"Reconozco que a m¨ª me han rechazado poco"

El pr¨®ximo viernes, 31 de julio, Geraldine Chaplin cumple 65 a?os, es decir, le llega la te¨®rica edad de jubilaci¨®n. Cualquiera lo dir¨ªa: en el ¨²ltimo lustro la hija de Charles Chaplin -que naci¨® en Santa M¨®nica (California), cuando su padre era a¨²n un ¨ªdolo en Estados Unidos- ha estado en 20 pel¨ªculas y ha actuado en un pu?ado de telefilmes. En Espa?a, Gerarda, mote que le pusieron cuando era la pareja de Carlos Saura, aparece constantemente como secundaria de lujo. "Y que dure", confirma con su sonrisa fr¨¢gil. En persona, el cuerpo de Chaplin parece a punto de fragmentarse constantemente. Tampoco le ayuda su vestuario: hace a?os que la int¨¦rprete debi¨® decidir que la comodidad gratifica m¨¢s que el glamour. Pero cuando arranca a hablar con voz pausada y maneras suaves, sale a borbotones su energ¨ªa y uno entiende por qu¨¦ los directores no paran de llamarla... y por qu¨¦ una mujer as¨ª no deja de rodar. "Me aburrir¨ªa en casa".

Esta vez le toca promocionar Imago mortis, un thriller italiano rodado en ingl¨¦s con actores espa?oles (Alberto Amarilla, ?lex Angulo y Leticia Dolera), italianos, japoneses, y una reci¨¦n graduada de la londinense Royal Academy of Dramatic Arts (RADA); Oona Chaplin, la hija de 23 a?os de Geraldine. ?Por eso accedi¨® a trabajar en este filme de terror? "Aunque no me vas a creer, fue una aut¨¦ntica casualidad. Oona fue a las pruebas en Londres, cuando a¨²n estudiaba, y a m¨ª me hab¨ªan presentado el proyecto por mi agente espa?ol. No ten¨ªa ni idea de que ¨ªbamos a coincidir". Chaplin recuerda entre tenues risas el d¨ªa en que descubrieron la coincidencia. "A ella le llamaron un a?o despu¨¦s, para anunciarle que le hab¨ªan escogido, y el director le coment¨®: 'Por cierto, en la pel¨ªcula estar¨¢ Geraldine Chaplin, no s¨¦ si sois familia'. 'S¨ª, soy su hija". En pantalla, las dos s¨®lo comparten una secuencia -Geraldine encarna a un personaje secundario, la condesa Orsini, due?a de una escuela de cine en la que el protagonista (Alberto Amarilla) y una compa?era de estudios (Oona) reviven un turbio pasado- y por eso no hubo grandes complicidades. "Lo tem¨ªa mucho, la verdad. Me asustaba que ella se acobardara o que no fuera buena int¨¦rprete... Pero el miedo se pas¨® enseguida. La mir¨¦ y vi el personaje, no a mi hija".

Oona se llama as¨ª en honor a su abuela, Oona O'Neill, hija del dramaturgo Eugene O'Neill y la ¨²ltima esposa de un genio del cine, Charles Chaplin. Un abolengo as¨ª marca la vida de cualquiera. Geraldine entra al trapo: "No, lo ¨²nico que debes hacer es seguir tu instinto. A Oona s¨®lo le di un consejo: 'S¨¦ que tienes talento, que te escogieron para estudiar en RADA, que has actuado en el Globe Theater... Tienes que estar preparada para el rechazo, para que vayas a mil pruebas y en las mil no te cojan, sin que ese rechazo estropee tu instrumento, que es la sensibilidad. Tampoco vale endurecerse, porque si lo haces ante las negativas pierdes ese toque". Y remata: "Esta profesi¨®n es muy dura". Pero justo a continuaci¨®n, Geraldine confiesa: "Reconozco que a m¨ª me han rechazado poco, he tenido una suerte incre¨ªble. S¨®lo he hecho cuatro pruebas en toda mi vida... ?y en las cuatro me rechazaron! Empec¨¦ en una ¨¦poca en la que no se hac¨ªan castings [su primera pel¨ªcula en serio, ah¨ª queda eso, fue Doctor Zhivago]. A m¨ª me llaman sin parar, pero veo c¨®mo hunden a la gente joven en esas selecciones. Mi sobrina [Kieran Chaplin] ha estado un a?o en EE UU de prueba en prueba hasta que la cogieron en un filme". La maquinaria de carne picada necesita m¨¢s. "Es dur¨ªsimo. Aunque ahora te ense?an hasta c¨®mo hacer castings".

A pesar de la industria, a pesar de algunos papeles no muy sugerentes, Gerarldine Chaplin no entiende su vida sin la actuaci¨®n. "Es como una intoxicaci¨®n. En cuanto vuelvo a casa, en Suiza, necesito preparar mi siguiente trabajo. El 98% de la interpretaci¨®n es disciplina y trabajo duro. Yo paseo mucho y ah¨ª ejercito la memoria, aprendiendo los papeles, memorizando cualquier texto... Me aterra que un d¨ªa no me funcione la cabeza". ?Y esa ¨²ltima pasi¨®n por el cine de terror? "Pues es un g¨¦nero que no me gusta, aunque Bayona, que es un genio, me sac¨® mucho partido en El orfanato y eso ha dejado huella en otros realizadores". Antes de despedirse, Geraldine asegura que los papeles peque?os son los m¨¢s complicados -"tienes que construirlo delante del espectador muy r¨¢pidamente"- y que su deseo es morir trabajando. "La intoxicaci¨®n no me abandona. Y no quiero curarme".