_
_
_
_

El ¨²ltimo adi¨®s

'El ¨²ltimo adi¨®s' de Reed Arvin es un un thriller fascinante, inteligente y de una calidad literaria poco usual, en el que se combina lo mejor del g¨¦nero con una profunda reflexi¨®n sobre el valor del amor, la amistad y la ¨¦tica

1

De acuerdo, os lo contar¨¦. Os lo contar¨¦ porque se supone que la confesi¨®n es buena para el alma, y porque a la hora de elegir entre los remedios a mi disposici¨®n —desde la religi¨®n y Tony Robbins hasta la farmacia de guardia—, esta clase de alivio parece ser la que presenta menos riesgos. Por lo que a mi alma se refiere, he decidido adoptar la actitud de un m¨¦dico: ?ante todo, no da?ar¨¢s?.

?Arrojar todos mis principios por la borda.? Eso era lo que hab¨ªa hecho. Un instante de una existencia, y mi vida —que hasta entonces no hab¨ªa vivido siguiendo los principios m¨¢s elevados, pero s¨ª de modo bastante respetable— se fue al garete. La distancia que media entre la integridad y la p¨¦rdida de la inocencia demostr¨® tener el ancho del filo de una cuchilla; un pu?ado de decisiones, sin complicaciones, lubricadas por el deseo. Pens¨¦ que estaba eligiendo a una mujer. Pens¨¦ —y esto he de trag¨¢rmelo, pero es la verdad, y ¨¦sta es mi forma de aliviarme, al fin y al cabo— que me la merec¨ªa. Y ahora ella se ha convertido en mi fantasma, y vuelve para juzgarme.

M¨¢s informaci¨®n
Espa?a en tiempos del Quijote
Esposas y amantes

?ste es el comienzo de un colapso moral: quedar cautivo en los ojos de una mujer. Al toparme con su mirada, se me ceg¨® la mente. Todo lo que supe en aquel instante era que ella estaba en mi despacho y que lloraba, y que en un momento dado la invit¨¦ a sentarse. Se llamaba Violeta Ram¨ªrez, y yo pas¨¦ por alto la libreta de imitaci¨®n de piel, el vestido del Wal-mart y la carrera en la media. Por supuesto, todo esto indicaba que hab¨ªa venido al bufete equivocado, de la misma manera en que un Timex no es el reloj que deber¨ªa estar expuesto en una tienda que vende yates. Pero yo s¨®lo ten¨ªa ojos para su impecable piel de caramelo, para su melena azabache echada hacia atr¨¢s, para sus insondables ojos casta?os. Mi cuerpo empez¨® a actuar de acuerdo con el gui¨®n acostumbrado y las hormonas penetraron en las c¨¦lulas, y las neuronas comenzaron a dar se?ales de actividad y un mill¨®n de a?os de evoluci¨®n pusieron firmes todos mis pensamientos como si tratara de soldaditos.

Por lo general, los clientes de Carthy, Williams y Douglas no lloraban en mi oficina. Sol¨ªan ser m¨¢s dados a echar pestes, a maldecir e, incluso, con suerte, a escuchar con atenci¨®n. Pero, dado que s¨®lo por ocupar la silla que hab¨ªa frente a m¨ª pagaban cuatrocientos d¨®lares a la hora, no proced¨ªa elevar ninguna queja sobre su conducta. No obstante, una mujer que ha roto a llorar es algo diferente, y me sorprend¨ª a m¨ª mismo al levantarme para preguntar si pod¨ªa traerle alguna cosa. Era exquisitamente bella, lloraba y era imposible no escucharla.

Dijo que C¨¢liz era el padre de su hijo. Hab¨ªan cometido un error; ¨¦l hab¨ªa sacado de quicio a la polic¨ªa y ellos le hab¨ªan cargado las drogas, ?vale? ?l era bueno, ojal¨¢ la gente se diera cuenta. Era un poco bocazas, y la polic¨ªa se lo hab¨ªa hecho pagar. No era precisamente un monaguillo, de eso era consciente —?era una moradura lo que ocultaba su maquillaje?—, pero en este caso era inocente.

No s¨¦ si se dio cuenta del efecto que me causaba. Fascinado, observaba cada una de las l¨¢grimas que corr¨ªan por sus mejillas. Cruz¨® las piernas y me qued¨¦ sin aire. No es que yo no apreciara a la inmensa mayor¨ªa de las mujeres. Las hab¨ªa apreciado desde donde me alcanza la memoria, desde la calidez del seno de mi madre hasta la inteligencia incisiva de las colegas asociadas del bufete. Pero sucede que el feminismo no significa nada para el cuerpo humano, y que en ella hab¨ªa algo tan falto de complicaciones y tan vulnerable que no pude evitar desearla con toda el alma.

