Muere Jos¨¦ Manuel Pita Andrade

Disc¨ªpulo de S¨¢nchez Cant¨®n, que, a su vez, lo fue de El¨ªas Tormo, lo que encauza su destino por una visi¨®n liberal y culturalista de la historia del arte, Jos¨¦ Manuel Pita Andrade (A Coru?a, 1922) ocupa un lugar de honor en la historia cient¨ªfica e institucional del patrimonio art¨ªstico de nuestro pa¨ªs en la ¨¦poca contempor¨¢nea. Nombrado catedr¨¢tico de universidad en Oviedo en 1960, Pita Andrade, que ven¨ªa desempe?ando una labor de investigaci¨®n y docencia desde 1945, ocup¨® posteriormente las c¨¢tedras de las universidades de Granada y de la Complutense de Madrid donde, tras ser nombrado em¨¦rito, se jubil¨® en 1990, continuando con esa misma condici¨®n honor¨ªfica en la Universidad de Granada hasta el 2003, cuando cumpl¨ªa 80 a?os.

Si esta actividad acad¨¦mica prolongada ya supone un esfuerzo de estudio y docencia formidables, pues comportaron una dedicaci¨®n de casi medio siglo, Jos¨¦ Manuel Pita no se recluy¨® nunca en ninguna torre de marfil de erudici¨®n aislada, sino que particip¨® activamente en cuantas propuestas y desaf¨ªos sociales le salieron al paso. El ser director del Museo del Prado entre 1978 y 1981, ¨¦poca dif¨ªcil donde las haya, quiz¨¢ fuera el cargo de m¨¢s renombre, luego realzado por su posterior nombramiento como director honorario de esta misma instituci¨®n, pero Pita asumi¨® otras responsabilidades de importancia, aunque quiz¨¢ de menos proyecci¨®n, como la de ser conservador de las colecciones de la Casa de Alba y conservador jefe del Museo Thyssen-Bornemiza, lo que acredita la amplitud y complejidad de su horizonte intelectual y de su capacidad de gesti¨®n.

No es as¨ª extra?o que, en funci¨®n de su generosa entrega y acci¨®n, alcanzase los m¨¢ximos honores, como, entre otros, la Medalla al M¨¦rito de las Bellas Artes, o su elecci¨®n como miembro de n¨²mero de las Reales Academias de Bellas Artes de San Fernando y de la Historia. Podr¨ªa seguirse por esta misma senda desmenuzando hechos y reconocimientos relevantes en la dilatada y fecunda biograf¨ªa de Pita Andrade, pero ser¨ªa injusto que su recuento prolijo oscureciera la calidad de su talante intelectual y humano, que resplandece m¨¢s all¨¢ de las obras materiales. Sabio en muchas materias, Pita hizo contribuciones relevantes al mejor conocimiento de El Greco y Goya, y, algo que dice mucho de su natural generoso, cre¨® "escuela", quiz¨¢ porque ¨¦l mismo proven¨ªa, como antes se apunt¨®, de una de las mejores de nuestro pa¨ªs.

Entre sus disc¨ªpulos m¨¢s excelentes estuvo Jos¨¦ ?lvarez Lopera, que falleci¨® prematuramente hace poco m¨¢s de un a?o, cuando ocupaba una plaza del conservador en el Museo del Prado, y del que, paradojas de la vida, se hab¨ªa anunciado un homenaje pr¨®ximo con motivo de la presentaci¨®n de una publicaci¨®n p¨®stuma donde estaba programada la participaci¨®n de Pita. Era un hombre d¨²ctil, amable y de probada bonhom¨ªa, que nunca enturbiaba su independencia y su sentido de la responsabilidad. Estuvo en el ca?¨®n hasta el final, aunque la muerte hace unos a?os de su mujer le rest¨® visiblemente las ganas de vivir y le dio un aire melanc¨®lico en los ¨²ltimos tiempos. Era un hombre bueno, sabio y justo; o sea: como es debido, cuando no es ¨¦poca donde semejante comportamiento prolifere. Quienes tuvimos el privilegio de conocerle y tratarle, sabemos muy bien la importancia de estas cualidades. Es el motivo por el que nos empe?amos en aprovechar su ejemplo y difundirlo.