El tibur¨®n blanco ayud¨® a la extinci¨®n del gigantesco megalod¨®n
La presencia de un metal en los dientes de f¨®siles de ambos escualos sugiere que compitieron por la misma comida y gan¨® el m¨¢s peque?o
No siempre el pez grande se come al chico. Hasta hace unos tres millones de a?os, el rey de los mares era el megalod¨®n (Carcharocles megalodon), un enorme tibur¨®n de hasta 20 metros. Pero algo pas¨® entonces que se extingui¨®, dejando su corona al tibur¨®n blanco (Carcharodon carcharias). Unas teor¨ªas culpan al enfriamiento clim¨¢tico de la extinci¨®n. Otras apuntan al declive de sus principales presas, las ballenas. Un tercer grupo de estudiosos se?ala a la aparici¨®n de nuevos competidores por los recursos, como los primeros antecesores de las orcas. Pero el an¨¢lisis de los dientes de grandes peces del pasado y el presente plantea ahora otra posibilidad: los tiburones blancos y megalodones compet¨ªan por la misma comida y ganaron los primeros.
El megalod¨®n fue el mayor tibur¨®n que ha existido. Comparado con ¨¦l, el gran blanco, con sus seis metros, es un pececito. Otra comparaci¨®n, los dientes de los megalodones eran unas 10 veces m¨¢s grandes. En esos dientes puede estar la clave del reemplazo de unos por los otros. Un grupo de investigadores ha usado un original sistema para saber en qu¨¦ lugar de la cadena tr¨®fica estaban ambos animales. El nivel tr¨®fico indica la posici¨®n de una especie en el ecosistema. Para averiguar esta posici¨®n, estudiaron la presencia y concentraci¨®n de un is¨®topo de zinc en el esmalte de los dientes de los tiburones. Los is¨®topos son variaciones de un mismo elemento qu¨ªmico, en el que cambia el n¨²mero de neutrones del n¨²cleo at¨®mico. En este caso, se centraron en el is¨®topo Zn-66. Es tan estable que, como han publicado en la revista Nature Communications, se mantiene apenas sin alteraci¨®n despu¨¦s de millones de a?os.
Lo primero que hicieron los investigadores fue medir la concentraci¨®n de zinc en la dentadura de casi 30 especies de tiburones actuales. As¨ª pudieron relacionar los niveles de Zn-66 con su posici¨®n en la cadena tr¨®fica. La mayor o menor presencia de este is¨®topo de este metal en el esmalte depende en buena medida del tipo de dieta, con menores niveles cuanto m¨¢s arriba en la cadena tr¨®fica. Lo siguiente fue ir al registro f¨®sil y estudiar la presencia de este elemento en dientes tanto de megalodones y su antecesor como otros tiburones de entonces, el tibur¨®n blanco entre ellos, que hab¨ªa aparecido unos tres millones de a?os antes de que se extinguiera el megalod¨®n.
Comprobaron que hab¨ªa diferentes concentraciones del is¨®topo seg¨²n la zona geogr¨¢fica y el tibur¨®n estudiado. Pero en las aguas de lo que hoy es la costa este de Estados Unidos, donde coincidieron el tibur¨®n blanco y el megalod¨®n, encontraron niveles similares de zinc en ambos animales. Lo cuenta en una nota Michael Griffiths, profesor de la Universidad William Paterson (Estados Unidos) y coautor del estudio: ¡°Nuestros resultados muestran que tanto el megalod¨®n como su antepasado estaban en la cima de los depredadores, aliment¨¢ndose en la c¨²spide de sus respectivas cadenas alimenticias¡±. Pero lo nuevo es que ¡°los valores de is¨®topos de zinc de los dientes de los tiburones del Plioceno temprano [hace entre 5 y 3,5 millones de a?os] sugieren niveles tr¨®ficos en gran medida superpuestos de los primeros grandes tiburones blancos con el megalod¨®n, mucho m¨¢s grande¡±.
El profesor de la Universidad DePaul (Estados Unidos) Kenshu Shimada sostiene que ¡°estos resultados implican al menos un cierto grado de solapamiento en las presas que cazaban ambas especies de tiburones. Aunque reconoce que hay que investigar m¨¢s, dice que el trabajo apuntala ¡°la posibilidad de una competencia diet¨¦tica del megalod¨®n con los grandes tiburones blancos del Plioceno temprano¡±.
La tesis de que la competencia por los recursos fue una de las causas que acab¨® con el megalod¨®n, dejando la corona al tibur¨®n blanco, no es nueva. Robert W. Boessenecker, del Museo de Paleontolog¨ªa de la Universidad de California (Estados Unidos), es uno de los que la sostiene. En 2019, public¨® un trabajo que adelantaba la extinci¨®n de los megalodones en un mill¨®n de a?os, lo que implica que desaparecieron antes de la gran extinci¨®n de animales marinos, en particular cet¨¢ceos de hace 2,6 millones de a?os. ¡°Propusimos que la evoluci¨®n del gran tibur¨®n blanco moderno llev¨® al C. megalodon a la extinci¨®n por medio de la competencia por presas similares¡±, dice este investigador, no relacionado con el estudio actual.
¡°Los primeros tiburones blancos evolucionaron en el oc¨¦ano Pac¨ªfico a partir de un ancestro con dientes no serrados. Pero la evoluci¨®n de las dentaduras alrededor de los 6-7 millones de a?os nos dice que comenz¨® a alimentarse de mam¨ªferos marinos de sangre caliente por primera vez (las dentaduras son una adaptaci¨®n para cortar la grasa)¡±, explica Boessenecker. ¡°Hace 4 millones de a?os, el Carcharodon carcharias aparece por primera vez en el Atl¨¢ntico Norte y otras cuencas, y esta dispersi¨®n alrededor de 3,5-4 millones de a?os coincide con la extinci¨®n de C. megalodon en todo el mundo¡±, a?ade.
Una de las primeras que propuso la competencia por la comida como causa fue la investigadora Catalina Pimiento. Responsable de un grupo de investigadores de la Universidad de Z¨²rich (Suiza), la Universidad de Swansea (Reino Unido) y el Instituto Smithsoniano de Investigaci¨®n Tropical (Panam¨¢), Pimiento se ha especializado en la extinci¨®n de los tiburones, en evitar la de los existentes, y en estudiar la de los extinguidos. Para ella, no hay una ¨²nica raz¨®n. ¡°Creo que el megalod¨®n se extingui¨® por una cadena de eventos, donde el tibur¨®n blanco pude haber cumplido un papel, pero no tan importante como pare decir que ¨¦l fue el vencedor¡±, dice. ¡°Distintos trabajos han sugerido varios factores, en especial, la p¨¦rdida de h¨¢bitat debida a oscilaciones en el nivel del mar, con la consiguiente reducci¨®n en la disponibilidad de presas y el posible aumento de la competencia¡±, concluye.
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