Las 'vacaciones' cubanas de Gabo
Lo que iban a ser para Garc¨ªa M¨¢rquez unos d¨ªas tranquilos de descanso en Cuba se convirtieron en una vor¨¢gine tras la liberaci¨®n de Ingrid Betancourt
Cada vez que Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez visita Cuba fuera de temporada ocurre algo. Fuera de temporada, desde hace 22 a?os, significa cualquier otro mes que no sea diciembre; desde 1986, cuando en v¨ªsperas de Navidad el premio Nobel y Fidel Castro fundaron la Escuela Internacional de Cine de San Antonio de los Ba?os, Gabo aparece siempre en La Habana por esas fechas a impartir su taller de gui¨®n C¨®mo se cuenta cuento. La ¨²ltima vez que lleg¨® en otro momento fue en marzo de 2007, cuando muchos supon¨ªan al l¨ªder cubano al borde de la muerte. Garc¨ªa M¨¢rquez se reuni¨® entonces con Fidel durante varias horas, y la foto de aquel encuentro dio la vuelta al mundo. En esta ocasi¨®n lo que deb¨ªan ser unas tranquilas vacaciones de verano junto a su esposa Mercedes se transformaron en un endiablado remolino de noticias: la bomba esta vez fue la liberaci¨®n de Ingrid Betancourt.
"Est¨¢bamos comiendo y son¨® el tel¨¦fono. Era la secretaria de Gabo desde Bogota", cuenta Mercedes. "De ah¨ª saltamos al televisor y no nos despegamos en dos d¨ªas", completa ¨¦l. Ambos vivieron por la CNN cada acontecimiento, todo un v¨¦rtigo: la llegada a Bogota, la rueda de prensa con Uribe, el reencuentro con sus hijos, la llegada a Par¨ªs... Y despu¨¦s, los incre¨ªbles detalles del rescate. "Fue todo como en una pel¨ªcula. Si yo escribo algo as¨ª, nadie lo creer¨ªa", dice Gabo.
Uno pasaba aquellos d¨ªas por su casa de La Habana y todo estaba en funci¨®n de la noticia. Llamaba gente para felicitarles. Recib¨ªan visitas de amigos de siempre, y las preguntas se suced¨ªan... ?Qu¨¦ pasar¨¢ ahora con las FARC? ?Comenzar¨¢ un nuevo momento para Colombia? "Si me preguntas dentro de un mes te respondo". ?Y el futuro de Ingrid? "Ingrid vale mucho; y ahora puede hacer lo que se le de la gana". Las respuestas de Garc¨ªa M¨¢rquez no eran evasivas sino prudentes, y cargadas de un optimismo cauteloso. "Creo que esto puede ser el principio de algo. Pero hay que esperar", dijo un d¨ªa.
Gabo lleg¨® a La Habana el 17 de junio y ten¨ªa un plan "tranquilo", como siempre. Visito la Escuela de Cine de San Antonio, donde sus talleres de gui¨®n son como una Biblia. Comparti¨® cenas con viejos amigos y diplom¨¢ticos, como el embajador de Espa?a en La Habana, Carlos Alonso Zald¨ªvar, y su esposa Fefa, en una velada en la que el tema de conversaci¨®n fue la vida y obra del pintor Miquel Barcel¨®. Otra ma?ana Garc¨ªa M¨¢rquez y Mercedes fueron a ver al poeta Angel Augier, quien les obsequi¨® la poes¨ªa completa de Enrique Loynaz, el amigo y anfitri¨®n de Federico Garc¨ªa Lorca cuando este visit¨® La Habana en el oto?o de 1929.
Claro, Gabo no ser¨ªa Gabo sin algo de pol¨ªtica. Durante su estancia en La Habana, comparti¨® en varias ocasiones con Ra¨²l Castro, presidente de Cuba desde el pasado 24 de febrero, a qui¨¦n le une una vieja amistad. Ni una palabra en la prensa. Hasta el 9 de julio, pocos eran los que sab¨ªan que se encontraban en La Habana y nada se hubiera publicado de su visita a no ser por Fidel Castro. El 8 de julio, el ex mandatario los invit¨® a reunirse con ¨¦l en el lugar donde convalece y all¨ª hablaron durante casi seis horas. Al d¨ªa siguiente, Castro public¨® un art¨ªculo contando el encuentro con lujo de detalles. "He pasado las horas m¨¢s agradables desde que enferm¨¦ hace casi dos a?os", escribi¨®.
"Se acabaron las vacaciones y el anonimato", coment¨® Gabo al d¨ªa siguiente.
En cinco horas y media se conversa de muchas cosas, y por supuesto tambi¨¦n de Ingrid Betancourt. "Se lo sab¨ªa todo", asegura Garc¨ªa M¨¢rquez. Un detalle: Castro est¨¢ leyendo el libro Siete a?os secuestrado, del ex senador colombiano Lu¨ªs Eladio P¨¦rez, liberado en febrero por las FARC. "La verdad, me sorprendi¨®: Fidel est¨¢ m¨¢s l¨²cido que nunca, lo he visto f¨ªsica e intelectualmente muy bien, acord¨¢ndose del m¨¢s m¨ªnimo detalle". Cuando llevaban dos horas charlando, Fidel los invit¨® a quedarse a comer. Era la primera vez que Castro compart¨ªa mesa y mantel con un visitante desde que cay¨® enfermo. Comieron al aire libre. Ellos tomaron un sop¨®n que en Cuba llaman ajiaco, y pollo de segundo; ¨¦l su exiguo men¨² de dieta, aunque eso si, "con una copita de vino", cuenta el escritor. En su art¨ªculo Castro lo relata as¨ª: "ellos almorzaron lo suyo, y por mi parte cumpl¨ª la dieta disciplinadamente, sin salirme un ¨¢pice, no para a?adir a?os a la vida, sino productividad a las horas".
Parece confirmarse que queda Fidel para un buen rato, con todo lo que ello implica. "Aunque a nuestra edad nunca se sabe", apostilla el escritor, de 81 a?os, los mismos que tiene Castro. Fue un d¨ªa de recuerdos. Entre ellos, el de la tarde que Gabo le 'salv¨®' la vida durante la IV cumbre de presidentes iberoamericanos de Cartagena de Indias, en 1994. Hab¨ªa un paseo en coche de caballos y el equipo de seguridad de Fidel esperaba un atentado. "Fidel me llamo y me dijo, s¨ª tu vienes conmigo no nos disparar¨¢n. Y yo sub¨ª".
Dos a?os despu¨¦s de aquella cumbre, Garc¨ªa M¨¢rquez escribi¨® el libro 'Noticia de un secuestro', basado en la historia del secuestro de diez personas por Pablo Escobar. Gabo se enter¨® despu¨¦s de que Escobar lo quiso secuestrar a ¨¦l para que escribiera de su vida. Por suerte se arrepinti¨®: "Pues no, como vamos a asustar as¨ª al maestro", le dijeron que dijo el capo. Mientras estos recuerdos van y vienen, la televisi¨®n da dos noticias: algo sobre Ingrid y una informaci¨®n de su encuentro con Fidel. Y Gabo bromea: "uno viene aqu¨ª fuera de temporada y se convierte en temporada".
Babelia
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