Morrisey muestra su mejor cara en el FIB
El m¨²sico ingl¨¦s da un repaso a los grandes temas de The Smiths
Morrissey sald¨® esta noche su particular deuda con el Festival Internacional de Benic¨¢ssim (FIB), en cuya edici¨®n de 2004 cancel¨® su concierto y ante el cual mostr¨® ayer su mejor cara, la art¨ªstica, con un repaso a grandes temas de The Smiths, sin olvidar la teatral y la provocativa, con homenajes y referencias a Espa?a y a su bandera. A continuaci¨®n, el FIB recibir¨¢ la segunda visita de uno de los grupos alternativos m¨¢s reconocidos del panorama musical, los escoceses Franz Ferdinand.
BLOG: Festival de Benic¨¢ssim |
Fueron 75 minutos de concierto durante los cuales las m¨¢s de 30.000 personas - incluidos ni?os- que abarrotaban, con camisetas de los Smiths y algunos con gladiolos -la flor favorita del cantante- desde una hora antes la explanada del Escenario Verde asistieron a un repaso a la mejor historia moderna del pop desde The Beatles, tal y como coinciden cr¨ªtica y p¨²blico en el homenaje que se le rinde en la ¨²ltima d¨¦cada como "padrino" del pop-rock independiente.
El escenario estaba dominado por un enorme retrato de Oscar Wilde -la mayor referencia literaria de Morrissey-, un gran gong y la bandera italiana de la bater¨ªa en homenaje a Roma, que le acoge en los ¨²ltimos meses tras su particular exilio en Los Angeles y donde ha grabado su ¨²ltimo disco, Ringleader of the tormentors. El artista de Manchester, el principal reclamo del FIB 2006 junto a Depeche Mode y Pixies, sali¨® puntual, a las 21.00 horas y a¨²n a plena luz del caluroso d¨ªa, vestido con camisa amarilla mientras los cinco miembros de su banda luc¨ªan camisetas rojas con una imagen de Playboy.
En el centro del escenario, Moz - el mote con que le conoce la comunidad hispana, fiel seguidora desde M¨¦xico hasta Chile que tambi¨¦n se ha dejado notar esta noche en Benic¨¢ssim- se ha rodeado de sus m¨²sicos y han formado la bandera de Espa?a mientras hac¨ªan una reverencia al p¨²blico antes de acometer Panic, uno de los temas m¨¢s mblem¨¢ticos de The Smiths y que, veinte a?os despu¨¦s, sigue siendo vigente pues muchos siguen queriendo "colgar al pinchadiscos" ("hang the DJ", como jalea la canci¨®n).
Luego llegaron Irish blood, english heart, que supuso en 2004 su regreso tras siete a?os en silencio discogr¨¢fico; The youngest was the most loved, You have killed me y, de nuevo los Smiths, Still ill con los "riffs" de guitarra a modo de locomotora que tanto le caracteriz¨® a mediados de los 80. Uno de los momentos culminantes del concierto lo protagoniz¨® con The first of the gang to die, el puente musical entre los ¨¦xitos de los seguidores de los Smiths y el nuevo p¨²blico joven del panorama "indie". El FIB vivi¨® con este tema uno de los mejores momentos de sus doce a?os de historia.
Con homenaje al recientemente fallecido Syd Barrett y recuerdo - agradecido- a las ventas de su ¨²ltimo disco en Espa?a, tambi¨¦n atac¨® con Girlfriend in a coma, Let me kiss you -la canci¨®n que regal¨® a Nancy Sinatra en 2004-, I will see you in far-off places - donde esgrimi¨® unas maracas-, You to me are a work of art y I want to see the boy happy. Regres¨® a la ¨¦poca de los Smiths con How soon is now? para enfundarse la bandera de Espa?a como pareo, que despu¨¦s dej¨® colgada en el m¨¢stil del micr¨®fono para recuperar Trouble loves me, defender que At last I am born (Finalmente he nacido) y cerrar su paso por el FIB con Life is a pigsty.
Este tema, considerado el mejor de Ringleader of the tormentors, sirvi¨® de broche dram¨¢tico al concierto (ya nocturno), con su rico desarrollo instrumental -con ecos de lluvia y tormenta en pleno verano bochornoso castellonense- y cantando a los "fibers" que la vida es una pocilga. El lo narra en canciones desde hace casi treinta a?os, haciendo que adolescentes atormentados y adultos sensibles se fijen en su obra y su persona para tomarlas como gu¨ªa.
"Tocar¨¦ una canci¨®n m¨¢s y luego os abandonar¨¦ en la oscuridad", hab¨ªa anunciado antes de interpretarla con la tercera camisa, azul oscura, que utiliz¨® durante el recital -la amarilla y luego una azul cielo las tir¨® al p¨²blico, como es tradicional en sus conciertos-, y en el que tambi¨¦n despleg¨® sus habituales moh¨ªnes, golpes de pecho y latigazos con el cable del micr¨®fono. Se fue discretamente, dejando la ovaci¨®n final para su banda. "Lo vi en 1985 en San Sebasti¨¢n", recuerda un aficionado espa?ol cercano a los 50 que le sigue desde entonces "con admiraci¨®n total, porque no hay nadie como ¨¦l".
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