El ADN identifica a Teodomiro, fundador del Camino de Santiago hace 12 siglos
Una investigaci¨®n internacional confirma que los restos analizados en 2019 son los del obispo que encontr¨® en Galicia la supuesta tumba del ap¨®stol Santiago y dio inicio a una de las mayores peregrinaciones conocidas
Una tarde de julio, en la nave central de la Catedral de Santiago de Compostela, el incienso del botafumeiro impregna el aire mientras miles de turistas y peregrinos se agolpan a la espera de abrazar al ap¨®stol. Disimulando para no atraer a curiosos, el arque¨®logo Patxi P¨¦rez-Ramallo abre una trampilla casi a ras de suelo y se?ala una tenebrosa escalera que baja. En unos pocos pelda?os, a cuatro metros por debajo del templo, estamos ya en pleno...
Una tarde de julio, en la nave central de la Catedral de Santiago de Compostela, el incienso del botafumeiro impregna el aire mientras miles de turistas y peregrinos se agolpan a la espera de abrazar al ap¨®stol. Disimulando para no atraer a curiosos, el arque¨®logo Patxi P¨¦rez-Ramallo abre una trampilla casi a ras de suelo y se?ala una tenebrosa escalera que baja. En unos pocos pelda?os, a cuatro metros por debajo del templo, estamos ya en pleno siglo IX.
¡°Aqu¨ª estaban las dos primeras casas que hubo en Santiago¡±, dice P¨¦rez-Ramallo. Estos pobres aposentos construidos hace m¨¢s de 1.100 a?os se convirtieron pronto en tumbas de la primera necr¨®polis del lugar, cuando Santiago era apenas una aldea de devotos llegados de otros puntos de la Pen¨ªnsula en busca de santuario. A¨²n se ven los restos de la primera muralla y, dentro de sus muros, un amasijo ca¨®tico de sepulcros: lujosos sarc¨®fagos para ricos, l¨¢pidas partidas para pobres, sepulturas grandes de adulto y otras diminutas para ni?o, todos enterrados sin objetos de valor, pues a Dios hab¨ªa que ir limpio de riquezas materiales. En varias a¨²n descansan los muertos, totalmente cadav¨¦ricos.
En la parte m¨¢s rica y noble de este cementerio usado entre los siglos IX al XII, donde los muertos ten¨ªan incluso l¨¢pidas con su nombre, el arque¨®logo Manuel Chamoso Lamas encontr¨® en 1955 la lauda funeraria de Teodomiro. Fue un hallazgo hist¨®rico que desde entonces ha estado envuelto en pol¨¦mica y misterio.
Teodomiro fue el obispo de Iria Flavia ¡ªactual Padr¨®n¡ª, uno de los pocos obispados que quedaron tras la invasi¨®n musulmana de la Pen¨ªnsula en 711. Seg¨²n la leyenda, el prelado encontr¨® la tumba perdida del ap¨®stol Santiago, disc¨ªpulo aventajado de Jes¨²s, en un bosque llamado Libred¨®n. Contra todo pron¨®stico, el obispo se mud¨® de inmediato a este lugar inh¨®spito, donde se levant¨® un peque?o templo al que acudi¨® el rey Alfonso II de Asturias siguiendo la l¨ªnea de la costa, lo que inaugur¨® el Camino Primitivo. Fue el comienzo de una peregrinaci¨®n que contin¨²a en la actualidad con casi medio mill¨®n de visitantes que llegan cada a?o a Santiago para contemplar el P¨®rtico de la Gloria y el resto de maravillas que esconde la catedral.
Hasta el descubrimiento de la l¨¢pida, se pens¨® que Teodomiro ni siquiera hab¨ªa existido. Durante las excavaciones se hallaron restos humanos de una persona bajo esa tumba, pero el an¨¢lisis de los huesos no pudo determinar si eran de un hombre o de una mujer.
