El costumbrismo chino abre la Berlinale
Qu¨¦ progresismo, no inaugurar ni cerrar esta edici¨®n con t¨ªtulos de tir¨®n
Guardar memoria de la nieve sugiere aroma po¨¦tico, a?orante recuerdo de un pasado lejano y de sensaciones vividas y perdidas. Visitando Berl¨ªn en estos d¨ªas no hace falta que sientas nostalgia de esa cosita tan blanca y tan l¨ªrica. Si en los febreros de los ¨²ltimos a?os te convenc¨ªas de que el cambio clim¨¢tico era algo transparentemente real, al percibir algo tan ins¨®lito como que hab¨ªa sol, las terrazas llenas y ol¨ªa a primavera, el paisaje y la temperatura actual hacen g¨¦lidamente identificable el Berl¨ªn que conoc¨ª en los a?os ochenta.
O sea, muchos grados bajo cero, suelos helados que convierten en una peligrosa aventura andar a paso de tortuga durante 500 metros, viandantes osados o con mala suerte que pierden el fr¨¢gil equilibrio y caen rodando. Dolor en las sienes y en las articulaciones, permanente compa?¨ªa de kleenex, lagrimeo y la maravillosa sensaci¨®n de que has llegado al anhelado para¨ªso cuando finalmente entras en un lugar cerrado y c¨¢lido. En ese momento olvidas todos tus males.
Ser¨ªa desable cntar con pel¨ªculas estimables y gozosos descubrimientos
L¨®gicamente tambi¨¦n han desaparecido las bicicletas de las calles, en una ciudad que mantiene ancestralmente esa tradici¨®n, con gente que pedalea con naturalidad, sin gesto convenientemente ecologista ni pose libertaria, sin ir asustando o atropellando a viejecitos que caminan esforzadamente por las aceras. Malos d¨ªas en la modern¨ªsima Berl¨ªn para ir exhibiendo dise?os y looks sofisticados. Lo ¨²nico sensato es ir vestido de esquimal y moverte a c¨¢mara lenta.
Con estas condiciones atmosf¨¦ricas pasar infinitas horas dentro de los cines se asemeja inicialmente al cielo. Pero ves la programaci¨®n de la Berlinale y el ensue?o comienza a desaparecer. Ser¨ªa deseable que entre esa desmesurada cantidad de cine chino, japon¨¦s, indio, turco, n¨®rdico y alem¨¢n, firmado en su mayor parte por autores cuyo nombre no te suena o que afortunadamente no recuerdas, recibieras gratas y variadas sorpresas, que la vocaci¨®n internacionalista del festival estuviera compensada con pel¨ªculas estimables y descubrimientos gozosos, pero mis largas y agotadoras experiencias en cert¨¢menes enamorados del exotismo, siempre me condicionan a esperar lo temible.
Ante ese interrogante tan humano de qu¨¦ pel¨ªculas te ilusiona ver en este exhaustivo cat¨¢logo, soy tan convencional y tan retr¨®grado que me conformo con lo ¨²ltimo que han rodado Martin Scorsese, Roman Polanski y Zhang Yimou. Pero seguro que mis prejuicios se derrumban ante la cuidada selecci¨®n que ha hecho la Berlinale. Se supone que los exquisitos organizadores ya las han degustado y les parecen vanguardistas y estupendas. Ojal¨¢ que nos hagan felices y comamos perdices.
La tradici¨®n aconsejaba a los festivales inaugurarlos y clausurarlos con t¨ªtulos preferentemente norteamericanos o de directores y actores con prestigio y tir¨®n. La Berlinale ha decidido acabar con esas frivolidades. Abren la secci¨®n oficial con una pel¨ªcula china y cerrar¨¢n el festival con una japonesa. Qu¨¦ hermoso desplante al imperialismo, cu¨¢nta autenticidad, qu¨¦ progresismo.
El arranque se titula Apart together y viene firmado por el director chino Wang Quan'an, que logr¨® hace unos a?os el Oso de Oro con la moderadamente ingeniosa La boda de Tuya. En su nueva entrega, que no ha despertado pasiones, Wang Quan'an retrata de forma entendible (virtud subestimada en los festivales y apta para el desd¨¦n intelectual) la catarsis que se produce en una familia de Shanghai cuando el primer marido de la madre, un soldado al que destinaron a Taiw¨¢n 50 a?os atr¨¢s y del que nadie volvi¨® a tener noticias, reaparece para pedirle a su antigua y todav¨ªa enamorada mujer que abandone al marido actual, hijos, nietos y dem¨¢s familia para compartir con ¨¦l los ¨²ltimos a?os que les quedan de vida.
La propuesta se complica ante la simpat¨ªa que establecen esos dos ancianos que quieren a la misma mujer, el mosqueo de la prole al constatar que la matriarca est¨¢ dispuesta a abandonarlos a todos en nombre de la pasi¨®n que sinti¨® cuando era joven hacia el fugado y otras circunstancias entre hilarantes y pat¨¦ticas. Es una pel¨ªcula leve que ves y escuchas con cierta gracia, pero que tampoco va a perdurar en el recuerdo. O a lo peor s¨ª, al compararla con lo que vendr¨¢ despu¨¦s, a lo largo de diez jornadas que esperemos no se hagan eternas. En cualquier caso, estaremos a cubierto, calentitos, con la tentaci¨®n de echarnos reparadoras dormidas en la butaca si el cine se pone demasiado pl¨²mbeo.
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