Trump pone en pausa la NASA: el equipo de Elon Musk planea recortes y amenaza las misiones a la Luna
El multimillonario sobrecoste acumulado por el programa lunar ¡®Artemis¡¯ lo coloca en el punto de mira de los enviados del DOGE, que buscan reducir dr¨¢sticamente su plantilla y sus gastos
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La NASA ya est¨¢ siendo examinada por el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) que lidera el magnate tecnol¨®gico Elon Musk. Lo ha confirmado la administradora interina de la agencia espacial estadounidense, Janet Petro, en un correo electr¨®nico a todo el personal en el que anticip¨® que los enviados de Musk iban a revisar los contratos de la NASA y que la agencia piensa cumplir con el mandato presidencial ¡°de iniciar reducciones de plantilla a gran escala, entre otras cosas¡±. El propio DOGE tambi¨¦n anunci¨® este lunes su llegada a la agencia, con un tuit en el que pide la colaboraci¨®n ciudadana para ¡°encontrar y arreglar el despilfarro, el fraude y el abuso de poder en la NASA¡±.
Los decretos que firma Donald Trump cada d¨ªa, desde que retorn¨® a la presidencia de EE UU, han llevado a que en las ¨²ltimas semanas la NASA fuera incluso paralizando la actividad de todo tipo de comit¨¦s asesores, mientras se asegura de que cumplen con las nuevas directrices presidenciales. Y eso incluye a grupos de investigaci¨®n como el MEXAG, que coordina el estudio cient¨ªfico y la exploraci¨®n del planeta Mercurio. Su p¨¢gina web ya no contiene ninguna informaci¨®n, solo un mensaje que dice: ¡°El sitio web de MEXAG est¨¢ siendo revisado en respuesta a la recomendaci¨®n dada por el liderazgo de la NASA¡±. Las decenas de miembros de este grupo han tenido que cancelar unas jornadas en las que iban a reunirse por primera vez en persona a principios de este mes, seg¨²n revel¨® el medio SpaceNews, a pesar de que hab¨ªan eliminado previamente todas las sesiones en las que iban a tratar sobre diversidad, igualdad de g¨¦nero e inclusi¨®n, para adecuarse al decreto que firm¨® Trump para eliminar esos criterios de contrataci¨®n en el sector p¨²blico. En esa l¨ªnea, est¨¢n desapareciendo p¨¢ginas del sitio web de la NASA, como una que recordaba a la promoci¨®n de astronautas de 1978, la primera en la que no todos eran hombres blancos, sino que estaban representadas mujeres y minor¨ªas ¨¦tnicas.
Al tiempo que ha cancelado hasta los peque?os simposios cient¨ªficos, y mientras espera el resultado de la auditoria que est¨¢ realizando el DOGE, la NASA ha congelado cualquier decisi¨®n sobre sus grandes proyectos y misiones espaciales. En ese contexto, todas las miradas se centran en el programa Artemis que pretende volver a llevar astronautas a la Luna en los pr¨®ximos a?os, m¨¢s de medio siglo despu¨¦s del programa Apolo. Para quienes quieren romper con la forma de hacer las cosas en Washington, Artemis es el paradigma de la ineficiencia gubernamental. Su coste estimado se ha ido inflando hasta superar los 93.000 millones de d¨®lares en 2025, mucho mayor del previsto inicialmente; adem¨¢s, cada misi¨®n a la Luna supondr¨ªa un gasto extra de m¨¢s de 4.000 millones en el cohete y la nave ¡ªel SLS y la Orion¡ª, que son de un ¨²nico uso.
Musk, que lidera el DOGE y es due?o de la empresa SpaceX, que recibe millonarios contratos de la NASA, ha criticado duramente el enfoque del programa de la agencia espacial para reconquistar la Luna: ¡°La arquitectura de Artemis es extremadamente ineficiente. Es un programa que maximiza los puestos de trabajo, no un programa de maximizaci¨®n de resultados. Se necesita algo completamente nuevo¡±, declar¨® en su red social X el pasado diciembre.
