Entre Vampiros y Octavio Paz, la biblioteca de Cort¨¢zar
La Fundaci¨®n Juan March expone la colecci¨®n de libros personal del narrador argentino
Libros dedicados por Pablo Neruda, una edici¨®n en japon¨¦s de Rayuela, una colecci¨®n de novelas de vampiros y discos visuales de Octavio Paz forman parte de la colecci¨®n de Julio Cort¨¢zar, de cuyo fallecimiento se cumplen ahora 25 a?os y cuyo legado bibliogr¨¢fico se encuentra en Madrid. Descubrir a un escritor como Cort¨¢zar a trav¨¦s de sus lecturas, de sus obras de referencia, de sus anotaciones y de sus subrayados es un trabajo apasionante que la Fundaci¨®n Juan March de Madrid permite a trav¨¦s de la biblioteca del escritor, donada por su viuda y albacea Aurora Bern¨¢rdez en 1993.
"Es una manera de investigar su personalidad. Qu¨¦ le interesaba a Cort¨¢zar. Se hacen al muchas tesis sobre Cort¨¢zar y a menudo recibimos a estudiantes que buscan aqu¨ª una de las pistas fundamentales para entenderle", explic¨® a Efe Paz Fern¨¢ndez, directora de las bibliotecas de la fundaci¨®n. La de Cort¨¢zar recoge los libros que el autor de Bestiario ten¨ªa en la casa donde muri¨®, el 12 de febrero de 1984, en Par¨ªs, donde se acumulaban los innumerables referentes que forjaron una sensibilidad y una morfolog¨ªa literaria ¨²nicas.
Con sus m¨¢s de 4.300 piezas -entre libros y revistas-, esta biblioteca, que se esconde en los fondos de la fundaci¨®n, es una aventura salteada similar a la que el escritor -nacido en Bruselas en 1914 de padres argentinos y nacionalizado franc¨¦s en 1981- propuso en su celebrada Rayuela. Se puede leer de seguido por orden alfab¨¦tico, desde el Amad¨ªs de Gaula hasta el Ulises, de James Joyce. O se pueden rastrear las pasiones del genio, atento a la imagen -con libros de arte y cine, con menci¨®n para Groucho Marx-, la espiritualidad -varios Nuevos Testamentos, estudios sobre los vedas y el budismo-, la m¨²sica -fan¨¢tico del jazz- y la sexualidad -con textos de Sade.
Los discos de Octavio Paz
Existe un recorrido marcado para el coleccionista: los l¨²dicos discos visuales de Octavio Paz, que giran y desvelan nuevas rimas; una edici¨®n curva de Vrindaban, del mismo autor; Cartas de un joven escritor, de Ernesto S¨¢bato, con hojas de cart¨®n grueso y envuelto en tela de saco, o la infinita combinaci¨®n de versos sueltos de Raymond Queneau en Cien mil millones de poemas.
Se puede seguir, si no, al lector minucioso que repasaba y desgastaba sus libros favoritos, los completaba y los desafiaba. "?Qu¨¦ vulnerable es uno al despertar de esos sue?os cuya apoteosis es la muerte!", subray¨® en una edici¨®n de 1933 de Opio, el libro de Jean Cocteau que marcar¨ªa su manera de escribir. "Y mord¨ª duramente la verdad del amor para / que no pasara, / y palpitara fija / en la memoria de alguien / amante, dios o la muerte en su d¨ªa", destacaba en La realidad y el deseo, de Luis Cernuda.
Verne, Defoe y Tolkien
Uno puede detenerse tambi¨¦n en la casilla del Cort¨¢zar m¨¢s liviano. El que guarda una preciosa y antiqu¨ªsima edici¨®n de 20.000 leguas de viaje submarino, de su admirado Julio Verne, al que descubri¨® de ni?o y al que homenaje¨® en su ensayo La vuelta al d¨ªa en ochenta mundos. Las aventuras -con varias ediciones de Robinson Crusoe y un ejemplar de El se?or de los anillos- y el g¨¦nero de novela de vampiros, casi todas ellas en edici¨®n de bolsillo de la editorial Penguin, tienen una sorprendente presencia en su biblioteca.
De ah¨ª se puede pasar a la senda del Cort¨¢zar traductor. El que hizo las mejores ediciones en castellano de Edgar Allan Poe y reprochaba a Andr¨¦ Breton introducir ideas aparentemente nuevas en el surrealismo tomadas, seg¨²n Cort¨¢zar, del autor de El p¨¦ndulo de la muerte. Y por supuesto, otra de las paradas obligatorias de la Rayuela la marca el c¨ªrculo intelectual en el que se mov¨ªa. Sus relaciones con Octavio Paz -con un "A Julio. M¨¢s cerca que lejos, en un all¨¢ que es siempre aqu¨ª" le dedic¨® el mexicano Los hijos del limo-, Onetti, Alejandra Pizarnik o Neruda, que siempre firmaba sus libros con tinta de rotulador verde.
Era amante del continente y del contenido. De su fondo, pero tambi¨¦n de su forma. "?Por qu¨¦ tantos errores, Lezama?", apuntaba a una edici¨®n de Paradiso, de Jos¨¦ Lezama Lima, mientras reconoc¨ªa, en una p¨¢gina de La voz a ti debida, de Pedro Salinas: 'Esto es un poema'. Cort¨¢zar rubricaba sus libros. Primero como Julio Denis. Luego como Julio Cort¨¢zar. Los le¨ªa en varios idiomas: ingl¨¦s, franc¨¦s, castellano y alem¨¢n, y los coleccionaba en japon¨¦s, en hebreo, en ruso o incluso acumulaba poes¨ªa s¨¢nscrita.
?l mismo defin¨ªa su v¨ªnculo con los libros propios y ajenos: "Desde peque?o, mi relaci¨®n con las palabras, con la escritura, no se diferencia de mi relaci¨®n con el mundo en general. Yo parezco haber nacido para no aceptar las cosas tal como me son dadas".
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