La Amazonia, al l¨ªmite por la sequ¨ªa: ¡°No sabemos qu¨¦ va a ser de nosotros¡±
El bajo caudal de los r¨ªos en el norte de Brasil impide la navegaci¨®n, la ¨²nica manera de llegar a miles de peque?os municipios que est¨¢n a punto de quedarse sin agua y comida
La Amazonia brasile?a vive una sequ¨ªa hist¨®rica que est¨¢ llevando al l¨ªmite a sus habitantes. La falta de lluvias ha provocado un fuerte descenso en el caudal de los r¨ªos que ya afecta al suministro de agua potable y a la agricultura de subsistencia, y que amenaza con dejar incomunicadas a cientos de miles de personas que viven ...
La Amazonia brasile?a vive una sequ¨ªa hist¨®rica que est¨¢ llevando al l¨ªmite a sus habitantes. La falta de lluvias ha provocado un fuerte descenso en el caudal de los r¨ªos que ya afecta al suministro de agua potable y a la agricultura de subsistencia, y que amenaza con dejar incomunicadas a cientos de miles de personas que viven en los rincones m¨¢s rec¨®nditos y vulnerables de Brasil. Los r¨ªos del norte del pa¨ªs son como carreteras acu¨¢ticas, pr¨¢cticamente todo el mundo (y los alimentos, comercios, medicinas) se mueve por v¨ªa fluvial. Las autoridades calculan que m¨¢s de medio mill¨®n de personas podr¨ªan verse afectadas por el desabastecimiento de agua y comida en las pr¨®ximas semanas.
¡°Todas las comunidades se van a quedar aisladas. Aqu¨ª, nuestro r¨ªo ya solo tiene 20 cent¨ªmetros de profundidad, tenemos que arrastrar las canoas¡±, explica por tel¨¦fono desde el interior de la selva Adamor Lima, cacique de la tierra ind¨ªgena Capan?. Los 150 habitantes de su aldea tardan ocho horas en barco r¨ªo abajo hasta llegar a la ciudad m¨¢s cercana, Manicor¨¦, a la que suelen ir una vez al mes a hacer recados y algunas compras. Los barcos m¨¢s grandes (con pasajes m¨¢s asequibles) ya no hacen ese trayecto. El r¨ªo est¨¢ tomado por bancos de arena y piedras que hacen imposible la navegaci¨®n. Los peces que Adamor sol¨ªa pescar frente a su casa cada d¨ªa tampoco est¨¢n all¨ª. El agua est¨¢ demasiado caliente, ahora se concentran en un recodo del r¨ªo m¨¢s profundo y de muy dif¨ªcil acceso. No muy lejos de su aldea, una gigantesca central hidroel¨¦ctrica en el r¨ªo Madeira par¨® sus turbinas el lunes por falta de agua. Es la cuarta m¨¢s grande del pa¨ªs y distribuye energ¨ªa a todo Brasil, pero seg¨²n el Gobierno de momento no hay riesgo de apagones. En las aldeas ind¨ªgenas y poblaciones ribeirinhas, donde apenas hay suministro de agua potable y se toma el agua directamente del r¨ªo, la sequ¨ªa puede ser el preludio de una crisis sanitaria. Es la gran paradoja: falta agua para los habitantes de la regi¨®n con m¨¢s reservas de agua dulce del mundo.
Pero la sequ¨ªa es, antes que nada, una importante cat¨¢strofe ambiental. En la regi¨®n del lago Tef¨¦, en los ¨²ltimos d¨ªas aparecieron muertos m¨¢s de 125 delfines. Los cad¨¢veres de los famosos botos, protagonistas de infinidad de leyendas locales, ahora son carnaza para los buitres. Seg¨²n el instituto Mamirau¨¢, que lleva a cabo una operaci¨®n para salvarlos a toda prisa, la elevada temperatura del agua ser¨ªa la principal causa de las muertes, ya que lleg¨® a rozar los 40 grados. La tragedia est¨¢ en el agua, pero tambi¨¦n en la copa de los ¨¢rboles. Con el aire m¨¢s seco que nunca, es el momento id¨®neo que los deforestadores aprovechan para quemar la vegetaci¨®n y abrir terreno para los pastos. Seg¨²n datos oficiales, en septiembre hubo 6.991 focos de incendio, el segundo peor registro desde 1998.
