La ciencia en Espa?a exige continuidad y un nuevo impulso pol¨ªtico
Dom¨¨nec Espriu, exdirector de la Agencia Estatal de Investigaci¨®n (1.500 millones de euros de presupuesto), alerta de la inseguridad que provoca poder hacer solo planes de a?o en a?o
En Espa?a hay casi 3.500 investigadores por mill¨®n de habitantes, cifra muy cercana a la media de la UE (3.700). Ocupamos el noveno puesto mundial por n¨²mero de publicaciones con 112.000 documentos en 2023, que representan m¨¢s del 3% de toda la ciencia mundial. Nuestros investigadores participan en experimentos y misiones punteros en f¨ªsica de part¨ªculas, astrof¨ªsica o energ¨ªa de fusi¨®n, por ejemplo. Somos el tercer pa¨ªs con mayor retorno en Horizonte Europa [la principal iniciativa cient¨ªfica europea] y, pese a ser un innovador moderado (puesto 18 en la escala mundial), en 2023 se registraron 1.791 patentes y en los ¨²ltimos cinco a?os se crearon 525 empresas de base tecnol¨®gica. A la luz de las cifras, y pese a la persistencia de determinados t¨®picos, es innegable que la ciencia en Espa?a ha alcanzado la madurez.
?Estamos donde deber¨ªamos en el concierto internacional? La respuesta es: todav¨ªa no. Nuestros cient¨ªficos no ocupan los puestos de liderazgo que corresponder¨ªan a nuestra contribuci¨®n en medios y personas, ni, salvando ¨¦xitos individuales, obtienen los reconocimientos que seguramente merecer¨ªan. Y, al margen de valoraciones puramente cuantitativas, la evidencia indica que el impacto global de nuestra I+D+i es todav¨ªa escaso. ?Por qu¨¦?
La ciencia exige continuidad en las pol¨ªticas y en su apoyo, que debe ser coherente con los objetivos, estable y previsible. Solo as¨ª nuestros cient¨ªficos y tecn¨®logos pueden aceptar compromisos futuros, embarcarse en proyectos ambiciosos de alto impacto y dar un paso adelante para liderar grandes proyectos.
Espa?a viene de invertir en 2022 y 2023 m¨¢s que nunca en I+D gracias, en buena medida, a los fondos de recuperaci¨®n, pero tambi¨¦n gracias a un apreciable aumento en los Presupuestos Generales del Estado dedicados a este fin. La Agencia Estatal de Investigaci¨®n, principal organismo financiador de la investigaci¨®n, ha invertido casi 1.500 millones de euros en cada uno de estos a?os. Y, justamente cuando dichos fondos han sido ya invertidos en su pr¨¢ctica totalidad, la realidad pol¨ªtica se cobra peaje en forma de pr¨®rroga presupuestaria en 2024; una pr¨®rroga con riesgo de continuidad en 2025.
Los polit¨®logos nos dicen que un escenario parlamentario sin mayor¨ªas consolidadas tiene muchas perspectivas de continuidad en nuestro pa¨ªs. Sobre el papel, la cuesti¨®n no deber¨ªa tener implicaciones negativas para la I+D+i visto el compromiso de crecimiento establecido en la Ley de la Ciencia la Tecnolog¨ªa y la Innovaci¨®n, que fue aprobada con un ampl¨ªsimo consenso. Pero es absolutamente necesario que este compromiso ¡ªaparentemente compartido por todos¡ª se cumpla con independencia de la volubilidad pol¨ªtica y de pr¨®rrogas presupuestarias si se quiere que la ciencia contin¨²e siendo uno de los impulsores de nuestro crecimiento social y econ¨®mico.
Conscientes de la imprescindible continuidad en el tiempo de las iniciativas transformadoras, es com¨²n en los pa¨ªses de nuestro entorno adoptar una programaci¨®n plurianual con sus correspondientes compromisos econ¨®micos, y cumplirlos. Sin ir muy lejos, nuestros vecinos portugueses instauraron dicha programaci¨®n con resultados excelentes. O la propia Uni¨®n Europea en sus programas marco.
De nuevo, al menos sobre el papel, Espa?a dispone de un marco legal adecuado para este fin. De hecho, la ley exige que agencias como el Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas o la propia Agencia Estatal de Investigaci¨®n (AEI) dispongan de un Contrato de Gesti¨®n que comprometa recursos y objetivos en una programaci¨®n cuatrienal. Pero los dos intentos previos de tramitar el Contrato de Gesti¨®n de la AEI descarrilaron en su camino al Bolet¨ªn Oficial del Estado.
La modificaci¨®n en 2022 de la Ley de la Ciencia la Tecnolog¨ªa y la Innovaci¨®n ha supuesto numerosos avances y mejoras. Pero quedan todav¨ªa aspectos por desarrollar e implementar y uno de ellos es c¨®mo vehicular y blindar el compromiso de alcanzar el 1,25% del PIB de inversi¨®n p¨²blica en I+D+i en 2030. En el caso de la financiaci¨®n de las actividades de los grupos de investigaci¨®n, la cuesti¨®n pasa necesariamente por una programaci¨®n plurianual.
?Qu¨¦ necesitamos para asegurar el impulso en la ciencia?
Una agencia de financiaci¨®n de la investigaci¨®n, por la naturaleza de sus actuaciones, programa sus actuaciones con vistas a varios a?os. No disponer todav¨ªa del instrumento adecuado genera inseguridad y dificulta o impide la continuidad en las pol¨ªticas. La Ley de Agencias ¡ªpromulgada, luego derogada y nunca realmente implementada (sustituida parcialmente por la Ley de R¨¦gimen Jur¨ªdico del Sector P¨²blico)¡ª dispon¨ªa de mecanismos adecuados. Solo falt¨® la voluntad pol¨ªtica en su momento.
Una autonom¨ªa financiera real, como de la que disponen nuestras agencias hermanas en Europa, permitir¨ªa flexibilidad en el uso de los remanentes de actuaciones en a?os previos; un mecanismo ya previsto en su d¨ªa. Una moderna y robusta programaci¨®n plurianual, con la adecuada autonom¨ªa de gesti¨®n, permitir¨ªa la posibilidad de utilizar inteligentemente todos los fondos asignados y poder afrontar situaciones de pr¨®rroga presupuestaria, evitando desv¨ªos de la senda de crecimiento pautada.
Es imprescindible que el tercer intento para dotarse de un Contrato de Gesti¨®n sea el definitivo, y que este sea coherente con los objetivos y el esp¨ªritu de una agencia moderna, eficiente y eficaz. La I+D+i espa?ola merece continuidad, estabilidad y horizontes despejados.
Dom¨¨nec Espriu , director hasta hace un mes de la Agencia Estatal de Investigaci¨®n, es catedr¨¢tico de F¨ªsica Te¨®rica en el Instituto de Ciencias del Cosmos en la Universidad de Barcelona.