Johansson y Portman, aire fresco en Berl¨ªn
Ambas actrices, metidas en la piel de Mar¨ªa y Ana Bolena, presentan 'The other Boleyn Girl' en la Berlinale
Scarlett Johansson y Natalie Portman han aportado un aire refrescante a la tortuosa vida de las hermanas Bolena y al veterano Andrzej Wajda, encargado de impartir una lecci¨®n de historia con Katyn. Todo en el esprint final de la Berlinale, que el s¨¢bado reparte sus premios.
The other Boleyn Girl y la pel¨ªcula de Wajda sobre la matanza de oficiales polacos por los sovi¨¦ticos, han llegado a la Berlinale fuera de competici¨®n, pero con un potencial medi¨¢tico superior a Ballast, que cerr¨® el viernes el desfile de los 21 aspirantes a premio en esta 58? edici¨®n del Festival Internacional de Cine de Berl¨ªn.
Sin sutilezas
Scarlett y Natalie, Mar¨ªa y Ana Bolena respectivamente, m¨¢s Eric Bana en el papel de un rey Enrique VIII de Inglaterra que va teniendo m¨¢s y m¨¢s hijos a pesar de su esposa Catalina (la espa?ola Ana Torrent), han conformado un fest¨ªn de guapos perfecto para la alfombra roja del festival berlin¨¦s.
"Uno se siente como un rey trabajando con ellas", ha sentenciado Bana en una de esas obviedades que se sueltan entre compa?eros de rodaje, acentuada por su papel de monarca ingl¨¦s al que sirven en bandeja dos opciones: Mar¨ªa, un dulce rayo de sol, y Ana, un desaf¨ªo.
"Es una pel¨ªcula de mujeres poderosas, cada una a su manera, que rompen los planes manipuladores impuestos por los hombres", ha resumido Portman. De embarazo en embarazo, de parto en parto, propio o ajeno, Ana fuerza el hilo de la intriga hasta acabar decapitada.
La pel¨ªcula recrea las leyes a¨²n medievales de una monarqu¨ªa que planificaba con estrategia de raz¨®n de Estado sobre qui¨¦n se coloca en la cama de un Rey y c¨®mo se liquidaba los problemas de sucesi¨®n si lo que viene al mundo es una mujer.
Candidata al Oscar y sin estrenar en Rusia
Chawick ha estado acompa?ado en la alfombra roja de su tr¨ªo de ases, mientras que Wajda ha impactado con su recreaci¨®n de un cap¨ªtulo de la historia que instrumentalizaron primero los nazis y luego los sovi¨¦ticos: la matanza de 22.000 oficiales polacos mientras el ej¨¦rcito hitleriano invad¨ªa Polonia por el oeste y el sovi¨¦tico desde el este.
"El mando polaco estaba totalmente desorientado y no reaccion¨®. No sab¨ªa del pacto entre Hitler y Stalin y no consider¨® hasta que fue demasiado tarde la posibilidad de un golpe as¨ª", ha explicado el cineasta. Mientras los sovi¨¦ticos apresaban a los oficiales, los reclu¨ªan en Katyn y los mataban, uno a uno, de un disparo en la cabeza, los nazis enviaban a los campos de exterminio a intelectuales polacos.
Katyn, candidata al Oscar como Mejor film de habla no inglesa, sigue levantando recelos en la Rusia actual, de manera que la pel¨ªcula no se estrenar¨¢ all¨ª hasta pasada la campa?a electoral. Hasta la disoluci¨®n de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, Mosc¨² sostuvo que los autores de la matanza fueron los nazis, mientras que la propaganda hitleriana instrumentaliz¨® la tesis del horror sovi¨¦tico.
Entre ambas pel¨ªculas, ha pasado casi desapercibida Ballast, un magn¨ªfico drama familiar en el Mississippi rodado por Lance Hammer.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.