La m¨²sica "degenerada" que repudi¨® el III Reich
Una exposici¨®n recoge en Barcelona documentos gr¨¢ficos, escritos y sonoros sobre los esfuerzos del r¨¦gimen de nazi de imponerse sus criterios en la m¨²sica
Pinturas, dibujos y grabados, grabaciones sonoras, filmes y material gr¨¢fico y documental ilustran desde hoy en La Pedrera la exposici¨®n La m¨²sica y el III Reich, los esfuerzos del r¨¦gimen nazi para imponer cierta creaci¨®n musical germ¨¢nica en detrimento de la llamada "m¨²sica degenerada". La exposici¨®n parte del n¨²cleo presentado a finales de 2004 en la Cit¨¦ de la Musique, ampliado en Barcelona por la Fundaci¨®n Caixa Catalunya, con "una dedicaci¨®n especial a la m¨²sica del exilio y a la de los campos de concentraci¨®n, con un cap¨ªtulo centrado espec¨ªficamente en la m¨²sica en el campo de concentraci¨®n de Terezin", ha destacado el director de la Fundaci¨®n, Alex Susanna.
"Aunque la exposici¨®n es una met¨¢fora de la relaci¨®n entre la m¨²sica y el poder, las interferencias, las injerencias y la comunicaci¨®n entre ambos, tambi¨¦n puede ser vista como una muestra sobre el poder de la m¨²sica, representado por la fuerza que tuvo en los campos de concentraci¨®n", ha a?adido Susanna.
Seg¨²n ha explicado hoy el comisario de la exposici¨®n, Pascal Huynh, "el cartel que introduce al visitante, en el que se funden el ¨¢guila imperial del escudo alem¨¢n con un ¨®rgano, ya expresa la importancia que la m¨²sica tuvo en la propaganda nazi y la difusi¨®n de la idea de la superioridad de la m¨²sica alemana sobre el resto". Tanto Hitler como su ministro de Propaganda, Josef Goebbels, ten¨ªan la arquitectura y la m¨²sica entre sus artes preferidas.
A partir de 1933, concreta Huynh, el r¨¦gimen nacionalsocialista comenz¨® la depuraci¨®n sistem¨¢tica de la vida cultural "con la imposici¨®n de un ideal est¨¦tico basado en la supremac¨ªa de la raza aria", una "revoluci¨®n conservadora" que cristaliza alrededor de los valores del clasicismo y la gran tradici¨®n rom¨¢ntica. Fuera de este c¨ªrculo quedan las corrientes expresionistas, abstractas y realistas, as¨ª como la m¨²sica atonal, rechazadas y asociadas a la "degeneraci¨®n".
"Arte degenerado"
El t¨¦rmino "arte degenerado" se acu?a en la exposici¨®n organizada en M¨²nich en 1937, en la que se condenan el arte abstracto, el dada¨ªsmo y pintores representados en la exposici¨®n como George Grosz u Oskar Kokoschka. La m¨²sica tambi¨¦n tuvo su exposici¨®n equivalente un a?o despu¨¦s en D¨¹sseldorf, en la que se ataca la internacionalizaci¨®n del jazz o la opereta jud¨ªa.
Tras "reescribir" la historia de la m¨²sica, de la que desaparecen los compositores de origen jud¨ªo, como Mendelssohn, Meyerbeer, Offenbach o Mahler, toma cuerpo la idea de "la superioridad natural de la m¨²sica alemana" construida, seg¨²n el comisario, a partir de "Bach, H?ndel, Beethoven y Bruckner". El drama wagneriano se convierte a partir de 1933 en "canon de la ¨®pera oficial", una est¨¦tica tambi¨¦n cultivada por compositores como Carl Orff, Werner Egk o Rudolf Wagner-R¨¦geny.
La exposici¨®n se ocupa de algunos de los artistas que se quedaron en Alemania y los que se vieron obligados a emigrar. Entre los que se quedaron, algunos fueron condenados a colaborar con el r¨¦gimen o a enmudecer, como Paul Hindemith, el director de orquesta Wilhelm Furtw?ngler, el pintor Emil Nolde o el compositor Karl Amadeus Hartmann.
La exposici¨®n se cierra con un apartado dedicado a Theresienstad, el campo de concentraci¨®n-modelo creado por los nazis en 1941 al norte de Praga como instrumento de propaganda destinado a ser utilizado de escaparate ante los observadores internacionales.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.