La vida m¨¢s all¨¢ de la edici¨®n
Ideas online de promoci¨®n musical para nuevas bandas
Cada d¨ªa se abren m¨¢s cauces de expresi¨®n art¨ªstica. Primero vino la generaci¨®n underground de Myspace. Artistas que alcanzaron el ¨¦xito despu¨¦s de que sus canciones en la red social lograsen millones de descargas. Gente como Arctic Monkeys o Lily Allen firmaron de ese modo sus primeros contratos discogr¨¢ficos. YouTube tambi¨¦n se convirti¨® en buen trampol¨ªn para darse a conocer. El P2P fue utilizado para colar archivos de artistas por descubrir. Ellos mismos sub¨ªan al servidor sus canciones dentro de carpetas con el nombre de las bandas del momento. Muchos usuarios que se descargaban, por ejemplo, el ¨²ltimo disco de Keane o Radiohead se encontraban con grupos desconocidos y un "l¨¦eme" que invitaba a una escucha por curiosidad.
Las webs de grupos de comunicaci¨®n, patrocinadores de festivales o portales de m¨²sica invitan a nuevas bandas a mandar maquetas para concursos con premios que van desde la edici¨®n de la obra a cantidades en met¨¢lico.
Tambi¨¦n proliferan los portales de autoedici¨®n o apadrinamiento musical. Apadrinaunartista.com, en Espa?a, y otras webs en el extranjero ofrecen al usuario la posibilidad de convertirse en accionista de los artistas de su gusto. Las recompensas al donante var¨ªan en funci¨®n del portal.
Ahora el asunto se dirige a los blogs. El sello y promotor musical Sinnamon, acaba de crear el blog, Qu¨¦ grata sorpresa. Un nuevo experimento que a trav¨¦s de un player (lista de audios on line) da a conocer a artistas noveles de m¨²sica indie y electr¨®nica. Todos nacionales sin sello. "Queremos hacer cantera e ir dando salida a las cientos de maquetas que recibimos", explica la gente de Sinnamon. El objetivo es lanzar carreras, ir renovando las canciones y ayudar a promocionar a nuevos grupos.
Desde que la televisi¨®n invent¨® los concursos musicales e Internet revolucion¨® las redes sociales, las posibilidades de sonar y llegar a la gente se han multiplicado y elevado. Ahora la dificultad consiste en reconocer, entre tanto exceso, el verdadero talento.
Babelia
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