No dej¨¦ de cumplir con mi obligaci¨®n: le expliqu¨¦ que el bufete no llevaba casos relacionados con asuntos de drogas, o, ya puestos, asuntos que fueran de orden criminal. Entonces arreci¨® a¨²n m¨¢s el llanto, y al final no pude traer a colaci¨®n su imposibilidad obvia de satisfacer mi minuta. Pero eso habr¨ªa dado lo mismo, dado que Carthy, Williams y Douglas antes habr¨ªan invitado al arc¨¢ngel de la muerte a sus oficinas que defender a un traficante de drogas. As¨ª que tan s¨®lo a?ad¨ª que ten¨ªa las manos atadas, lo cual era cierto. No ten¨ªa poder para cambiar las reglas del bufete. Ella se puso en pie, me dio la mano y sali¨® de mi despacho envuelta en l¨¢grimas y humillaci¨®n. Horas despu¨¦s de que se fuera, su imagen segu¨ªa acos¨¢ndome. Ten¨ªa clavados los ojos en la silla que ella hab¨ªa ocupado, y deseaba que volviera. Durante dos d¨ªas no pude hacer nada en el despacho. Al final la llam¨¦, y le dije que har¨ªa lo que estuviera en mi mano. La verdad es que habr¨ªa movido cielo y tierra por volverla a ver.

Vender la idea en el bufete supuso bastante trabajo. Gracias a un meticuloso dise?o, Carthy, Williams y Douglas se encontraba tan lejos de ofrecer ayuda legal como le era posible. Sus oficinas ocupaban tres pisos del edificio Tower Walk en Buckhead, una zona de Atlanta donde es un crimen ser pobre o viejo. Si alguien iba a dedicar unos d¨ªas a jugar en los barrios bajos, hab¨ªa muy pocas posibilidades de que esa persona fuera yo, Jack Hammond. Tres a?os despu¨¦s de haber dejado la facultad de Derecho, me acababa de mudar a Atlanta —el im¨¢n que atrae a los fragmentos de humanidad de todo el sureste—, trabajaba setenta y cuatro horas a la semana, y por lo general no ten¨ªa reparos en gastarme el sueldo a lo loco. No pod¨ªa permitirme ning¨²n desliz. Sin embargo, a pesar de todo apalabr¨¦ una cita con el socio fundador, Frank Carthy.

Carthy ten¨ªa setenta a?os y hab¨ªa empezado en el negocio cuando el trabajo de oficio formaba parte de la responsabilidad de cualquier bufete grande. Eso dur¨® hasta principios de la d¨¦cada de los ochenta, y los jueces se lo repart¨ªan como algo inherente a las obligaciones de la profesi¨®n. A ¨¦l le hab¨ªa venido como anillo al dedo; era un liberal sure?o de la vieja guardia, con cierta debilidad por los casos de derechos civiles. Segu¨ªa contando batallitas sobre c¨®mo hab¨ªa sacado de la c¨¢rcel a manifestantes en los sesenta, en muchas ocasiones encerrados por delitos como tener el color de piel equivocado a la hora de escoger mesa en un restaurante. As¨ª, si bien se opondr¨ªa a un caso relacionado con drogas, podr¨ªa sentirse atra¨ªdo por otro que tuviera una chica llorando a l¨¢grima viva y un falso arresto basado en prejuicios raciales.

No es que me topara a menudo con Carthy; dentro de la jerarqu¨ªa del bufete, ¨¦l ocupaba el Monte Olimpo, y muy rara vez se dignaba bajar los dos pisos que conduc¨ªan al Hades donde est¨¢bamos los nuevos socios. A pesar de que yo trabajaba como una bestia —en general para olvidarme de haber nacido en Dothan, Alabama, donde mi adolescencia fue algo tan corriente que bien se pod¨ªa haber recortado—, mi acceso a los dioses del bufete era restringido. Al llegar, ten¨ªa la impresi¨®n de que me hallaba en posesi¨®n de alg¨²n incre¨ªble don legal. Lo que descubr¨ª en Carthy, Williams y Douglas fue que ser el chaval m¨¢s listo de Dothan, Alabama, equival¨ªa a ser el diamante m¨¢s brillante en un charco de barro. As¨ª que, de alg¨²n modo, el mero hecho de tener algo de qu¨¦ hablar con un socio fundador era un est¨ªmulo para mis expectativas.

