C¨®mo matar a la ca?a invasora de los r¨ªos, una de las 100 especies m¨¢s peligrosas del mundo: 18 meses coci¨¦ndose bajo pl¨¢stico
Las riadas catastr¨®ficas de Valencia han dejado im¨¢genes impactantes de cauces repletos de estas plantas que impiden crecer a las aut¨®ctonas, que son imprescindibles para mitigar los efectos de las inundaciones
En medio de la pol¨¦mica tras la dana de Valencia sobre si la vegetaci¨®n de r¨ªos y torrentes ha empeorado los tremendos da?os, los expertos son contundentes: las especies aut¨®ctonas se deben mantener, pero hay que eliminar las ex¨®ticas invasoras, sobre todo una: la ca?a com¨²n (Arundo donax). No es f¨¢cil desterrar a una especie que la Uni¨®n Internacional para la Conservaci¨®n de la Naturaleza (UICN) considera ...
En medio de la pol¨¦mica tras la dana de Valencia sobre si la vegetaci¨®n de r¨ªos y torrentes ha empeorado los tremendos da?os, los expertos son contundentes: las especies aut¨®ctonas se deben mantener, pero hay que eliminar las ex¨®ticas invasoras, sobre todo una: la ca?a com¨²n (Arundo donax). No es f¨¢cil desterrar a una especie que la Uni¨®n Internacional para la Conservaci¨®n de la Naturaleza (UICN) considera como una de las 100 m¨¢s peligrosas del mundo por su capacidad de colonizaci¨®n. El proceso, largo y costoso, requiere un mantenimiento posterior. Primero se arranca y tritura la planta ¨Dpuede alcanzar los cinco o seis metros de altura¨D en trozos diminutos. Esos restos se mezclan con el terreno y se cubren con un pl¨¢stico negro y opaco, enganchado a la tierra con grapas, durante al menos 18 meses.
La falta de luz, que impide realizar la fotos¨ªntesis a la planta, sumada a las altas temperaturas bajo la lona, provoca la muerte de su parte subterr¨¢nea, el rizoma, el encargado de producir nuevos tallos y de mantener los nutrientes, que garantizan su supervivencia en las condiciones m¨¢s desfavorables. A partir de ah¨ª, se plantan especies propias (¨¢lamos, sauces, olmos, juncos, eneas, adelfas...) de crecimiento m¨¢s lento, a los que la ca?a desplaza y que son imprescindibles para mantener el ecosistema natural y ralentizar la velocidad del agua en caso de riadas.
Daniel Bruno, investigador de Ecolog¨ªa de la Universidad Miguel Hern¨¢ndez de Elche, advierte de la peligrosidad de la especie ex¨®tica. ¡°Tenemos manchas de ca?as que llegan a ocupar kil¨®metros, unidas por una ra¨ªz que no es profunda, de tal forma que la fuerza del agua en riadas puede arrancar grandes cantidades y provocar el colapso de infraestructuras¡±, explica. La cobertura pl¨¢stica se usa en lugares con suelos completamente degradados, como sucede en los ca?averales, para evitar da?os a otra vegetaci¨®n propia de Espa?a y que el perjuicio al suelo sea el menor posible. No paran ah¨ª los da?os de la ca?a: consume mayor cantidad de agua que las especies nativas, se convierte en una barrera para la fauna aut¨®ctona, y la gran cantidad de hojas y tallos que genera la convierte en una yesca en los incendios. Con la peculiaridad de que sale indemne de las llamas y rebrota inmediatamente.
La ca?a lleg¨® a Europa Occidental hace siglos desde el este de Asia, y ha hecho gala de su capacidad de invasi¨®n. En un principio, se utilizaba para construir caba?as, techumbres, cercados para el ganado, elaborar cester¨ªa... Pero esos usos cayeron en el olvido y la especie se ha extendido por la mayor parte de Espa?a, sobre todo por el sur y el este, adem¨¢s de por Canarias y Baleares.