Casi 60 a?os despu¨¦s, en 2014, la Fundaci¨®n Catedral de Santiago puso en marcha un proyecto para aplicar a los restos los nuevos m¨¦todos de an¨¢lisis molecular con la intenci¨®n de esclarecer si realmente son del m¨ªtico obispo, sin el cual no hubiera existido el Camino de Santiago. ¡°Quer¨ªamos una investigaci¨®n completa con todas las posibilidades que hoy tiene la ciencia¡±, resume Daniel Lorenzo, sacerdote director de la Fundaci¨®n. El proyecto recay¨® en P¨¦rez-Ramallo, historiador santiagu¨¦s de 36 a?os que hab¨ªa trabajado vendiendo entradas para el museo de la catedral, y que se ha especializado en las ¨²ltimas t¨¦cnicas de dataci¨®n y an¨¢lisis forense de ADN en Reino Unido, Alemania y Noruega, donde trabaja actualmente.
Una fr¨ªa noche de noviembre de 2019, pasadas las 10 de la noche, P¨¦rez-Ramallo esper¨® pacientemente a que los canteros retirasen con mimo la lauda de Teodomiro. Debajo hab¨ªa una caja que los arque¨®logos hab¨ªan sellado con una capa de metal en los a?os 50. Un herrero la retir¨® ¡°como si fuera una lata de sardinas¡±, recuerda el investigador gallego.
Primero salieron virutas, despu¨¦s una tela protectora y, por fin, la calavera, costillas y huesos de brazos y piernas del supuesto obispo, enterrado en el a?o 847. Junto a ellos hab¨ªa un mensaje en el tiempo dejado por Chamoso Lamas para los arque¨®logos del futuro: la memoria sellada que certificaba la autenticidad del cad¨¢ver y las dificultades para determinar su sexo.
Los huesos estaban cortados por sus extremos, no hab¨ªa cadera ni cara. ¡°El cr¨¢neo ten¨ªa rasgos masculinos, efectivamente, pero tambi¨¦n otros indeterminados; y en general la complexi¨®n era muy gr¨¢cil¡±, recuerda P¨¦rez-Ramallo. Aquella noche no se pudo determinar m¨¢s, y todos los presentes acordaron no decir ni una palabra de lo que all¨ª hab¨ªa sucedido hasta que no hubiese un veredicto concluyente.
Cinco a?os y una pandemia mundial despu¨¦s, los resultados del an¨¢lisis de ADN extra¨ªdo de los huesos, a los que ha tenido acceso EL PA?S, no dejan dudas: los restos son de un hombre. La dataci¨®n por carbono 14 indica que muri¨® pasados los 45 a?os. Los rasgos f¨ªsicos apuntan que era de complexi¨®n d¨¦bil y no realiz¨® en vida trabajo f¨ªsico, lo que encaja con un obispo.
La dataci¨®n de una costilla apunta a que muri¨® en torno al 820, con un margen de error de hasta 15 a?os m¨¢s, lo que ya caer¨ªa cerca de la fecha de la l¨¢pida. Los restos son los m¨¢s antiguos hallados en toda la necr¨®polis santiaguesa, en la que P¨¦rez-Ramallo ha analizado unos 30 cad¨¢veres, 10 de ellos con ADN, en una investigaci¨®n previa que sufrag¨® pidiendo dinero a sus padres, un ama de casa y un mec¨¢nico que residen en Boiro.
Los ¨¢tomos de carbono, nitr¨®geno y ox¨ªgeno acumulados en los huesos permiten afinar qu¨¦ comi¨® esta persona y de d¨®nde ven¨ªan sus alimentos. Los resultados desvelan que tuvo una dieta muy austera, casi monacal, pero no tan espartana como la de los pobres campesinos de la ¨¦poca, lo que encaja con un obispo que viv¨ªa como un monje. Los is¨®topos indican que siempre vivi¨® cerca de Santiago, pero su procedencia original estaba m¨¢s al suroeste, en la costa, justo donde estaba Iria Flavia. Con todos estos datos, ¡°podemos decir que es Teodomiro con un 98% de probabilidad¡±, asegura P¨¦rez-Ramallo, investigador de la Universidad Ciencia y Tecnolog¨ªa de Noruega.