En el mismo instante en que se lo empec¨¦ a comentar supe que hab¨ªa dado en el blanco. Durante un momento, me preocup¨® incluso que ¨¦l quisiera implicarse personalmente. Para Carthy, un tipo varias veces millonario, aceptar un caso como aqu¨¦l equival¨ªa a pasarse un par de horas frente a una carnicer¨ªa agitando la hucha colorada del Ej¨¦rcito de Salvaci¨®n, con la ventaja de no tener que exponerse a mojarse bajo la lluvia: algo, en definitiva, ben¨¦fico para el alma. Lo m¨¢s seguro era que diera por hecho que aquella manifestaci¨®n de generosidad legal no ser¨ªa sino una peque?a diversi¨®n, que probablemente no llevar¨ªa m¨¢s de unas pocas horas. El juzgado que se encargaba de los casos de drogas —una peque?a sala adyacente a la comisar¨ªa de polic¨ªa, con capacidad para s¨®lo una decena de personas— no era mayor que una puerta giratoria.

A la ma?ana siguiente fui a ver a C¨¢liz, y eso supon¨ªa un viaje a los recovecos m¨¢s escondidos de la c¨¢rcel del condado de Fulton. El olor de ese sitio es la condensaci¨®n atmosf¨¦rica de todo lo aborrecible cuando las cosas van mal, horriblemente mal: se compone, a partes iguales, de miseria humana, sudor, burocracia indiferente, taquillas de metal, gente sin techo, polic¨ªas obesos y luces fluorescentes que jam¨¢s se apagan. Un guardia poco hablador me condujo hasta una estancia indescriptible con dos sillas de metal y una gran mesa.

C¨¢liz apareci¨® un par de minutos m¨¢s tarde, y no tard¨¦ ni un segundo en darme cuenta de que me ca¨ªa mal. Ten¨ªa poco m¨¢s de veinte a?os, y ya gastaba esa mirada insolente y vacua de mat¨®n de poca monta. Sus ojos eran pozos de rabia distante, indicio de comportamiento soci¨®pata. Todo aquello que a¨²n le faltaba donde nos encontr¨¢bamos lo hallar¨ªa sin duda tras un par de a?os de estancia en esa escuela de crueldad que conocemos por prisi¨®n del Estado. Sacarle un relato completo del asunto fue imposible, pues su habilidad para la mentira flu¨ªa sin ning¨²n esfuerzo. Me mir¨® a los ojos, sin mostrar ninguna expresi¨®n de nada, y me dijo:

—No, man, la polic¨ªa puso las drogas en el carro, you know? Yo nunca tomo drogas. Ni me acerco a ellas.

?Y una mierda?, pens¨¦, lo que en el fondo tampoco era la cuesti¨®n. La verdadera pregunta era por qu¨¦ le hab¨ªan registrado el coche en primer lugar, y por qu¨¦, tras un cruce de palabras breve y poco amigable, hab¨ªan desmontado el asiento de atr¨¢s y hab¨ªan rebuscado en su maletero. La mala educaci¨®n y los desplantes no invalidan la constituci¨®n.

Enfrentar la palabra de Miguel C¨¢liz a la de la polic¨ªa de Atlanta no ser¨ªa un camino de rosas, aunque esa misma tarde me presentaron a los oficiales responsables de su arresto y comprob¨¦ que eran exactamente como me los hab¨ªa descrito. Fue en ese mismo instante cuando tuve la seguridad de que ¨¦l saldr¨ªa libre, sin que importara que fuera o no culpable. Ambos agentes eran un par de gilipollas mal¨¦volos que no se molestaban en disimular su p¨¦simo temperamento. De hecho, se parec¨ªan mucho a C¨¢liz: eran matones que se ganaban la vida gracias al dolor de la sociedad. Por lo tanto, hab¨ªa sido una mera cuesti¨®n de naturaleza humana —la gente detesta que algo o alguien le muestre sus puntos flacos— que C¨¢liz les sacara lo peor de s¨ª mismos: no les gustaban los latinos, no les gustaba C¨¢liz y, sobre todas las cosas, no les gustaba la gente a la que no pod¨ªan meter miedo. Si consegu¨ªa reunir el jurado adecuado, no necesitar¨ªa m¨¢s que invitarlos a echar una ojeada a ambos agentes para que C¨¢liz saliera libre.

