"Los australianos ya no esperan que haya flamenco en el cine espa?ol"
Natalia Ortiz, directora del Festival de Cine Espa?ol de Australia, habla sobre promocionar el cine espa?ol en las ant¨ªpodas.
La vida en Australia tiene otro ritmo. M¨¢s relajada y mucho menos estresante que en Europa. Por grande que sea, este pa¨ªs continente no deja de ser una isla, inmensa, eso s¨ª, pero isla al fin y al cabo, donde el andante sostenuto de los nativos choca con el allegro con brio que exhibe Natalia Ortiz (San Sebasti¨¢n, 1964), cineasta donostiarra que en 1994 viaj¨® a Australia fascinada por las localizaciones de Mad Max y donde hace una d¨¦cada cre¨® un festival de cine espa?ol que se celebra de forma simult¨¢nea en cinco ciudades (Sidney, Canberra, Melbourne, Brisbane y Perth) y cuya 11? edici¨®n comenz¨® el 7 de mayo.
Emprendedora, alegre y dicharachera, Natalia Ortiz se convierte en un torbellino en las semanas previas al inicio del festival. Encuentros con los patrocinadores, con la prensa, viajes y m¨¢s viajes al aeropuerto para recoger en la aduana los filmes que le llegan desde Espa?a, visitas a los exhibidores, llamadas y m¨¢s llamadas a los productores espa?oles para ponerlos en contacto con los distribuidores australianos, reuniones con los proveedores del catering de las sesiones inaugural, de clausura y los eventos especiales, supervisi¨®n personal del reparto de programas y carteles...
Pregunta. ?Lo hace todo usted sola?
Respuesta. Esto no es Cannes, Venecia o San Sebasti¨¢n. Hay un equipo detr¨¢s del festival, pero tambi¨¦n muchos voluntarios y hay que predicar con el ejemplo. Adem¨¢s, considero esencial el trato personal.
P. ?Qu¨¦ le movi¨® a crear un festival de cine en Australia?
R. Me di cuenta de la pobre presencia del cine espa?ol. El Carlos Saura de Carmen y Las bodas de sangre, Almod¨®var, que se vede solo, y algo de Julio Medem, La ardilla roja y Vacas. Esto es todo lo que los australianos sab¨ªan del cine espa?ol hace una d¨¦cada. Y como deseaba tener una conexi¨®n con mi pa¨ªs y hacerlo con lo que es mi pasi¨®n, el cine, decid¨ª crear el festival. Adem¨¢s, era una manera de introducir nuestro cine en Australia. Inicialmente pens¨¦ en montar un cine forum, pero me convencieron de que hiciera un festival, como el que ya ten¨ªan las comunidades francesa, italiana y griega. Y aqu¨ª estamos, ya por la d¨¦cimo primera edici¨®n y luchando para sobresalir entre el resto de festivales.
P. ?Y c¨®mo lo hace?
R. Reinvent¨¢ndome a?o tras a?o. La edici¨®n del a?o pasado se centr¨® en el cine espa?ol en otras lenguas que no fuera el castellano. Proyectamos cine vasco, catal¨¢n y gallego y logramos sorprender a todo el mundo porque no sab¨ªan que en Espa?a se hablaran otras lenguas diferentes al castellano. Este a?o es el cine fant¨¢stico y de terror y el homenaje a Maribel Verd¨².
P. Habla de lucha, ?tan dif¨ªciles est¨¢n las cosas?
R. Cuando empezamos hab¨ªan pocos festivales, ahora hay much¨ªsimos. Y cada a?o cuesta m¨¢s que el p¨²blico vaya al cine, no s¨®lo a ver cine espa?ol, sino a ver cualquier pel¨ªcula que no venga precedida de una publicidad enorme.
P. ?Por qu¨¦ decidi¨® hacer un festival de ¨¢mbito nacional en lugar de centrarse en una ciudad?
R. Desde la primera edici¨®n recibo ayuda de la embajada de Espa?a en Australia y de los consulados, y ellos estuvieron interesados en que el festival tuviera una dimensi¨®n nacional. Entusiasmo y ganas no me faltaban. Y empec¨¦ a grande. En la noche de apertura de la primera edici¨®n s¨®lo hab¨ªa 50 personas entre el p¨²blico. Adem¨¢s del fracaso, econ¨®micamente fue una ruina. La verdad es que no sab¨ªa donde me met¨ªa. Part¨ªa de cero y todo eran problemas. Aprend¨ª de los errores y en la segunda edici¨®n desech¨¦ cubrir todo el pa¨ªs y me centr¨¦ en Sidney. Poco a poco hemos ido incorporando ciudades. Este a?o Canberra, la capital, y el pr¨®ximo, Adelaida. Con ello cubriremos todo el pa¨ªs. Bueno, nos faltar¨¢ Darwin, en el extremo norte. Pero ya veremos.
P. ?Se vende bien el cine espa?ol en Australia?
R. El festival se ha hecho con un p¨²blico edici¨®n tras edici¨®n. P¨²blico no s¨®lo formado por espa?oles y latinoamericanos residentes en Australia, sino tambi¨¦n por muchos australianos. En general, el nuestro es un p¨²blico de clase media, con estudios y que ha viajado. El a?o pasado tuvimos 22.000 espectadores y este a?o, con la incorporaci¨®n de una nueva sede en Canberra y el aumento en un 21% de la venta anticipada con respecto la edici¨®n de 2007, prevemos llegar a los 25.000.
P. ?Y comercialmente?
R. Comercialmente resulta m¨¢s dif¨ªcil. Aunque gracias al festival la televisi¨®n se ha interesado por el cine espa?ol y se han vendido pel¨ªculas y tambi¨¦n para ser comercializadas en DVD. La venta a exhibidores resulta m¨¢s compleja y es poco probable que un filme que se ha pasado en el festival luego llegue a una sala comercial. Este a?o, sin embargo, hemos conseguido que un distribuidor se interesara por El orfanato, de Juan Antonio Bayona, que tras clausurar el festival entrar¨¢ en el circuito comercial. Tambi¨¦n hemos logrado que otras dos pel¨ªculas del festival, REC, de Jaume Balaguer¨® y Paco Plaza, y La habitaci¨®n de Fermat, de Luis Piedrahita y Rodrigo Sope?a, hayan sido compradas para su edici¨®n en DVD. Sin el festival, todos estos filmes si se hubieran visto en Australia.
P. ?Act¨²a como intermediaria?
R. Pongo mi granito de arena para que el cine espa?ol sea conocido. El festival es una puerta abierta a una posible comercializaci¨®n. Aunque en Australia para que un distribuidor se interese por una pel¨ªcula debe llevan detr¨¢s al menos un nombre como el de Pedro Almod¨®var, Alejandro Amen¨¢bar, Julio Medem o Isabel Coixet, o venir avalada por premios internacionales.
P. ?Ha notado cambios a lo largo de esta d¨¦cada de historia del festival en la percepci¨®n que tiene el espectador australiano del cine espa?ol?
R. Desde la primera edici¨®n decid¨ª apostar por el cine m¨¢s actual, alejado de los t¨®picos y que pudiera mostrar la Espa?a contempor¨¢nea. Inicialmente, el p¨²blico no sab¨ªa lo que iba a ver. Triunfaban Almod¨®var, el flamenco y la sangr¨ªa y cuanta m¨¢s fiesta mejor. Ahora, los espectadores del festival se han vuelto exigentes y ya no esperan flamenco ni lo piden.
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