WWF calcula que en Daimiel, Do?ana, mar Menor y Arenales se riegan de forma ilegal 88.000 hect¨¢reas
La organizaci¨®n ecologista sostiene que en los acu¨ªferos de estos cuatro espacios se roba agua equivalente a la que dar¨ªa de beber durante un a?o a la mitad de los hogares de la Comunidad de Madrid
Con el agua que se extrae de forma ilegal en cuatro de los acu¨ªferos m¨¢s sobreexplotados de Espa?a para cultivar cebollas, melones, frutos rojos, ajos, uvas o ma¨ªz se podr¨ªa llenar 65.000 piscinas ol¨ªmpicas o dar de beber a la mitad de los hogares de la Comunidad de Madrid durante un a?o, seg¨²n concluye una investigaci¨®n de la organizaci¨®n conservacionista WWF. La ONG calcula que en 2019 se sacaron casi 220 millones de metros c¨²bicos de agua subterr¨¢nea para regar 88.000 hect¨¢reas de terrenos que carecen de permiso, sin dar tregua a un...
Con el agua que se extrae de forma ilegal en cuatro de los acu¨ªferos m¨¢s sobreexplotados de Espa?a para cultivar cebollas, melones, frutos rojos, ajos, uvas o ma¨ªz se podr¨ªa llenar 65.000 piscinas ol¨ªmpicas o dar de beber a la mitad de los hogares de la Comunidad de Madrid durante un a?o, seg¨²n concluye una investigaci¨®n de la organizaci¨®n conservacionista WWF. La ONG calcula que en 2019 se sacaron casi 220 millones de metros c¨²bicos de agua subterr¨¢nea para regar 88.000 hect¨¢reas de terrenos que carecen de permiso, sin dar tregua a unos acu¨ªferos exhaustos que no tienen tiempo para recargarse. Esos cuatro acu¨ªferos, las masas de agua subterr¨¢nea que alimentan la agricultura en Daimiel (Castilla-La Mancha), Do?ana (Andaluc¨ªa), Campo de Cartagena (Mar Menor, Murcia) y Los Arenales (Castilla y Le¨®n), se encuentran en lugares de un gran valor ecol¨®gico y cuentan con figuras de protecci¨®n, lo que convierte la situaci¨®n en insostenible.
Para obtener estas cifras, WWF ha desarrollado una investigaci¨®n durante un a?o en la que ha ¡°medido la superficie de las parcelas ilegales y la cantidad de agua que autorizan las confederaciones hidrogr¨¢ficas para cada tipo de cultivo [cuando es legal] para su riego¡±, explica Rafael Seiz, t¨¦cnico del Programa de Aguas de WWF. As¨ª se ha obtenido una estimaci¨®n que da una dimensi¨®n del problema, porque ¡°la Administraci¨®n no hace p¨²blicos esos datos¡±.
¡°Si lugares como las marismas de Do?ana, las Tablas de Daimiel o el mar Menor se encuentran en semejante situaci¨®n, ?qu¨¦ ocurrir¨¢ en zonas en las que ni siquiera se mira?¡±, se plantea Seiz. ¡°En un escenario de cambio clim¨¢tico como el actual, el agua subterr¨¢nea es una garant¨ªa de suministro¡±, a?ade. Por eso, asegura, habr¨ªa que poner freno a la producci¨®n de alimentos con un consumo de agua ¡°desmesurado¡±, sobre todo porque en muchas ocasiones las cosechas se quedan sin recoger: al caer los precios de mercado no interesa, ¡°pero el agua ya se ha utilizado¡±, matiza.
Las consecuencias para el medio ambiente de estos abusos sobre los acu¨ªferos son nefastas. Una de las situaciones m¨¢s dram¨¢ticas se vive en el Parque Nacional de las Tablas de Daimiel, una llanura de inundaci¨®n ¨²nica rodeada de agricultura intensiva. All¨ª se est¨¢n regando, al menos, 51.465 hect¨¢reas de forma ilegal, el equivalente a 62.300 campos de f¨²tbol, seg¨²n las estimaciones de la ONG. El total de superficie de riego (legal e ilegal) es de 174.514 hect¨¢reas. El humedal no recibe agua del acu¨ªfero desde los a?os ochenta y su estado actual es tan desastroso que a finales de septiembre apenas quedaban 21 hect¨¢reas de terreno inundadas de las 1.750 totales, lo que ha obligado a poner en marcha los pozos de emergencia. As¨ª se evitar¨¢ que la turba de la cubeta entre en combusti¨®n y recuperar algo del humedal para que las aves migratorias no aterricen en un secarral.