Claro que nada de esto explica lo que sucedi¨® despu¨¦s; c¨®mo saqu¨¦ a su novia a cenar, c¨®mo por espacio de tres o cuatro horas la conversaci¨®n fluy¨® con facilidad por temas de los que ella nada sab¨ªa: la facultad de Derecho, el verano que hab¨ªa pasado de mochilero por Europa —en realidad fueron s¨®lo tres semanas, pero ya llev¨¢bamos un par de copas cuando tratamos el asunto—, y que el precio de una buena botella de vino no era nada comparado con otras cuestiones. A decir verdad, yo sab¨ªa muy poco de todos esos asuntos, pero ella me hab¨ªa observado con esos ojos brillantes de color azabache, y eso fue m¨¢s que suficiente. Era una tarde h¨²meda de oto?o, y ella se hab¨ªa pegado a m¨ª mientras pas¨¢bamos frente a las tiendas de Buckhead, un barrio que, en justicia, ella no pod¨ªa llamar suyo. Vest¨ªa lo que las chicas del gueto se ponen siempre cuando acuden a cualquier sitio: algo negro, demasiado ce?ido y demasiado corto.

La palabra ?seducci¨®n? implica la existencia de una v¨ªctima, y es demasiado confuso lo que sucedi¨® a continuaci¨®n para usarla aqu¨ª. Es cierto que me sorprend¨ª a m¨ª mismo pregunt¨¢ndome c¨®mo ser¨ªa perderse en su belleza, c¨®mo ser¨ªa verse en sus ojos brillantes y oscuros. Y tambi¨¦n que unas horas despu¨¦s la invit¨¦ a venir a casa —al hacerlo tartamude¨¦ un poco, pero ella no pareci¨® percatarse de ello—, mientras yo segu¨ªa dici¨¦ndome que s¨®lo ¨ªbamos a hablar, a pasar un rato juntos. Pero ya dentro del apartamento ella se peg¨® a m¨ª, y sent¨ª sus senos contra mi pecho, y la estrech¨¦ contra mi cuerpo, dispuesto a tratarla como al ¨¢ngel que cre¨ªa que era. Mi pecado no fue la lujuria. Mi pecado fue el pecado de Sat¨¢n, que quiso ser como Dios. Aspir¨¦ a ser el salvador de la pedestre Violeta Ram¨ªrez y quise que ella me adorara por hacerlo.

A la ma?ana siguiente hab¨ªa un l¨ªo de s¨¢banas a mi lado; su exquisito aroma femenino me envolv¨ªa mientras despertaba, dej¨¢ndome mareado. Ella suspir¨® profundamente y, al darse la vuelta, su trasero de clara piel morena roz¨® mi cadera. Cerr¨¦ los ojos y experiment¨¦ algo parecido a la euforia, aunque m¨¢s hondo y m¨¢s pegado a la tierra. Dorm¨ªa de una forma tan profunda y apacible, que de nuevo me maravill¨¦ de que Dios, con su infinita capacidad para la iron¨ªa, a menudo empareje a ¨¢ngeles como Violeta con fracasados como C¨¢liz. Tal vez me lo estaba tomando todo de forma demasiado rom¨¢ntica. Estoy seguro de que fue as¨ª, pues en aquel momento de mi vida a¨²n conservaba esa capacidad. Tal vez a ella le iban los chicos malos. Tal vez la figura paterna ten¨ªa algo que ver en el hecho de que saliera con alguien como C¨¢liz. Tal vez ella era como yo, y s¨®lo buscaba salvar a alguien que fuera como ella. Con certeza, C¨¢liz se ajustaba al modelo. La mente es infinitamente compleja.

Pr¨®ximo fragmento: ' Esposas y amantes', de Jane Elizabeth Varley

Portada del libro 'El ¨²ltimo adi¨®s' de Reed Arvin
Portada del libro 'El ¨²ltimo adi¨®s' de Reed Arvin

Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo

?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?

Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.

?Por qu¨¦ est¨¢s viendo esto?

Flecha

Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.

?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.

En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.

