En la casa encendida de Luis Rosales
Una exposici¨®n retrata al poeta y se adelanta al centenario de su nacimiento
El viaje de las palabras puede ser tan alambicado como el de un aventurero. Quiz¨¢ por eso Luis Rosales (Granada, 1910-Madrid, 1992) jam¨¢s hubiera imaginado que el t¨ªtulo de uno de sus mejores poemarios, La casa encendida (1971), acabar¨ªa siendo cuarenta a?os m¨¢s tarde el nombre de un espacio urbano en el que se cruzan con ins¨®lito sentido com¨²n pasado y futuro. La Casa Encendida de Madrid inauguraba ayer Luis Rosales. El contenido del coraz¨®n, una exposici¨®n que organizada con la Sociedad Estatal de Conmemoraciones culturales (SECC), y en colaboraci¨®n con el Archivo Hist¨®rico Nacional, se adelanta al centenario del nacimiento del poeta, el pr¨®ximo 31 de mayo.
M¨¢s de un centenar de obras de arte, adem¨¢s de manuscritos, primeras ediciones, cartas, apuntes, fotograf¨ªas y recuerdos nos acercan a un poeta, acad¨¦mico y ensayista sobre el que Caballero Bonald apunta: "Luis Rosales, por encima de modas y modos, contin¨²a ocupando una de las cumbres po¨¦ticas de nuestro siglo XX".
Archivos privados, museos e instituciones han participado en esta exposici¨®n que re¨²ne junto a documentos de Vicente Aleixandre, D¨¢maso Alonso, Gerardo Diego o Pablo Neruda pinturas de Dal¨ª, Picasso, Rafael Alberti, Benjam¨ªn Palencia, Gustavo Torner, C¨¦sar Manrique o Sempere. "No quer¨ªamos los nombres sino encontrar obras que estuvieran conectadas directamente con el mundo de Rosales", explica Paloma Esteban, comisaria junto a Xelo Candel de la muestra. "Reunir las obras de los amigos de Rosales es lo mismo que recorrer la historia del arte espa?ol de la segunda mitad del siglo XX", contin¨²a Paloma Esteban.
De todos, estremece un dibujo de Lorca, un hermoso florero perteneciente a una colecci¨®n privada. La sombra de la muerte de Lorca siempre sobrevol¨® sobre Rosales, en cuya casa Lorca fue apresado poco antes de su fusilamiento. Pero, Rosales (el poeta que escribi¨® "la palabra del alma es la memoria", el autor de Diario de una resurreci¨®n) ha sobrevivido a una mancha en gran medida injusta, como recordaba ayer el director de La Casa Encedida, Jos¨¦ Guirao, en una inauguraci¨®n que encabez¨® el presidente de Caja Madrid, Rodrigo Rato. Un poeta al que le deben la coincidencia de un nombre y quiz¨¢ la de un secreto, como escribe Caballero Bonald: "El ingenio descriptivo, la adjetivaci¨®n ins¨®lita, la inventiva sem¨¢ntica, los adverbios desusados, el fraseo reincidente, van creando en La casa encendida una atm¨®sfera medio ilusoria, entre la realidad y el ensue?o, de itinerario hacia alg¨²n secreto emocionante".
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