"Cuando me reconocen con estos galardones me pregunto si me los merezco"
A Mar¨ªa Ugarte Espa?a (Segovia, 1914) no parecen pesarle sus 92 a?os reci¨¦n cumplidos. Dice que despu¨¦s de un problema de salud que padeci¨® tiene algunas dificultades para hablar y que ya no escucha tan bien como hace a?os. Nadie lo dir¨ªa. Est¨¢ plet¨®tica. La escritora y periodista espa?ola recibi¨® el pasado d¨ªa 21 el Premio Nacional de Literatura de Rep¨²blica Dominicana. Con desparpajo, sentada en su "despacho", en su casa, ofrece muestras de creatividad con la ilusi¨®n de una adolescente. "Podemos hacer algo diferente, con un hilo diferente, ?eh?".
Lleg¨® a Rep¨²blica Dominicana en 1940, con otros exiliados. Y, en lugar de seguir hacia otro pa¨ªs, como hicieron muchos de sus compatriotas, esta alumna de Antonio Machado y Ortega y Gasset y compa?era de clase de Juli¨¢n Mar¨ªas, decidi¨® quedarse con una gente que la ha colmado de afecto y en un pa¨ªs que la ha visto triunfar, aunque ella no lo crea as¨ª.
P. Usted fue reconocida como Patrimonio Cultural Viviente en diciembre. Ahora le entregan el Premio Nacional de Literatura. ?Demasiadas emociones juntas para su 92 cumplea?os?
R. S¨ª, s¨ª, y me tengo que declarar afectada por ellas. Ayer, por indicaci¨®n incluso del m¨¦dico, me aisl¨¦ por la tarde. Si no, hubiera reventado. Hab¨ªa mucha gente aqu¨ª, por los 92 a?os. Me llamaban constantemente, y estaba alterada. Mis nietos me obligaron a salir de casa y me fui con uno de ellos a la Casa de Espa?a a comer algo que hac¨ªa mucho que no com¨ªa, boquerones fritos.
P. Usted dijo, tras enterarse de la concesi¨®n del premio, que no entend¨ªa por qu¨¦ a usted. Ahora, ?lo entiende?
R. ?sto no lo he dicho nunca. Me da miedo cuando me hacen un reconocimiento de ese tipo porque creo que no me lo merezco. ?He hecho una labor que merezca esto que me est¨¢n dando?, porque me han dado los m¨¢s grandes premios. Uno, reci¨¦n creado, con el que me sent¨ª m¨¢s segura, el de Patrimonio Cultural Viviente, porque he hecho un trabajo muy fuerte y constante. Pero cuando me dan otro tipo de galardones, de premios, de reconocimientos, me pregunto si me los merezco. Me da p¨¢nico, y me quisiera esconder, que no me vea nadie.
P. Pero analizaron su obra y entendieron que lo merec¨ªa.
R. Entendieron que s¨ª, y estoy satisfecha y contenta, pero siento p¨¢nico.
P. Historiadora, periodista, escritora? ?O los tres terrenos juntos?
R. Historiadora. Es con lo que m¨¢s me identifico. Sobre todo, con algo que me invent¨¦: el periodismo hist¨®rico. Todo el trabajo que hice durante a?os, al mismo tiempo que se hac¨ªan restauraciones, era periodismo, hac¨ªa noticias del d¨ªa a d¨ªa de lo que se estaba haciendo, si lo hac¨ªan bien y si lo hac¨ªan mal. Pero eso lo hac¨ªa como persona conocedora del arte colonial. Y lo hac¨ªa de manera paralela en el peri¨®dico y en televisi¨®n.
P. As¨ª que ya era una periodista multimedia.
R. (Se r¨ªe). S¨ª, me adelant¨¦ a lo multimedia? Pero, despu¨¦s, la parte que pudi¨¦ramos llamar literaria, no la ejerc¨ª realmente, salvo cuando llegu¨¦ aqu¨ª. No ten¨ªa trabajo y en los a?os 43 y 44 escrib¨ª bastantes art¨ªculos literarios, que se van a recoger ahora en un libro. S¨ª hac¨ªa literatura, pero fue de manera limitada. Despu¨¦s vino la necesidad de ganar dinero. Entonces me fui encauzando con trabajos relacionados con mis estudios, y empec¨¦ con la investigaci¨®n hist¨®rica, que era uno de mis fuertes, y tuve suerte porque me contrataron para hacer algunos trabajos y me vi con documentos a los que nadie hab¨ªa dado importancia. Esto me dio mucho relieve intelectual.
P. ?Fue ¨¦so lo que le hizo quedarse en Rep¨²blica Dominicana en lugar de partir para otras tierras de Am¨¦rica, como hicieron muchos otros?