Recomendaciones EL PA?S
Recomendaciones EL PA?S
Recomendaciones EL PA?S
_
_
universo-virtual.com
buytrendz.net
thisforall.net
benchpressgains.com
qthzb.com
mindhunter9.com
dwjqp1.com
secure-signup.net
ahaayy.com
soxtry.com
tressesindia.com
puresybian.com
krpano-chs.com
cre8workshop.com
hdkino.org
peixun021.com
qz786.com
utahperformingartscenter.org
maw-pr.com
zaaksen.com
ypxsptbfd7.com
worldqrmconference.com
shangyuwh.com
eejssdfsdfdfjsd.com
playminecraftfreeonline.com
trekvietnamtour.com
your-business-articles.com
essaywritingservice10.com
hindusamaaj.com
joggingvideo.com
wandercoups.com
onlinenewsofindia.com
worldgraphic-team.com
bnsrz.com
wormblaster.net
tongchengchuyange0004.com
internetknowing.com
breachurch.com
peachesnginburlesque.com
dataarchitectoo.com
clientfunnelformula.com
30pps.com
cherylroll.com
ks2252.com
webmanicura.com
osostore.com
softsmob.com
sofietsshotel.com
facetorch.com
nylawyerreview.com
apapromotions.com
shareparelli.com
goeaglepointe.com
thegreenmanpubphuket.com
karotorossian.com
publicsensor.com
taiwandefence.com
epcsur.com
odskc.com
inzziln.info
leaiiln.info
cq-oa.com
dqtianshun.com
southstills.com
tvtv98.com
thewellington-hotel.com
bccaipiao.com
colectoresindustrialesgs.com
shenanddcg.com
capriartfilmfestival.com
replicabreitlingsale.com
thaiamarinnewtoncorner.com
gkmcww.com
mbnkbj.com
andrewbrennandesign.com
cod54.com
luobinzhang.com
bartoysdirect.com
taquerialoscompadresdc.com
aaoodln.info
amcckln.info
drvrnln.info
dwabmln.info
fcsjoln.info
hlonxln.info
kcmeiln.info
kplrrln.info
fatcatoons.com
91guoys.com
signupforfreehosting.com
faithfirst.net
zjyc28.com
tongchengjinyeyouyue0004.com
nhuan6.com
oldgardensflowers.com
lightupthefloor.com
bahamamamas-stjohns.com
ly2818.com
905onthebay.com
fonemenu.com
notanothermovie.com
ukrainehighclassescort.com
meincmagazine.com
av-5858.com
yallerdawg.com
donkeythemovie.com
corporatehospitalitygroup.com
boboyy88.com
miteinander-lernen.com
dannayconsulting.com
officialtomsshoesoutletstore.com
forsale-amoxil-amoxicillin.net
generictadalafil-canada.net
guitarlessonseastlondon.com
lesliesrestaurants.com
mattyno9.com
nri-homeloans.com
rtgvisas-qatar.com
salbutamolventolinonline.net
sportsinjuries.info
topsedu.xyz
xmxm7.com
x332.xyz
sportstrainingblog.com
autopartspares.com
readguy.net
soniasegreto.com
bobbygdavis.com
wedsna.com
rgkntk.com
bkkmarketplace.com
zxqcwx.com
breakupprogram.com
boxcardc.com
unblockyoutubeindonesia.com
fabulousbookmark.com
beat-the.com
guatemala-sailfishing-vacations-charters.com
magie-marketing.com
kingstonliteracy.com
guitaraffinity.com
eurelookinggoodapparel.com
howtolosecheekfat.net
marioncma.org
oliviadavismusic.com
shantelcampbellrealestate.com
shopleborn13.com
topindiafree.com
v-visitors.net
qazwsxedcokmijn.com
parabis.net
terriesandelin.com
luxuryhomme.com
studyexpanse.com
ronoom.com
djjky.com
053hh.com
originbluei.com
baucishotel.com
33kkn.com
intrinsiqresearch.com
mariaescort-kiev.com
mymaguk.com
sponsored4u.com
crimsonclass.com
bataillenavale.com
searchtile.com
ze-stribrnych-struh.com
zenithalhype.com
modalpkv.com
bouisset-lafforgue.com
useupload.com
37r.net
autoankauf-muenster.com
bantinbongda.net
bilgius.com
brabustermagazine.com
indigrow.org
miicrosofts.net
mysmiletravel.com
selinasims.com
spellcubesapp.com
usa-faction.com
snn01.com
hope-kelley.com
bancodeprofissionais.com
zjccp99.com
liturgycreator.com
weedsmj.com
majorelenco.com
colcollect.com
androidnews-jp.com
hypoallergenicdogsnames.com
dailyupdatez.com
foodphotographyreviews.com
