Los Veintisiete ratifican ¡®in extremis¡¯ la ley de biodiversidad, una de las normas m¨¢s atacadas por la extrema derecha
Tras meses de retrasos y marchas atr¨¢s, se aprueba de forma definitiva esta normativa que busca restaurar para 2030 el 20% de las zonas terrestres y marinas de la UE
La saga de una de las leyes europeas m¨¢s politizadas e instrumentalizadas de los ¨²ltimos a?os llega a su fin: los ministros de Medio Ambiente de la UE han dado este lunes en Luxemburgo el visto bueno final a la Ley de Restauraci¨®n de la Naturaleza (LRN). La normativa, que busca recuperar la deteriorada biodiversidad europea como elemento clave del combate contra el calentamiento global, se hab¨ªa convertido en el gran chivo expiatorio de l...
La saga de una de las leyes europeas m¨¢s politizadas e instrumentalizadas de los ¨²ltimos a?os llega a su fin: los ministros de Medio Ambiente de la UE han dado este lunes en Luxemburgo el visto bueno final a la Ley de Restauraci¨®n de la Naturaleza (LRN). La normativa, que busca recuperar la deteriorada biodiversidad europea como elemento clave del combate contra el calentamiento global, se hab¨ªa convertido en el gran chivo expiatorio de la fuerte polarizaci¨®n que vive una UE donde el miedo al avance de la extrema derecha ha llevado a muchos pa¨ªses (y al principal partido en la Euroc¨¢mara, el Partido Popular Europeo, PPE) a recular en sus compromisos para luchar contra el cambio clim¨¢tico, sobre todo tras las protestas agr¨ªcolas de este a?o.
Pero no era solo un problema verde: el ¡°atasco¡± de la normativa, como lo ha definido el comisario de Medio Ambiente, Virginijus Sinkevicius, al comienzo del Consejo de Medio Ambiente, se estaba tambi¨¦n convirtiendo en un problema grave de ¡°credibilidad¡± de las instituciones europeas. La marcha atr¨¢s de un acuerdo cuando ya hab¨ªa sido negociado (y aprobado por la Euroc¨¢mara) ¡°socava todos los acuerdos institucionales de la Uni¨®n¡±, advirti¨® durante el debate el ministro irland¨¦s, Eamon Ryan. Poco antes, la vicepresidenta tercera y ministra de Transici¨®n Ecol¨®gica, Teresa Ribera, tambi¨¦n hab¨ªa incidido en la necesidad de proteger los procesos institucionales: ¡°Si lo que acordamos no nos gusta y lo volvemos a reabrir, no somos confiables¡±, resumi¨® la espa?ola nada m¨¢s llegar a la cita en Luxemburgo. De no haberse aprobado, se habr¨ªa abierto una ¡°grave crisis con respecto a la confianza en la que debemos basar las decisiones entre las distintas instituciones europeas¡±, agreg¨® tras la votaci¨®n final, recordando adem¨¢s que la ley era un compromiso internacional de una UE que busca liderar en materia medioambiental. No haber ratificado la legislaci¨®n, ha corroborado al respecto Greenpeace, habr¨ªa sido un ¡°bochorno¡± para la UE en un momento en el que se prepara el pr¨®ximo encuentro de la ONU sobre biodiversidad en Colombia en octubre.
Tras la aprobaci¨®n definitiva de este lunes por una ajustada mayor¨ªa cualificada (el 55% de los Estados miembros debe votar a favor y los Estados miembros favorables a la propuesta deben representar al menos el 65% de la poblaci¨®n total de la UE, se ha logrado con el 66%) y una vez publicada en el Diario Oficial de la UE, la LRN empezar¨¢ a ser implementada de inmediato. La normativa busca restaurar para 2030 el 20% de las zonas terrestres y marinas de la UE, donde el 81% de los h¨¢bitats terrestres y acu¨ªferos est¨¢n en mal estado.
Concluye as¨ª, a priori, un calvario legislativo que comenz¨® cuando el Partido Popular Europeo (PPE), que hasta entonces hab¨ªa apoyado la normativa, dio un giro de 180 grados a comienzos de 2023 y llam¨® a tumbarla en la Euroc¨¢mara, algo que finalmente no logr¨®, pero a costa de mucho drama pol¨ªtico ¡ªcasi tanto como el que ahora han protagonizado los Estados¡ª y un fuerte desgaste de todos. El fuerte viraje conservador ¡ªacompa?ado de algunos eurodiputados y l¨ªderes liberales¡ª se dio justo despu¨¦s de que el partido agrario y populista BBB venciera en las elecciones provinciales holandesas, dando el primer susto del asalto populista a las urnas que ha acabado un a?o m¨¢s tarde con un fuerte incremento en el Parlamento Europeo de la extrema derecha, que ha prometido acabar con el Pacto Verde y ha hecho de la LRN su m¨¢ximo s¨ªmbolo. Parad¨®jicamente, en Pa¨ªses Bajos, el BBB ha salido muy debilitado de unas elecciones europeas lideradas por la coalici¨®n verde-socialdem¨®crata de Frans Timmermans, el exvicepresidente de la Comisi¨®n Europea responsable hasta el verano pasado del Pacto Verde y gran impulsor de la LRN. Aun as¨ª, el pa¨ªs, a punto de formar gobierno bajo la batuta del ultra Geert Wilders en el que el BBB se llevar¨¢ la cartera de Agricultura, ha votado este lunes en contra de la ley de biodiversidad.
