Pit¨¢goras en la pista de baile, bajo las esferas de espejos
Cuando el protagonista de ¡®Fiebre del s¨¢bado noche¡¯ sal¨ªa a bailar Stayin¡¯ Alive, lo que en realidad hac¨ªa era bailar al ritmo de la reanimaci¨®n cardiopulmonar
Al no haber suficientes palabras para explicar la realidad, el ser humano cre¨® los n¨²meros; un concepto abstracto del que se servir¨¢ para contar, medir y ampliar su imaginaci¨®n.
Con ello, tambi¨¦n ampliar¨¢ su percepci¨®n acerca de la naturaleza y de su incertidumbre. Por decirlo de alguna manera, los n¨²meros vendr¨¢n a establecer una conexi¨®n entre el ser humano y la realidad; un reflejo de esa otra conexi¨®n que subyace en el tejido del cosmos.
Sabemos que Pit¨¢goras fue pionero en lo que se refiere a la filosof¨ªa seminal de los n¨²meros. Cuenta la leyenda que descubri¨® su misterio a la lumbre de una fragua, cuando se dio cuenta de que el tono de los golpes variaba seg¨²n el tama?o del martillo. De ser cierto, podemos afirmar que Pit¨¢goras dio en el clavo a partir del soniquete de un martillo. Conjeturas aparte, la figura de Pit¨¢goras resulta de vital importancia cuando hacemos alusi¨®n a la ciencia como rama del saber humano capaz de transmitir no solo conocimiento, sino tambi¨¦n vibraciones. Sin ir m¨¢s lejos, cada vez que la bola de espejos de una discoteca gira sobre su eje al ritmo de la m¨²sica, la sombra de Pit¨¢goras se hace presente.
Por descontado que a Tony Manero, el protagonista de Fiebre del s¨¢bado noche, estas cosas le cog¨ªan muy lejos. Pero cuando sal¨ªa a bailar el tema aquel de los Bee Gees, el titulado Stayin¡¯ Alive, lo que en realidad hac¨ªa Manero era bailar al ritmo de la reanimaci¨®n cardiopulmonar (RCP). Seg¨²n un estudio publicado hace ya algunos a?os ¡ªa finales de 2008¡ª por la Asociaci¨®n Estadounidense del Coraz¨®n, la citada canci¨®n de los Bee Gees se acerca al ritmo que necesita el coraz¨®n para ponerse en marcha.
Para llevar a cabo dicho estudio, un equipo de investigadores dirigidos por el doctor David Matlock (Universidad de Illinois) aplicaron la t¨¦cnica de compresi¨®n tor¨¢cica a unos maniqu¨ªes siguiendo el ritmo de Stayin¡¯ Alive. La media fue de 109 compresiones por minuto. Para hacerse una idea, el resultado ¨®ptimo est¨¢ alrededor de las 100 compresiones por minuto. Semanas despu¨¦s, repitieron el experimento, pero esta vez de memoria, sin escuchar el tema. El resultado de la frecuencia de las compresiones tuvo una media de 113 compresiones por minuto.
De esta manera, la canci¨®n de los Bee Gees se hace ¨²til m¨¢s all¨¢ de la pista de la discoteca donde un desenfrenado John Travolta interpreta a Tony Manero. Porque con ese mismo ritmo que le pon¨ªa el personaje, pero aplicado sobre el pecho, se puede revivir un coraz¨®n infartado.
Resulta curioso saber que los n¨²meros que laten bajo una canci¨®n de discoteca pueden salvar vidas cuando se combinan con el ritmo acertado. Son los mismos n¨²meros, o parecidos, que un buen d¨ªa explic¨® Pit¨¢goras al comp¨¢s de un martillo en la fragua. Golpes cuyas vibraciones se pierden en un punto del espacio a partir del cual se define la forma geom¨¦trica oculta, el misterio que da vida a nuestra naturaleza.
El hacha de piedra es una secci¨®n donde Montero Glez, con voluntad de prosa, ejerce su asedio particular a la realidad cient¨ªfica para manifestar que ciencia y arte son formas complementarias de conocimiento.
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