cricutcom-setup.com
chprowebdesign.com
katyrealty-kanepa.com
tasramar.com
bilgipinari.org
four-am.com
indiarepublicday.com
inquick-enbooks.com
iracmpi.com
kakaschoenen.com
lsm99flash.com
nana1255.com
ngen-niagara.com
technwzs.com
virtualonlinecasino1345.com
wallpapertop.net
nova-click.com
abeautifulcrazylife.com
diggmobile.com
denochemexicana.com
eventhalfkg.com
medcon-taiwan.com
life-himawari.com
myriamshomes.com
nightmarevue.com
allstarsru.com
bestofthebuckeyestate.com
bestofthefirststate.com
bestwireless7.com
declarationintermittent.com
findhereall.com
jingyou888.com
lsm99deal.com
lsm99galaxy.com
moozatech.com
nuagh.com
patliyo.com
philomenamagikz.net
rckouba.net
saturnunipessoallda.com
tallahasseefrolics.com
thematurehardcore.net
totalenvironment-inthatquietearth.com
velislavakaymakanova.com
vermontenergetic.com
sizam-design.com
kakakpintar.com
begorgeouslady.com
1800birks4u.com
2wheelstogo.com
6strip4you.com
bigdata-world.net
emailandco.net
gacapal.com
jharpost.com
krishnaastro.com
lsm99credit.com
mascalzonicampani.com
sitemapxml.org
thecityslums.net
topagh.com
flairnetwebdesign.com
bangkaeair.com
beneventocoupon.com
noternet.org
oqtive.com
smilebrightrx.com
decollage-etiquette.com
1millionbestdownloads.com
7658.info
bidbass.com
devlopworldtech.com
digitalmarketingrajkot.com
fluginfo.net
naqlafshk.com
passion-decouverte.com
playsirius.com
spacceleratorintl.com
stikyballs.com
top10way.com
yokidsyogurt.com
zszyhl.com
16firthcrescent.com
abogadolaboralistamd.com
apk2wap.com
aromacremeria.com
banparacard.com
bosmanraws.com
businessproviderblog.com
caltonosa.com
calvaryrevivalchurch.org
chastenedsoulwithabrokenheart.com
cheminotsgardcevennes.com
cooksspot.com
cqxzpt.com
deesywig.com
deltacartoonmaps.com
despixelsetdeshommes.com
duocoracaobrasileiro.com
fareshopbd.com
goodpainspills.com
kobisitecdn.com
makaigoods.com
mgs1454.com
piccadillyresidences.com
radiolaondafresca.com
rubendorf.com
searchengineimprov.com
sellmyhrvahome.com
shugahouseessentials.com
sonihullquad.com
subtractkilos.com
valeriekelmansky.com
vipasdigitalmarketing.com
voolivrerj.com
zeelonggroup.com
1015southrockhill.com
10x10b.com
111-online-casinos.com
191cb.com
3665arpentunitd.com
aitesonics.com
bag-shokunin.com
brightotech.com
communication-digitale-services.com
covoakland.org
dariaprimapack.com
freefortniteaccountss.com
gatebizglobal.com
global1entertainmentnews.com
greatytene.com
hiroshiwakita.com
iktodaypk.com
jahatsakong.com
meadowbrookgolfgroup.com
newsbharati.net
platinumstudiosdesign.com
slotxogamesplay.com
strikestaruk.com
trucosdefortnite.com
ufabetrune.com
weddedtowhitmore.com
12940brycecanyonunitb.com
1311dietrichoaks.com
2monarchtraceunit303.com
601legendhill.com
850elaine.com
adieusolasomade.com
andora-ke.com
bestslotxogames.com
cannagomcallen.com
endlesslyhot.com
iestpjva.com
ouqprint.com
pwmaplefest.com
qtylmr.com
rb88betting.com
buscadogues.com
1007macfm.com
born-wild.com
growthinvests.com
promocode-casino.com
proyectogalgoargentina.com
wbthompson-art.com
whitemountainwheels.com
7thavehvl.com
developmethis.com
funkydogbowties.com
travelodgegrandjunction.com
gao-town.com
globalmarketsuite.com
blogshippo.com
hdbka.com
proboards67.com
outletonline-michaelkors.com
kalkis-research.com
thuthuatit.net
buckcash.com
hollistercanada.com
docterror.com
asadart.com
vmayke.org
erwincomputers.com
dirimart.org
okkii.com
loteriasdecehegin.com
mountanalog.com
healingtaobritain.com
ttxmonitor.com
bamthemes.com
nwordpress.com
11bolabonanza.com
avgo.top