Voto decisivo de Austria
Como no pod¨ªa ser de otra manera en un expediente que, en muchos momentos, ha parecido una ¡°pel¨ªcula de terror¡±, como ha dicho Ribera, la aprobaci¨®n de la LRN se ha logrado este lunes bajo la amenaza del fracaso hasta el ¨²ltimo momento, y con la posibilidad de futuras secuelas no solo legales, sino pol¨ªticas, incluida una crisis de gobierno en Austria, que en septiembre celebrar¨¢ nuevas elecciones y donde el partido de ultraderecha FP? ha sido el m¨¢s votado en todo el pa¨ªs en los comicios europeos de la semana pasada.
Para que la ley saliera adelante, se requer¨ªa que al menos uno de los Estados que hab¨ªa dicho no cambiara su voto a un s¨ª, despu¨¦s de que, pese a haber votado a favor en su momento, Hungr¨ªa diera marcha atr¨¢s, desequilibrando una ya de por s¨ª fr¨¢gil balanza. Cuando la presidencia de turno belga ya asum¨ªa que tendr¨ªa que volver a retrasar el voto por falta de apoyos, sorpresivamente, la ministra de Medio Ambiente austriaca, la ecologista Leonore Gewessler, anunci¨® el domingo que votar¨ªa a favor este lunes, al considerar que est¨¢ legalmente habilitada para apoyar el texto debido a un cambio de equilibrios a nivel federal en su pa¨ªs (un Estado, Viena, cambi¨® del no al s¨ª, rompiendo la unanimidad en contra de la ley que ten¨ªa atada a Gewessler hasta entonces).
¡°En 20 o 30 a?os, cuando le ense?e la belleza de nuestro pa¨ªs a mis sobrinas y me pregunten qu¨¦ hice yo, les dir¨¦ que hice todo lo que pude para preservarla¡±, dijo a su llegada al consejo, en el que ratific¨® su decisi¨®n pese a las amenazas de los miembros conservadores de su propio Gobierno de coalici¨®n: el canciller, Karl Nehammer, ha anunciado que presentar¨¢ una denuncia penal por abuso de poder contra su ministra y amaga tambi¨¦n con presentar un recurso de anulaci¨®n ante el Tribunal de Justicia de la UE (TJUE). Una amenaza ¡ªsecundada por los ultras del FP?¡ª que el ministro belga que presidi¨® este lunes la cita, Alain Maron, desestim¨® al considerar que los que votan son los ministros que acuden a la cita y que esa es la voz v¨¢lida a tener en cuenta. Seg¨²n fuentes diplom¨¢ticas, tambi¨¦n el servicio legal del Consejo ha confirmado que el voto que hace un ministro en nombre de su pa¨ªs es legalmente vinculante.
La dificultad de lograr este voto a favor es un s¨ªmbolo, coinciden fuentes diplom¨¢ticas, de muchas de las disfuncionalidades que ha mostrado recientemente la UE. Porque los bandazos negociadores que ha dado la LRN el ¨²ltimo a?o, pero sobre todo los ¨²ltimos meses, se han convertido en una advertencia de todo lo que puede ir mal (y probablemente lo har¨¢) en un nuevo quinquenio con un mayor peso de las derechas m¨¢s extremas, euroesc¨¦pticas y negacionistas del cambio clim¨¢tico, tanto en el Parlamento Europeo como en varias capitales, quiz¨¢s incluso en Par¨ªs tras las elecciones legislativas del 7 de julio, donde el Reagrupamiento Nacional de Marine Le Pen tiene grandes posibilidades de llegar por primera vez al poder.
No se trata ya solo de un previsible fuerte retroceso de la agenda verde en unos a?os en los que ya no queda margen de tiempo para avanzar en la lucha contra el cambio clim¨¢tico, el problema es tambi¨¦n estructural: esta ley ha puesto en evidencia la fragilidad del sistema negociador de la propia UE, de los acuerdos (tanto los puestos por escrito como los t¨¢citos) que han permitido hasta ahora funcionar al dif¨ªcil engranaje de una mir¨ªada de pa¨ªses europeos todos, s¨ª, pero con pasados y visiones de futuro, y de c¨®mo llegar a ese futuro, a menudo muy divergentes. Varias leyes de la agenda verde ya han roto todas las convenciones en los ¨²ltimos a?os: la fiabilidad de los Estados a la hora de negociar estaba ya a la baja por la marcha atr¨¢s que han dado varios gobiernos, que exigieron cambios a los textos ya acordados con el Parlamento durante el proceso de ratificaci¨®n de varias normativas medioambientales, desde la prohibici¨®n de la venta de coches de combusti¨®n a partir de 2035 a la directiva de diligencia debida, que exige a grandes empresas un mayor respeto de derechos humanos y medioambientales.
Pero con la LRN el pulso ha sido m¨¢s extremo a¨²n, puesto que, pese a haber sido ya muy rebajada durante las negociaciones, varios Estados intentaron que fuera renegociada incluso cuando ya hab¨ªa sido ratificada por la Euroc¨¢mara, algo ins¨®lito al menos en los ¨²ltimos a?os.
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