Obras de arte de espacio y tiempo
El artista Matthew Buckingham muestra en Madrid una selecci¨®n de v¨ªdeos e instalaciones que retan los conceptos de pasado y presente
El tiempo, a veces se olvida, es una construcci¨®n humana. Una convenci¨®n mensurable. Como el espacio. Pero el espacio y el tiempo se transforman, en la obra del artista estadounidense Matthew Buckingham, en dimensiones subjetivas: el lugar y la duraci¨®n. As¨ª lo explic¨® Manuel Borja-Villel, director del Museo Reina Sof¨ªa, durante la presentaci¨®n de la exposici¨®n Representantes del tiempo, que se podr¨¢ ver hasta el 27 de septiembre. Buckingham usa el v¨ªdeo, la instalaci¨®n, la fotograf¨ªa o la escritura para interrogar al espectador sobre la realidad y la no realidad. "Es uno de los mejores representantes de lo que podr¨ªamos llamar cine expandido", se?al¨® Borja-Villel en alusi¨®n a la mezcla de medios que usa el artista en sus piezas. "Es un narrador que cuestiona las propias estructuras de narraci¨®n". En este sentido, el artista afirma que le interesa "tomar prestado" de todas las disciplinas y por eso est¨¢ interesado "en la narrativa en todo su espectro, desde el periodismo hasta la geolog¨ªa".
Lynne Cooke, subdirectora de Conservaci¨®n del Reina Sof¨ªa y comisaria de la muestra, se?ala que las obras de Buckhingham capturan el tiempo y establecen una relaci¨®n subjetiva con el espectador. A veces le fuerzan a adoptar una actitud de anticipaci¨®n; otras, de espera. Como en la sala en la que, cada 30 minutos, se oyen los sonidos de una orquesta que afina para una representaci¨®n que nunca se va a realizar. Incluso obliga a imaginar sonidos inexistentes, como en la instalaci¨®n Alarma antirrobo, compuesta por dos escaleras gemelas que tienen un peque?o truco: uno de sus escalones es m¨¢s alto que los dem¨¢s, un sistema que se usaba hasta el siglo XVIII para advertir el allanamiento de intrusos en las casas. El ruido imaginario es el del ladr¨®n que tropieza. Tambi¨¦n existe s¨®lo en la mente del observador el discurso mudo que anota en una hoja de papel una mano que escribe con un bol¨ªgrafo en otro de los v¨ªdeos de Buckingham. En realidad fueron 60 personas de cinco pa¨ªses y con edades de entre 3 y 80 a?os. "Vemos c¨®mo escriben, pero no qu¨¦ escriben. He buscado un sonido sin sonido", dice el autor.
El cuestionamiento del tiempo es tambi¨¦n la base de Semejanza, una instalaci¨®n realizada expresamente para esta exposici¨®n. En ella, la imagen de un perro pintado por Vel¨¢zquez en 1659 en el retrato de Felipe Pr¨®spero, hijo de Felipe IV, acompa?ada de una narraci¨®n sonora en una sala atiborrada de muebles embalados, como listos para una mudanza, interroga al espectador por qu¨¦ se siente mirado, qu¨¦ relaci¨®n psicol¨®gica se establece entre el tiempo del pintor, el modelo y el observador.
El artista tambi¨¦n explora las distintas dimensiones de la memoria, individual y colectiva, en la pieza Todo lo que necesito, en la que reconstruye el viaje que realiz¨® de Berl¨ªn a Londres en 1978 la psic¨®loga y activista lesbiana Charlotte Wolf. Era la primera vez que volv¨ªa a Alemania, 45 a?os despu¨¦s de emigrar a Par¨ªs y luego a Londres. Buckhingman reconstruye el trayecto con una imagen del interior de un avi¨®n de los a?os 70 que acompa?a en otra pantalla con los pensamientos de Wolf, sus recuerdos de la Rep¨²blica de Weimar y la realidad que encuentra a?os despu¨¦s, que plasm¨® en una autobiograf¨ªa que le inspir¨® su visita a Berl¨ªn.
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