R. Fue la gente. A m¨ª me acogi¨® con tanto afecto y me ayud¨® tanto, que me dije: ?D¨®nde yo voy? ?Donde no me conoce nadie y hay mucha competencia porque ya han ido otros? Vi que ya estaba encauzada, que empezaban a conocerme, que me trataban muy bien? Me qued¨¦ sin trabajo por cuestiones pol¨ªticas, y ah¨ª fue donde comenc¨¦ como periodista.
P. Que es como m¨¢s se la conoce.
R. Porque estoy en esto treinta y tantos a?os. Pero yo no era periodista. Se lo dije a Rafael Herrera, jefe de redacci¨®n de El Caribe en aquella ¨¦poca, cuando me invit¨® a trabajar con ¨¦l. Ahora, siempre he dicho que el historiador puede ser buen periodista. Al fin y al cabo, recoge los hechos, los datos de la vida, del ser humano.
P. Pero hay que saber contarlos...
R. Exacto, y hay que saber ser serio y atenerse a la verdad y saber encontrar las fuentes?La investigaci¨®n hist¨®rica es muy delicada, pero todo eso se puede transplantar al periodismo.
P. ?Cree que a la gente le importa tanto la historia?
R. No. Se le da una importancia m¨¢s sentimental, pero conocer bien la evoluci¨®n de los hechos y presentarlo de manera seria y ordenada? De eso tienen mucha culpa los historiadores. Presentan los hechos de la historia de una manera tan aburrida, con una prosa tan pesada, con tan poca gracia para dar los datos? Yo le doy un tono muy distinto. En Estampas coloniales, por ejemplo, escribo con un sentido del humor bastante grande? Yo digo que con cierto sentido de novela picaresca. Pero a los historiadores no les gusta mucho lo corriente, lo normal, el hombre de la calle? y todo lo que ellos hacen se puede hacer, pero de forma amena.
P. ?Por qu¨¦ no regres¨® nunca a Espa?a?
R. Me gust¨® mucho Rep¨²blica Dominicana.
P. ?Nunca se le pas¨® por la cabeza volver?
R. Bueno, los dos primeros a?os estaba loca tratando de ahorrar dinero para volver el d¨ªa que se pudiera. No hubiera tenido problemas all¨¢. No fui una persona activista. Como estudiante era de izquierdas, l¨®gicamente, con ese entusiasmo de los 17 ¨® 18 a?os, pero no era una persona que tuviera una obsesi¨®n?
P. Pero fue de una dictadura, la de Franco, a otra, la de Trujillo.
R. A m¨ª no me molestaron. Y en Relaciones Exteriores (trabaj¨® un tiempo en ese Ministerio) renunci¨¦ por cuestiones pol¨ªticas, no me sacaron. Y siendo periodista jam¨¢s me indicaron que tuviera que hacer algo para alabar al tirano. No lo conoc¨ª. Gracias a Dios nunca nadie me mand¨® estar cerca para un trabajo, conoc¨ª a muchos de los pol¨ªticos que estaban cerca de ¨¦l profundamente? Por eso no consegu¨ª cosas muy buenas. Podr¨ªa haber conseguido mucho m¨¢s de lo que lograba con mi trabajo si hubiera escrito a favor, elogiando a esa gente. Pero fui muy discreta y no me molestaron.
P. ?Qu¨¦ fue lo primero que pas¨® por su cabeza cuando le llamaron para decirle que hab¨ªa ganado el Premio Nacional de Literatura?
R. Lo menos que pensaba era que me lo iban a dar. Si hubiera sido el a?o pasado, no me hubiera extra?ado, porque sabe lo que pas¨® hace dos a?os, con Andr¨¦s L. Mateo (premio del a?o 2004), que much¨ªsima gente escribi¨® para que me lo dieran a m¨ª? No me lo dieron y mucha gente qued¨® muy defraudada. Entonces, si me lo hubieran dado el a?o pasado no me hubiera extra?ado, pero me alegr¨¦ mucho porque hubiera parecido algo pol¨ªtico.
P. Y ahora le llega por sorpresa.
R. El d¨ªa 24 (de enero) yo estaba leyendo el peri¨®dico y cre¨ª que ya lo hab¨ªan dado y me puse a buscar a qui¨¦n. Pero no, era que anunciaban que se iba a conocer ese d¨ªa. Y al cabo de un rato me llama Jos¨¦ Luis Corripio (empresario de origen espa?ol y presidente de la fundaci¨®n que coauspicia el certamen): "Se le acaba de otorgar el Premio Nacional de Literatura". "?A m¨ª?" "S¨ª, a usted, do?a Mar¨ªa". Me qued¨¦ que no pod¨ªa contestar. Fue sorpresa y emoci¨®n.
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