguir este tipo de dieta sin la ayuda de personal cualificado (cient¨ªficos, m¨¦dicos, psic¨®logos y enfermeras) es muy complicado. Esto ocasiona un elevado coste y hace casi imposible su aplicaci¨®n a la poblaci¨®n general, al menos de momento. El ensayo cl¨ªnico m¨¢s importante que se est¨¢ realizando en la actualidad, CALERIE 210, solo reduce las calor¨ªas de los participantes un 12%, y su duraci¨®n es de dos a?os. Los principales resultados que se han publicado hasta el momento indican mejoras en el sistema cardiovascular, sin mostrar un impacto negativo en el humor de los participantes.
Los resultados obtenidos hasta el momento son muy prometedores, pero el componente psicol¨®gico y social es muy importante a la hora de su aplicaci¨®n. Para facilitar estos cambios alimentarios, se han creado estrategias nuevas: los dos m¨¢s famoso son el ayuno intermitente, que consiste en saltarte las comidas de un d¨ªa; y realizar solo dos comidas al d¨ªa (desayuno y cena, ?adi¨®s a las tapas!), separadas por grandes periodos de ayuno, pero manteniendo las mismas calor¨ªas, que es la diferencia m¨¢s importante respecto al ayuno intermitente. El efecto de ambas dietas, al igual que el de la restricci¨®n cal¨®rica, es el mismo: los largos periodos de ayuno incrementan la autofagia, lo cual ayuda a eliminar los desechos que se van acumulando en el d¨ªa a d¨ªa. Es decir, el ayuno ser¨ªa como la llamada para que el turno de limpieza empiece a trabajar. Pese a los prometedores resultados obtenidos en modelos de investigaci¨®n, no existen en la actualidad estudios cl¨ªnicos que demuestren que estas nuevas estrategias disminuyan las huellas del envejecimiento. La ¨²nica referencia de sus beneficios a largo plazo es la de los habitantes de una isla de Jap¨®n, Okinawa, que mantienen este r¨¦gimen de manera tradicional. Cuando se los compar¨® con el resto de Jap¨®n, se observ¨® que los habitantes de la peque?a isla mostraban tasas mucho m¨¢s bajas de enfermedades relacionadas con la edad, como c¨¢ncer, enfermedades cardiovasculares y diabetes. Adem¨¢s, Okinawa es el lugar del mundo donde m¨¢s centenarios hay.
Aunque los resultados en modelos de investigaci¨®n muestran un efecto beneficioso de estas dietas sobre el envejecimiento, queda mucho que explorar. Se necesitan m¨¢s estudios cl¨ªnicos a largo plazo para confirmar beneficios durante el envejecimiento, m¨¢s a¨²n teniendo en cuenta las diferencias interpersonales y las implicaciones sociales de la alimentaci¨®n en la vida cotidiana.
Marina Garc¨ªa Macia pertenece al Grupo Mujer y Ciencia de la Sociedad Espa?ola de Bioqu¨ªmica y Biolog¨ªa Molecular (SEBBM). Es investigadora Sara Borrell en el Instituto de Investigaci¨®n Biom¨¦dica de Salamanca (IBSAL).
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