Los restos mortales guardaban un ¨²ltimo secreto. El an¨¢lisis del genoma destapa una importante ascendencia del norte de ?frica. Estudios anteriores han visto la misma marca en gallegos actuales, lo que supone un misterio. Es posible que sea influjo de los cruces con los invasores musulmanes, pero seg¨²n el equipo de P¨¦rez-Ramallo es una se?al demasiado fuerte y exclusiva de Galicia. Este territorio no fue conquistado por los musulmanes, aunque Almanzor destruy¨® la bas¨ªlica rom¨¢nica que precedi¨® a la catedral de Santiago, en 997.
Lo m¨¢s plausible, argumenta P¨¦rez-Ramallo, es que los abuelos o bisabuelos de Teodomiro descendieran de romanos que vivieron en el norte de ?frica durante el Imperio. Siglos despu¨¦s, ya en el siglo VIII, los ancestros del obispo pudieron cruzar el Estrecho junto a los invasores musulmanes y se pasaron a la zona cristiana. All¨ª Teodomiro creci¨®, vivi¨® y muri¨® junto a un humilde templo erigido en honor a Santiago que en aquella ¨¦poca era ¡°nadi?a¡±, seg¨²n expone el sacerdote Lorenzo, pero que se convirti¨® en un lugar de peregrinaje que rivaliz¨® con Roma y Jerusal¨¦n. La investigaci¨®n, liderada por P¨¦rez-Ramallo y firmada tambi¨¦n por autoridades internacionales como Tom Higham, experto en dataciones de carbono de la Universidad de Oxford, se publica hoy en la revista especializada Antiquity.
El genetista del CSIC Carles Lalueza-Fox, que no ha participado en la investigaci¨®n, destaca su val¨ªa. ¡°Este es un nuevo ejemplo de gen¨®mica hist¨®rica personal, similar a estudios previos con los restos de Beethoven o Ricardo III; con el tiempo se convertir¨¢ un campo cient¨ªfico propio que permitir¨¢ reinterpretar a muchos personajes¡±, resalta. En 2019, Lalueza-Fox consigui¨® leer el ADN del revolucionario franc¨¦s Jean Marat gracias al peri¨®dico ensangrentado que le¨ªa el l¨ªder jacobino antes de ser asesinado a pu?aladas. En el caso de Teodomiro, apunta el investigador, la ¨²nica forma de hacer una identificaci¨®n incontestable ser¨ªa analizando el ADN de parientes vivos o muertos, lo que supone un reto importante trat¨¢ndose de un obispo que vivi¨® hace 12 siglos.
El pr¨®ximo paso ser¨¢ depositar, esta vez de forma definitiva, los restos de Teodomiro junto a su lauda, en un lugar bien visible de la catedral. ?Ser¨ªa posible hacer el mismo an¨¢lisis de ADN con los restos del supuesto Santiago El Mayor, que seg¨²n la Biblia muri¨® sobre el a?o 44, cuyos restos llegaron a Galicia en una barca de piedra, seg¨²n la leyenda, y ahora descansan en un relicario junto al de sus dos disc¨ªpulos Teodoro y Atanasio?
La respuesta corta es no. Por varias razones: una de ellas es que no habr¨ªa forma de saber a qui¨¦n pertenece cada hueso, argumenta Lorenzo. La otra es que la propia bula de reconocimiento de la autenticidad de los restos de Santiago, emitida por el papa Le¨®n XIII en 1884 tras su redescubrimiento en el siglo XIX, determina que no se pueden tocar. Solo el papa podr¨ªa dar orden de abrir la reliquia y, al hacerlo, desvirtuar¨ªa para siempre la leyenda que sustenta el camino.
Puedes seguir a MATERIA en Facebook, X e Instagram, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal.