El lirismo turco se lleva el oro y Polanski lo innegable
Pido disculpas porque en la muy fatigada cr¨®nica Y como broche: tumores, asesinos y jubilados me hice un l¨ªo con las pel¨ªculas de la secci¨®n oficial que optaban a premios y las que estaban fuera de concurso, dando por supuesto que Scorsese y Polanski, dos maestros en medio de autores prometedores, gris¨¢ceos o simplemente aficionados a pesar de su esfuerzo o de su vocaci¨®n de autor¨ªa, estaban al margen de la competici¨®n. Ocurr¨ªa en el caso de Scorsese, pero no el de Polanski. Imagino que los productores de su pel¨ªcula est¨¢n convencidos de que los galardones de los festivales ayudan a la carrera comercial de la pel¨ªcula y le otorgan un nada desde?able prestigio. Ellos sabr¨¢n.
Lo que est¨¢ claro es que a estas alturas el cine del tan inteligente como turbio polaco no va a devaluarse en funci¨®n de las decisiones de los jurados. El de la Berlinale, presidido por Werner Herzog, se?or ancestralmente venerado por la cr¨ªtica rigurosa y con criterios presumiblemente heterodoxos e iconoclastas, afortunadamente ha seguido el consejo de la sensatez y de la evidencia reconociendo que el mejor director en esta olvidable edici¨®n de la Berlinale se llama Roman Polanski. Tambien sab¨ªamos que debido a su arresto domiciliario era imposible que apareciera a recogerlo, ausencia que deja a dos velas a los vendedores de morbo, a los que identifican exclusivamente a este artista de las tinieblas con una estrella del esc¨¢ndalo. Su trabajo en The ghost writer es de las pocas cosas aut¨¦nticamente brillantes que ha exhibido el festival, un relato tenso y sarc¨¢stico acerca de la siniestra maquinaria que rodea a un ex primer ministro de Inglaterra al que acusan de haber colaborado de crimenes de guerra y que contrata a un negro para que escriba su indulgente y tramposa autobiograf¨ªa. Polanski no se centra en esta ocasi¨®n en los temas que obsesionan a su obra. Se limita a contar con poderoso estilo expresivo, con sentido del suspense, con mordacidad, con sutileza, una historia que podr¨ªa llevar la firma de Hitchcock. Ser¨ªa deseable por el bien del cine que a este hombre la justicia no le privara nunca del uso de una camara, aunque le confinara en la carcel. Seguro que incluso en escenario tan arisco ser¨ªa capaz de narrar admirablemente con im¨¢genes las historias m¨¢s perturbadoras.
Como Polanski no se lo puede llevar todo y hay que alentar tambien a los que no estan consagrados y pueden tener complicada la distribuci¨®n internacional de sus pel¨ªculas han concedido el Oso de oro a la meritoria pel¨ªcula turca Miel, dirigida por Semith Kaplanoglu. Es bonita, tiene su rollo, tiene vocaci¨®n po¨¦tica, es abrumadoramente pausada. Ocurren pocas cosas, pero est¨¢n bien descritas. Sobre todo, las compartidas sensaciones en medio de la naturaleza que se transmiten un apicultor y su silencioso e hipersensible hijo peque?o.
El cine rumano nos transmiti¨® un perdurable escalofr¨ªo hace tres a?os en el festival de Cannes con Cuatro meses, tres semanas y dos d¨ªas describiendo el calvario de una mujer que pretende abortar clandestinamente en la sordidez ambiental y el r¨¦gimen policiaco que impuso Ceaucescu. La tambien rumana Si quiero silbar, silbo posee igualmente un tono sombr¨ªo y un personaje sobreviviendo en el l¨ªmite, un chaval encarcelado que se propone huir para evitar que una madre depredadora masacre la personalidad de su hermano peque?o, pero su desgarro solo est¨¢ expresado correctamente. El gran premio del Jurado es excesivo, aunque tampoco hab¨ªa demasiadas cosas apetecibles donde elegir. El ex¨®tico paisaje artico de la rusa Como termin¨¦ este verano se presta a que te impresione su fotograf¨ªa, pero que tambien hayan premiado a sus dos unicos y nada magn¨¦ticos actores resulta excesivo.
La actriz japonesa que protagoniza Caterpillar sufre mucho y practica una sexualidad sadomasoquista con un marido que ha vuelto de la guerra hecho pedazos, pero su trabajo tampoco pasar¨¢ a la historia de las interpretaciones memorables. El gui¨®n de la china Separados juntos que cuenta el retorno de un anciano a la familia que abandon¨® cincuenta a?os atr¨¢s y su intenci¨®n de que la esposa abandone al comprensivo y estoico marido actual para vivir con ¨¦l, es original y complejo, digno del Oso de plata. Pero casi todo en la proramaci¨®n de esta Berlinale ha sido tibio y prescindible, una sucesi¨®n de cine no horroroso (nadie puede arrebatarle ese inigualable y est¨²pido sadismo al infame Marco Muller, director de la Mostra) pero destinado al inmediato olvido.
Babelia
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