Fin ¨²ltimo: restaurar los r¨ªos
¡°El fin ¨²ltimo no es quitar ca?as, sino restaurar los r¨ªos. Nunca vamos a eliminar la vegetaci¨®n de los cauces de forma indiscriminada, porque las consecuencias ser¨ªan mucho peores¡±, asegura la Confederaci¨®n Hidrogr¨¢fica del J¨²car (CHJ), de la que depende la cuenca que ha sufrido la desastrosa riada en Valencia. Si se hiciera algo as¨ª, ¡°la velocidad que podr¨ªa alcanzar el agua ser¨ªa enorme y el poder devastador de la avenida se multiplicar¨ªa. Adem¨¢s, [las especies aut¨®ctonas] producen el desbordamiento en varios puntos del cauce y lo reparte en superficies m¨¢s grandes de cuenca, lo que evita que sea m¨¢s agresivos¡±, responde el organismo a EL PA?S. La CHJ a?ade que el arrastre de ca?as se ha visto ¡°en episodios similares [al de la dana de Valencia]¡±. Pero ¡°al final, el problema no es de la vegetaci¨®n, sino de la capacidad de las obras de paso que se pueden encontrar a su paso¡±, que pueden generar ¡°tapones, desbordamientos o incluso el colapso de algunas infraestructuras¡±. En este ¨²ltimo episodio, ¡°lo que ha producido los mayores problema han sido los veh¨ªculos aparcados en zonas inundables y el arrastre de otros objetos y mobiliario urbano de dimensiones considerables¡±, puntualiza el organismo de cuenca.
Cada kil¨®metro de cauce de r¨ªo recuperado le cuesta un mill¨®n de euros a la CHJ, a lo que se une que solo pueden actuar en el dominio p¨²blico hidr¨¢ulico y la especie contin¨²a prosperando en fincas privadas adyacentes. Una vez pasado el a?o y medio de oscuridad, los t¨¦cnicos comienzan a retirar la envoltura pl¨¢stica, y cuando comprueban que no existe ni un vestigio de rizoma a la espera de ver la luz, comienzan con la plantaci¨®n de las especies aut¨®ctonas. Hay en lugares donde las plantas aut¨®ctonas crecen de forma espont¨¢nea al retirar el pl¨¢stico.
Estas actuaciones no implican una erradicaci¨®n permanente: es necesario un mantenimiento continuado. Y ah¨ª entran los municipios. ¡°Para asegurar el ¨¦xito, deben ser supervisadas y controladas por los ayuntamientos colaboradores¡±, explican desde la Comisar¨ªa de Aguas de la CHJ. Sales Tom¨¢s, directora de la fundaci¨®n para la restauraci¨®n de los r¨ªos Limne, corrobora esa necesidad de inspecci¨®n. ¡°Los r¨ªos tienen una din¨¢mica muy alta, de forma que puedes haber desterrado la ca?a de un tramo, pero te viene un trozo de rizoma de aguas arriba, se inserta en la parte que ya estaba bien y comienza a crecer otra vez¡±. Hay tanta ca?a, que ¡°es necesario priorizar, porque es imposible tener recursos para todo¡±, apunta. Y lo l¨®gico ser¨ªa empezar en las partes m¨¢s altas.
En el caso de Canarias, el gran problema de las ca?as, adem¨¢s de su papel en las riadas, es que se convierte en una mecha en los incendios. ¡°Trasladan el fuego a zonas m¨¢s altas¡±, explica Francisco Gonz¨¢lez Artiles, bi¨®logo de la consejer¨ªa de Medio Ambiente del Cabildo de Gran Canaria. En su caso, eliminan las plantas por tramos en los barrancos y extraen el rizoma para crear una discontinuidad en la mancha de vegetaci¨®n. Y despu¨¦s repueblan con especies propias de laurisilva (laurel, faya o brezo, entre otras). Como la ca?a rebrota r¨¢pidamente al cortarla, utilizan reba?os que se comen los tallos que aparecen nuevos.