Los da?os colaterales de la sequ¨ªa extrema est¨¢n por todas partes. En la peque?a aldea de Vila Arum? viven menos de 1.000 personas en casitas desperdigadas a orillas del r¨ªo Purus, sobre una especie de acantilado arenoso. La semana pasada, un deslizamiento de tierra se trag¨® medio pueblo. Murieron dos personas y desaparecieron 45 casas. ¡°No fue algo normal, fue como un agujero negro que engull¨® todo nuestro barrio¡±, explica entre sollozos Kely Regina Dantas, trabajadora de una escuela p¨²blica que ahora mismo est¨¢ bajo tierra. El fen¨®meno de las llamadas ¡®tierras ca¨ªdas¡¯ es relativamente frecuente en la estaci¨®n seca, pero este a?o ha ido a m¨¢s. Cuando desaparece el agua que sostiene el peso del terreno en el nivel fre¨¢tico, la tierra simplemente se desmorona. ¡°Llevamos varias noches en vela haciendo guardia, mi marido y mi hijo, nos vamos turnando. El barrio est¨¢ todo lleno de grietas¡±, asegura. Al desasosiego por la tragedia se une la incertidumbre por c¨®mo llenar la nevera. La principal fuente de renta de esta familia es la pesca del piraruc¨², un pez que f¨¢cilmente supera los 100 kilos de peso. Ahora la pesca es impracticable porque los peces se han quedado aislados en lagos, as¨ª que transportarlos en barco es imposible. ¡°Al ritmo que va esto no sabemos qu¨¦ va a ser de nosotros. Aqu¨ª todo viene directamente desde Manaos, que est¨¢ a casi dos d¨ªas en barco. Si nos quedamos incomunicados no s¨¦ c¨®mo vamos a sobrevivir¡±, a?ade Kely.
En Manaos, capital de Amazonas, una urbe de m¨¢s de dos millones de habitantes incrustada en la selva, existe un importante polo industrial donde se concentra toda la producci¨®n nacional de televisiones, lavavajillas o aparatos de aire acondicionado. Los empresarios del resto del pa¨ªs ya temen quedarse con las estanter¨ªas vac¨ªas a las puertas del Black Friday, porque toda esa mercanc¨ªa sale de la ciudad en camiones a bordo de balsas, que pueden dejar de flotar en cualquier momento.
Fuerzas armadas
De momento, las autoridades brasile?as han decretado el estado de emergencia en 55 municipios, donde ya se est¨¢n repartiendo cestas con alimentos no perecederos y agua, kits de higiene y de salud. El Gobierno prometi¨® el apoyo log¨ªstico de la Fuerza A¨¦rea y la Marina, con acreditada experiencia en llegar hasta los ¨²ltimos rincones de la selva, como ocurre con las elecciones, cuando las urnas electr¨®nicas llegan en helic¨®ptero o en canoa, si hace falta.
Durante la estaci¨®n seca en la Amazonia (de julio a diciembre, aproximadamente) es normal que los r¨ªos bajen varios metros y aparezcan playas y bancos de arena, aunque este a?o hay varias anomal¨ªas, seg¨²n explica el coordinador de la Fundaci¨®n Amazonia Sostenible (FAS), Virgilio Viana. El Ni?o tiene parte de la culpa, ya que este fen¨®meno clim¨¢tico inhibe la formaci¨®n de nubes y lluvias, pero el escenario se ha agravado por el calentamiento anormal de las aguas del Atl¨¢ntico norte, relacionado con el cambio clim¨¢tico. ¡°El Ni?o siempre es recurrente, lo que vemos ahora es un aumento de su magnitud¡±, dice el especialista.
Esta ONG, como muchas otras en la regi¨®n, ya est¨¢ movilizada repartiendo cloro, potabilizadores y gasolina en las aldeas. No tanto para las lanchas a motor, que pronto se quedar¨¢n varadas, sino para los motorcitos con que los amazonenses hacen la harina de mandioca, junto al pescado, la base de su alimentaci¨®n. Viana, que hace 20 a?os fue secretario de Medio Ambiente en el gobierno de Amazonas, admite que todo esto son parches urgentes y que hay que pensar soluciones a largo plazo, como apostar por placas solares, internet y agricultura familiar para dar m¨¢s autonom¨ªa a las aldeas y ciudades que ahora est¨¢n al borde del colapso. ¡°Hay que prepararse para las pr¨®ximas calamidades, es resiliencia y adaptaci¨®n al cambio clim¨¢tico¡±.
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