Falsas atribuciones, as¨ª en la vida como en la ciencia
A cient¨ªficos como Newton o Einstein se les atribuyen palabras y f¨®rmulas que nunca fueron expresadas por ellos
Cualquiera que haya le¨ªdo las novelas del Sherlock Holmes sabe que el c¨¦lebre detective nunca dijo: ¡°Elemental, querido Watson¡±. La culpa de dicha concesi¨®n la tiene la pel¨ªcula donde el famoso latiguillo apareci¨® por primera vez. La cinta se titula Las aventuras de Sherlock Holmes y la dirigi¨® Alfred L. Welker en 1939, cuando Conan Doyle -autor de Sherlock Holmes- llevaba nueve a?os muerto.
Este es un ejemplo de personaje ficticio al que se le han atribuido palabras que nunca dijo, aunque tambi¨¦n hay personajes hist¨®ricos a los que se les ha endosado falsos enunciados. Maquiavelo es uno de ellos. Cualquier persona que no conozca la obra del florentino caer¨¢ en el error de d¨¢rselas de intelectual si cita la conocida frase: ¡°El fin justifica los medios¡±, frase que, por otra parte, es del te¨®logo alem¨¢n Hermmann Busenbaum en cuya obra titulada Medulla theologiae moralis escrita en lat¨ªn en 1645 ¨Cm¨¢s de un siglo despu¨¦s de la muerte de Maquiavelo- escribe: ¡°Cum finis est licitus, etiam media sunt licita¡±, o lo que es lo mismo: ¡°Cuando el fin es l¨ªcito, tambi¨¦n lo son los medios¡±.
La falsificaci¨®n se extiende a todos los ¨¢mbitos, siendo en el ¨¢mbito de los cient¨ªficos donde m¨¢s abunda. Por lo mismo, Einstein no escapa de los apa?os. Al genio alem¨¢n se le endosan frases que nunca dijo, como por ejemplo: ¡°Temo el d¨ªa en que la tecnolog¨ªa sobrepase nuestra humanidad. El mundo tendr¨¢ una generaci¨®n de idiotas¡±. Estas palabras que Einstein nunca dijo se repiten constantemente en las redes sociales. Pero m¨¢s grave a¨²n es lo de Newton, al que se le atribuye una de las ecuaciones m¨¢s famosas de la F¨ªsica, es decir, la f¨®rmula de la gravitaci¨®n universal. Recordemos: F = Gm1m2/r2, donde G es la constante gravitacional.
A Newton se le sigue endosando dicha f¨®rmula que, seg¨²n cuentan la mayor¨ªa de los manuales, aparece en sus Principios matem¨¢ticos de filosof¨ªa natural. Al igual que ocurre con Maquiavelo, cualquiera que haya le¨ªdo el trabajo de Newton se podr¨¢ dar cuenta de que entre sus p¨¢ginas no hay ecuaciones algebraicas, pues, los Principios son un tratado de geometr¨ªa al estilo de la geometr¨ªa de Euclides.
Tal asunto nos lo descubre el bi¨®logo y novelista Fernando Vallejo en un libro que tiene ya algunos a?os y que se titula Manualito de imposturolog¨ªa f¨ªsica (Taurus), un libelo donde el autor colombiano, llevado por la acidez que le caracteriza, no se contenta con refutar a Newton, sino que llama payasos cu¨¢nticos a Bohr y a Planck, y acusa a Einstein de formular marihuanadas.
Pero sigamos con Newton, pues para Vallejo la constante gravitatoria G que aparece en la f¨®rmula atribuida a Newton es de Henry Cavendish, un f¨ªsico y qu¨ªmico nacido franc¨¦s que, en 1798, revel¨® que la ley de la gravedad de Newton se cumpl¨ªa de la misma manera para cualquier par de cuerpos. Cuando Cavendish lo demostr¨® con ayuda de una balanza de torsi¨®n, Newton llevaba muerto poco m¨¢s de setenta a?os. Con estas cosas, Fernando Vallejo tumba un tratado fundamental para la ciencia y, con ello, a un cient¨ªfico como Newton que lo ¨²nico que hizo fue -seg¨²n Vallejo- ¡°introducir el tiempo a trav¨¦s del movimiento y la fuerza en la vieja ciencia del espacio de Euclides¡±.
Para Vallejo, los Principios poco o nada tienen que ver con la f¨ªsica. De hecho, el t¨ªtulo del tratado de Newton habla de filosof¨ªa, por ser dicho tratado una filosof¨ªa envuelta en principios geom¨¦tricos y mec¨¢nicos. Como gram¨¢tico que es, Fernando Vallejo sabe que lo que hoy son conceptos cient¨ªficos asumidos, antes solo fueron simples palabras (gravedad, energ¨ªa, materia). Por lo mismo, tambi¨¦n sabe que cuando la ciencia no puede hacer mucho por dar dimensi¨®n cient¨ªfica a una palabra, se le echa la culpa a la palabra (comprensi¨®n, variedad, etc.) a la que atribuye el error.
Se trata de un truco eficaz para llenar las mentes de la gente que no piensa por s¨ª misma, y que da por hecho lo que le cuentan, ya sea una cita de un personaje ficticio o la frase atribuida falsamente a un personaje real, eso sin olvidar algo tan grave como una ecuaci¨®n matem¨¢tica.
Por tales asuntos, el libelo de Fernando Vallejo resulta curioso, no solo por su fuerza corrosiva, sino porque nos entrega la capacidad para pensar los propios l¨ªmites, poni¨¦ndonos en el camino de la negaci¨®n, de la disyuntiva y de la duda, categor¨ªas que nos llevan a modificar hip¨®tesis para dar consistencia al m¨¦todo cient¨ªfico.
El hacha de piedra es una secci¨®n donde Montero Glez, con voluntad de prosa, ejerce su asedio particular a la realidad cient¨ªfica para manifestar que ciencia y arte son formas complementarias de conocimiento.
Puedes seguir a MATERIA en Facebook, Twitter e Instagram, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.