Para extraer agua subterr¨¢nea es necesario obtener un permiso a la Administraci¨®n p¨²blica, lo que da derecho a utilizar una cierta cantidad. Pero en estos cuatro acu¨ªferos, que WWF ha tomado como ejemplo de lo que sucede en otros muchos, se riegan parcelas sin contar con esa autorizaci¨®n. Es decir, se roba el agua. Lo peor, puntualiza la ONG, es que las Administraciones responsables desconocen qu¨¦ cantidad se extrae por encima de lo autorizado, porque carecen de los recursos suficientes para la vigilancia. A esta circunstancia se suma que ha sido la propia Administraci¨®n la que ¡°ha alimentado tradicionalmente esta sobreexplotaci¨®n¡± concediendo derechos de uso de agua ¡°muy por encima¡± de lo que pueden soportar las reservas, indica la organizaci¨®n.
Algo que est¨¢ ocurriendo tambi¨¦n en la meseta castellanoleonesa, donde se regaron con agua robada del acu¨ªfero de Los Arenales 23.975 hect¨¢reas (29.000 campos de f¨²tbol) durante 2019. En este caso, WWF ha estimado que se han robado casi 98 hect¨®metros c¨²bicos (el 30% de la cantidad autorizada legalmente) para plantar cereales, ma¨ªz, patata, alfalfa, remolacha... ¡°Lo que est¨¢ pasando aqu¨ª es especialmente sangrante, porque se est¨¢ repitiendo el esquema de Daimiel al permitir la Administraci¨®n p¨²blica pasar de cultivos de secano a regad¨ªo¡±, aclara Seiz. En los ¨²ltimos a?os, el nivel del acu¨ªfero ha bajado tanto que, en Tierra del Vino, la zona m¨¢s afectada, est¨¢ por debajo de los 25 metros.
Do?ana y el mar Menor
De los acu¨ªferos de Do?ana y Aljarafe se extrae el agua para cultivar la mayor parte de las fresas y frutos rojos del mercado, adem¨¢s de arroz, algod¨®n, remolacha, cebollas, tomates, calabazas... En este espacio clave para la biodiversidad, se usaron 21 hect¨®metros c¨²bicos para regar de forma ilegal 4.729 hect¨¢reas (5.700 campos de f¨²tbol) en 2020, indican los c¨¢lculos de la ONG. Las consecuencias son muy graves: Do?ana ha perdido m¨¢s del 80% de sus marismas y el 90% de sus lagunas estacionales desde principios del siglo pasado debido al avance de la agricultura intensiva. El Ministerio para la Transici¨®n Ecol¨®gica ha cerrado 170 pozos desde 2019, pero, aun as¨ª, el Tribunal de Justicia de la Uni¨®n Europea concluy¨® que, ¡°las extracciones desmesuradas de agua subterr¨¢nea¡± en Do?ana incumplen el derecho comunitario, por lo que ha condenado al Estado espa?ol.
El acu¨ªfero que fluye bajo el Campo de Cartagena y descarga en el mar Menor se encuentra en una situaci¨®n completamente diferente: est¨¢ demasiado lleno debido a que estos campos se riegan con el agua del trasvase Tajo-Segura y de desaladoras. Esto provoca que la descarga del acu¨ªfero en el mar Menor sea continua y el agua que sale est¨¢ llena de nitratos procedentes, sobre todo, de la agricultura. Esta contaminaci¨®n, que tambi¨¦n llega a la laguna desde otros puntos, ha provocado episodios de falta de ox¨ªgeno en la laguna con mortandades de toneladas de peces. La ¨²ltima crisis ocurri¨® en agosto. La Confederaci¨®n Hidrogr¨¢fica del Segura (CHS) ha reconocido la existencia de 8.460 hect¨¢reas ilegales (10.200 campos de f¨²tbol), de las 43.071 que existen en regad¨ªo. Sin embargo, la investigaci¨®n de WWF ha detectado que ¡°el uso ilegal del agua se extiende m¨¢s all¨¢ de los l¨ªmites que ha marcado la CHS¡±.
Esta gesti¨®n del agua subterr¨¢nea provoca una reducci¨®n dr¨¢stica de aportes a r¨ªos y humedales, lo que afecta a la importante biodiversidad que sustentan debido a que los niveles fre¨¢ticos (altura del agua) bajan cada vez m¨¢s y no llegan a la superficie, de tal forma que no se abastece el ecosistema, mantiene el informe. Tambi¨¦n aparece contaminaci¨®n salina o de sustancias procedentes de la actividad agraria, como los nitratos en el mar Menor, y hundimientos del terreno. WWF exige a las autoridades que se combata ¡°este delito ecol¨®gico¡±, cerrando todas las extracciones ilegales, modificando la Ley de Aguas y ampliando las plantillas y los recursos de los organismos que vigilan el regad¨ªo.
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