El piano espa?ol pierde a la virtuosa Alicia de Larrocha
La artista falleci¨® anoche a los 86 a?os en Barcelona, su ciudad natal
Escribi¨® de ella Enrique Franco en este peri¨®dico en 1995 que fue "artista madura en plena juventud del mismo modo que conserva frescura en su madurez". Si algo caracteriz¨® a Alicia de Larrocha, esta suprema artista que llev¨® el repertorio espa?ol por todo el mundo, fue justamente eso: haber mantenido una trayectoria sin fisuras, compacta, muy seria. Hab¨ªa nacido para el piano.
La pianista falleci¨® anoche en Barcelona a los 86 a?os a causa de un proceso cardiorrespiratorio, seg¨²n un portavoz del Hospital Quir¨®n, donde estaba ingresada desde hace unos d¨ªas. El Gobierno catal¨¢n estudiaba anoche instalar la capilla ardiente en el sal¨®n Sant Jordi de la Generalitat, donde se despide tradicionalmente a las grandes personalidades.
Nacida en Barcelona el 23 de mayo de 1923, Alicia de Larrocha se form¨® desde los cinco a?os en la tradici¨®n marcada por Enrique Granados. A esa edad entr¨® en la academia de Frank Marshall, disc¨ªpulo y colaborador del compositor y autor de un tratado sobre el uso del pedal en el piano.
Estudi¨® armon¨ªa con Ricardo Lamote de Grignon y Joaqu¨ªn Zamacois y al poco la descubri¨® Joaqu¨ªn Turina, quien propici¨® su debut un a?o m¨¢s tarde en la Exposici¨®n Internacional, como uno m¨¢s de los muchos prodigios que se exhib¨ªan. Cuenta la tradici¨®n que hubo que a?adir unas calzas a los pedales del instrumento para que la ni?a pudiera accionarlos. A los 11 a?os dio un concierto en Madrid con la Orquesta Sinf¨®nica dirigida por Arb¨®s y ah¨ª qued¨® establecido que el prodigio desembocar¨ªa en una s¨®lida trayectoria como int¨¦rprete.
Pero no hab¨ªa prisa. Alicia segu¨ªa con sus estudios escolares, aparte de los musicales. Por esa ¨¦poca trab¨® una amistad profunda con la soprano Victoria de los ?ngeles, de su misma edad. De esa amistad nacer¨ªa una aclamada colaboraci¨®n art¨ªstica que llevar¨ªa la canci¨®n espa?ola -Falla, Turina, Mompou, Montsalvatge- por los mejores escenarios internacionales. Pero eso a¨²n hab¨ªa de aguardar. A partir de 1940 empez¨® a dar recitales por toda la pen¨ªnsula, prepar¨¢ndose para el salto internacional, que se produjo en 1947 con una gira por Europa.
Casada en 1950 con el tambi¨¦n pianista Juan Torra, con quien tuvo dos hijos, Juan Francisco y Alicia, en 1953 debut¨® en Londres y dos a?os m¨¢s tarde salt¨® a EE UU, donde tuvo por representante a Herbert Breslin, que tambi¨¦n lo era de Pavarotti. La carrera americana de Larrocha ya no habr¨ªa de interrumpirse hasta el final. Al cumplir los 80 a?os dio una gira para despedirse, pero no leg¨® a dejar del todo la actividad concert¨ªstica.
?Por qu¨¦ encantaba con su piano a p¨²blicos tan diversos? Porque era de un rigor y a la vez de una humildad que te ganaban apenas pisaba el escenario. Ella sol¨ªa decir que la m¨²sica no era para verse, sino para escucharse. Sentada ante el gran cola de concierto parec¨ªa como una ni?a perdida en la inmensidad. Pero apenas entraba se convert¨ªa en una artista de extraordinaria madurez que no se permit¨ªa la m¨¢s m¨ªnima concesi¨®n a la galer¨ªa, ning¨²n gesto de virtuosa, ninguna artificiosidad, nada. Su interpretaci¨®n parec¨ªa natural, como si brotara de la pura l¨®gica de la partitura. Mucho estudio se necesita para lograr esa aparente sencillez.
Su repertorio fue extenso, no s¨®lo espa?ol, sino tambi¨¦n centroeuropeo: Schumann, Mozart, Beethoven y los impresionistas, Ravel, Debussy, Faur¨¦. Pero su caballo de batalla hab¨ªa de ser la Suite Iberia de Alb¨¦niz, que tocaba de manera incre¨ªble, pues siempre tuvo la mano peque?a para una partitura que exige notabil¨ªsimas extensiones de los dedos.
Premiada y condecorada internacionalmente, con varios Grammy en su haber, en 1994 recibi¨® el premio Pr¨ªncipe de Asturias.
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