La violencia oper¨ªstica de 'Scarface' cumple 25 a?os
'El precio del poder', protagonizada por Al Pacino, dirigida por Brian de Palma y denostada en su momento, se consolida como cinta de culto
"?Dile hola a mi amiguito!", espetaba Al Pacino, con una mueca de arrogancia y una ametralladora en las manos, en una de las escenas m¨¢s famosas de Scarface (El precio del poder, 1983). Pacino encarnaba al mafioso cubano Tony Montana, un delincuente malhablado e hiperviolento que reinaba en los bajos fondos de Miami a lomos del boyante tr¨¢fico de coca¨ªna de los ochenta. Su interpretaci¨®n, abiertamente excesiva, fue una de las claves que convirti¨® Scarface en una cinta de culto. Las otras fueron la direcci¨®n de Brian de Palma, el gui¨®n de Oliver Stone y el papel de Michelle Pfeiffer como chica del jefe. 25 a?os despu¨¦s, quedan lejos las cr¨ªticas al lenguaje soez y la violencia gratuita. Tony Montana ya es uno de los personajes imprescindibles de la historia del cine.
No en vano, fue elegida el pasado junio como la d¨¦cima mejor pel¨ªcula de g¨¢ngsters de la historia del cine por el American Film Institute, en una encuesta realizada a m¨¦s de 1.500 miembros de la industria. El recopilador de cr¨ªticas Rottentomatoes le da una puntuaci¨®n de 87%. Ya en 1983, el prestigioso critico estadounidense Roger Ebert escribi¨® sobre Scarface: "De Palma y su guionista, Oliver Stone, han creado una galer¨ªa de individuos concretos; uno de los atractivos de la pel¨ªcula es que no vemos t¨®picos de las cintas de g¨¢ngsters, sino que vemos a criminales de verdad".
Scarface narra el ascenso y ca¨ªda de un cubano que abandona la isla en el famoso ¨¦xodo de Mariel en 1980 y funda un imperio de la coca¨ªna en Miami. Era un proyecto acariciado por Martin Scorsese y Robert de Niro, pero finalmente el productor Mart¨ªn Bregman decidi¨® que la dirigiera Sidney Lumet a partir de un gui¨®n de Oliver Stone. Pero Lumet abandon¨® el proyecto y dej¨® v¨ªa libre a Brian de Palma porque, como reconoci¨® el propio Oliver Stone en una entrevista, pensaba que el gui¨®n era "demasiado violento y exagerado".
Brian de Palma dedic¨® el filme a Howard Hawks y Ben Hetch, director y guionista respectivamente de la primera versi¨®n de Scarface, de 1932, ambientada en el Chicago de la ley seca y donde Carcortada era Tony Camonte, un g¨¢ngster de origen italiano. Todo en El precio del poder es excesivo: desde el metraje a la interpretaci¨®n de Pacino, que opta expresamente por la caricatura con una gesticulaci¨®n bovina m¨¢s propia de Silvester Stallone que de un actor del m¨¦todo. ?l mismo reconoci¨® que exager¨® los rasgos de su personaje convencido de que la sobreactuaci¨®n casaba con el aire oper¨ªstico y grandioso de la pel¨ªcula.
Tiros, tacos y mucha incorrecci¨®n
El gui¨®n de Oliver Stone elude lo pol¨ªticamente correcto y permite a sus personajes referirse a los negros como "monos", a los latinos como "indios" y "cucarachas", y que el mafioso Frank L¨®pez (Robert Loggia), jefe de Montana, le presente a su esposa, Elvira (Michelle Pfeiffer), como la t¨ªpica mujer que "se pasa media vida visti¨¦ndose y la otra mitad desvisti¨¦ndose".
La cinta es pura violencia y desmesura: cerca de 100 muertos en 170 minutos de metraje con un Pacino que escupe otros centenares de fuck (que se puede traducir por joder, hostia, puta, maldito, etc¨¦tera, seg¨²n el contexto). The world is yours (El mundo es tuyo) es el lema del imperio montado por Caracotada. Un mundo del que nadie sale indemne: la polic¨ªa, los jueces (Montana se cree capaz de sobornar al Tribunal Supremo de EEUU con 800.000 d¨®lares), los banqueros y en general una sociedad hip¨®crita que, como subraya Montana tras montar una escena en un restaurante, necesita que haya gente mala como ¨¦l para esconder sus propias miserias.
Desde los trajes de Tony Montana hasta la m¨²sica ochentera de la banda sonora, firmada por el rey del techno Giorgio Moroder, Scarface ha inspirado una est¨¦tica de la violencia f¨ªlmica, con un gran desparpajo en el uso de las armas de fuego, que sigue vigente en c¨®mics y videojuegos. Los p¨®sters de la pel¨ªcula, con un Pacino abriendo fuego como un poseso, ya son un icono. Scarface sigue manteniendo, un cuarto de siglo despu¨¦s, un atractivo similar al de otros grandes retratos del crimen organizado, como El padrino o Uno de los nuestros.
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