La incertidumbre sobre el futuro de Artemis se ha extendido en el sector espacial. La empresa Boeing, que fabrica el cohete SLS para la NASA, ha avisado a sus trabajadores que podr¨ªa despedir a cientos de ellos esta primavera, ante la posibilidad de que el programa lunar se cancele o se reduzca dr¨¢sticamente. Una alternativa ser¨ªa mantenerlo de momento, pero no ir m¨¢s all¨¢ de la misi¨®n Artemis 3, que deber¨ªa llevar a la primera mujer a pisar la Luna. Esta misi¨®n fue retrasada nuevamente en diciembre hasta, como m¨ªnimo, 2027.
Por qu¨¦ Trump no puede cancelar ¡®Artemis¡¯
Sin embargo, aunque el equipo de Musk acabase recomendando abortar el programa Artemis, el presidente de EE UU no tiene competencia para ejecutar esa cancelaci¨®n. Trump puede proponerlo, pero hacer cambios en presupuestos que ya est¨¢n asignados es una responsabilidad que recae en el Congreso; adem¨¢s, esta instituci¨®n es siempre la encargada de decidir los fondos que van a la NASA. Y no ser¨¢ nada f¨¢cil que apoyen una hipot¨¦tica cancelaci¨®n de Artemis los senadores y representantes de estados como Alabama, Texas, Mississippi o Florida, en los que la fabricaci¨®n del cohete SLS y la c¨¢psula Ori¨®n da trabajo a decenas de miles de personas. Ted Cruz, senador por Texas y republicano como Trump, ya ha dicho que el programa deber¨ªa seguir adelante intacto durante por lo menos un a?o, y que piensa promover una votaci¨®n pronto para garantizarlo. A pesar de haber recibido duras cr¨ªticas por sus retrasos y sobrecostes, el programa SLS ¡ªigual que otras aventuras colosales anteriores de la NASA¡ª es un ejemplo de consenso entre dem¨®cratas y republicanos, que en el Congreso siempre han votado juntos su financiaci¨®n.
Si Trump decide cancelar Artemis, se expone a su primer gran choque con el Congreso de su segundo mandato. La mayor¨ªa republicana es ajustada en ambas c¨¢maras, el Senado y la C¨¢mara de Representantes. La votaci¨®n no podr¨ªa salir adelante sin el apoyo de los legisladores republicanos de los estados afectados por la cancelaci¨®n: tendr¨ªan que elegir entre la fidelidad a los deseos del l¨ªder y los intereses econ¨®micos de sus propios votantes. Adem¨¢s de eso, los defensores de Artemis en Washington ¡ªcomo el republicano Brian Babin, presidente del comit¨¦ de ciencia de la C¨¢mara de Representantes¡ª alegan que cancelar el programa supondr¨ªa dar la oportunidad a China de pisar la Luna antes de que regresen all¨ª los astronautas de la NASA. La superpotencia asi¨¢tica planea hacerlo en 2030.
Elon Musk considera que volver a la Luna es una distracci¨®n en los esfuerzos para llegar a Marte, que es su gran sue?o y lo que le llev¨® a fundar la compa?¨ªa espacial SpaceX hace dos d¨¦cadas. Con la sinton¨ªa que llevan meses mostrando ambos, Trump hizo suyo el sue?o de Musk en el discurso inaugural de su presidencia, hace un mes: ¡°Perseguiremos nuestro destino manifiesto en las estrellas, lanzando astronautas estadounidenses para plantar las barras y estrellas [en referencia a la bandera de EE UU] en el planeta Marte¡±, fueron las palabras del presidente.
Regresar a la Luna es compatible con pisar Marte, seg¨²n la administradora de la NASA, Janet Petro, quien afirm¨® la semana pasada que el sat¨¦lite natural terrestre es todav¨ªa un objetivo crucial para la agencia. Petro es la primera mujer en dirigir la agencia espacial, pero su cargo es provisional, hasta que lo asuma Jared Isaacman en los pr¨®ximos meses. El multimillonario y astronauta comercial es el candidato de Trump para liderar NASA, a la espera de que el Senado confirme su nombramiento. El actual programa lunar estadounidense tampoco es del gusto de Isaacman. Al aceptar en diciembre su nominaci¨®n, habl¨® de los retos en Marte y la Luna, aunque no dijo ni una sola palabra de las misiones Artemis. De hecho, en octubre hab¨ªa apoyado una dura cr¨ªtica del empresario y pol¨ªtico Michael Bloomberg hacia ese programa espacial, al que Isaacman puso como ejemplo de los problemas de la NASA.
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