"Al releer 'Guerra y paz' me sent¨ª como despu¨¦s de una org¨ªa"
Se publica la correspondencia personal de Lev Tolst¨®i, en la que reniega de sus grandes obras y que permiten recorrer su conversi¨®n espiritual
Qui¨¦n habr¨ªa podido imaginar que el venerable Lev Tolst¨®i (Y¨¢snaia Poliana, 1828-Astapovo, Rusia 1910), cumbre de la novela universal con obras como Guerra y paz y Ana Kar¨¦nina y ap¨®stol internacional del ascetismo y la no-violencia, fue en su juventud un veintea?ero disipado que perdi¨® propiedades en las apuestas y que, como soldado destacado en Chechenia y Crimea, disfrutaba con el placer de ver morir a los hombres en el campo de batalla. Ese peregrinaje espiritual es el que se puede recorrer en sus diarios y, ahora, en su correspondencia, que se publica por primera vez en castellano en un volumen anotado que abarca desde su adolescencia, en 1842, hasta su muerte, en 1910. Recoge desde sus cartas de amor con su idilio de juventud Valeria Ars¨¦nieva y con la que despu¨¦s ser¨ªa su mujer, Sof¨ªa Bers, sus viajes por Europa y sus relaciones epistolares con George Bernard Shaw, Gandhi, Rainer Maria Rilke y el zar Nicol¨¢s II, entre otros.
El volumen Correspondencia (Acantilado), que se pone a la venta el pr¨®ximo 27 de septiembre, recoge 387 misivas de un corpus de unas 10.000 cartas conservadas en el Museo Tolst¨®i de Mosc¨², seleccionadas y traducidas por Selma Ancira (M¨¦xico D.F., 1956), especialista en literatura rusa del siglo XIX (ha vertido al espa?ol a Tsviet¨¢ieva, Pushkin, Gonch¨¢rov y Dostoievsky, entre otros) y que ya tradujo los Diarios del novelista ruso, publicados en dos tomos tambi¨¦n en Acantilado en 2002 y 2003. "Hay muchas leyendas sobre Tolst¨®i, pero se ha hablado poco del camino que recorri¨® hasta convertirse en el gran autor que fue", advierte Ancira, al otro lado del tel¨¦fono desde Barcelona, donde reside desde hace veinte a?os. "La publicaci¨®n ahora de su correspondencia conforma, junto a los Diarios, una especie de trilog¨ªa autobiogr¨¢fica", a?ade.
Camino al ascetismo
En ese peregrinaje epistolar brillan algunas misivas, como la que recoge su rechazo hacia Guerra y paz: "No piense que no fui sincero cuando le dije que en este momento Guerra y paz me resulta repugnante. Hace unos d¨ªas tuve que echarle una mirada para decidir si debo hacer correcciones para la nueva edici¨®n, y soy incapaz de transmitirle el arrepentimiento y verg¨¹enza que sent¨ª al revisar muchos de los pasajes. Era un sentimiento semejante al que experimenta una persona cuando ve las huellas de una org¨ªa en la que particip¨®", escribe un Tolst¨®i cuarent¨®n a su t¨ªa Alexandra Andr¨¦yevna Tolstaia, en febrero de 1873. "Lo ¨²nico que me consuela", a?ade, "es que me entregu¨¦ a esa org¨ªa con toda el alma y en ese momento pensaba que era lo ¨²nico que exist¨ªa". Es un texto en el que trasluce la profunda conversi¨®n espiritual que le llev¨® no s¨®lo a rechazar sus grandes obras (tambi¨¦n dijo que no pod¨ªa soportar Ana Kar¨¦nina), sino a repudiar toda ficci¨®n literaria. Ni siquiera la c¨¦lebre carta que le mand¨® Iv¨¢n Turgu¨¦niev, amigo y antagonista, desde su lecho de muerte para pedirle que regresara a la literatura le hizo cambiar de opini¨®n.
Tolst¨®i caminaba ya hacia el ascetismo que, desde su retiro en la casa familiar de Y¨¢snaia Poliana, lo convirti¨® en un referente moral internacional. "A George Bernard Shaw lo rega?a por ser ir¨®nico; ¨¦l no era muy partidario del humor. Consideraba que no hab¨ªa que divertirse cuando a¨²n quedaba tanta injusticia", indica Ancira. Incluso Gandhi le escribi¨® desde Londres para pedirle consejo sobre la situaci¨®n de sometimiento de los hind¨²es en Sur¨¢frica. El viejo arist¨®crata ruso, convertido ya en un profundo cristiano anticlerical, pacifista y vegetariano, le recomend¨® aplicar la "no-resistencia", ya que "la pr¨¢ctica de la violencia no es compatible con el amor como ley fundamental de la vida", una idea que el l¨ªder indio hizo suya tiempo despu¨¦s durante la descolonizaci¨®n de la India. La carta est¨¢ firmada en septiembre de 1910, dos meses antes de su muerte.
Restablecer una edici¨®n censurada
El trabajo de traducci¨®n ha sido tit¨¢nico: cuatro a?os de investigaci¨®n y uno de producci¨®n. Todo comenz¨® en 2003, cuando Ancira viaj¨® hasta Mosc¨² para consultar los archivos del Museo Tolst¨®i. En la dependencia conocida como Habitaci¨®n de acero se encuentran los manuscritos, alojados en cajas met¨¢licas "como las de un banco". Se trata de unas 10.000 cartas, escritas en ruso, franc¨¦s e ingl¨¦s, a las que Ancira tuvo acceso gracias a un permiso oficial. Junto a la especialista del museo Tatiana Nikiforova, la traductora buce¨® durante meses entre miles de cartas para desvelar la complicada caligraf¨ªa de Tolst¨®i y para recuperar las palabras que la censura sovi¨¦tica consider¨® "pol¨ªticamente incorrectas" en la edici¨®n de las Obras Completas, publicadas entre 1928 y1958. Se trata de 90 tomos, cuyos ¨²ltimos 32 vol¨²menes recogen la correspondencia del conde. A los que se a?aden epistolarios dedicados a hermanos y otros autores.
El retrato del noble ruso, autor de La muerte de Ivan Ilich, se completa con las cartas que mantuvo con sus siete hijos ("fue un padre diferente para cada uno; no les exig¨ªa m¨¢s de lo que se exig¨ªa a s¨ª mismo") y en las que explica sus proyectos pedag¨®gicos para la formaci¨®n del campesinado. No en vano, Tolst¨®i fue un autor idolatrado por el l¨ªder de la Revoluci¨®n rusa Vlad¨ªmir Lenin.
Ancira, que ya se ha puesto manos a la obra para traducir algunos relatos del autor ruso pendientes, como Tempestad de nieve (que publicar¨¢ pr¨®ximamente), concluye que con el volumen de Correspondencia se cierra la gran trilog¨ªa autobiogr¨¢fica del gran novelista y pensador ruso. Es, en definitiva, una cr¨®nica en primera persona de una conversi¨®n espiritual radical.
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