Memorias de la conciencia cr¨ªtica de ?frica
Sonkiya publica Partir¨¢s al amanecer
"Si tienes ganas de arriesgar los estudios sucumbiendo a no s¨¦ qu¨¦ impulso guerrero, ten la amabilidad de volver a casa y hacer de ¨¦ste tu campo de batalla", le conmin¨® a Akinwande Oluwole Soyinka (Abeokuta, Nigeria, 1934) su padre a trav¨¦s de una carta. El escritor se encontraba en Gran Breta?a, donde pas¨® cinco a?os estudiando. So?aba con ayudar a los nacionalistas h¨²ngaros en rebeli¨®n y en marchar al sur de ?frica para liberarla. De su vuelta al continente negro -desde 1960, con la independencia de Nigeria, a la actualidad- versan sus l¨ªricas memorias Partir¨¢s al amanecer (You Must Set Forth at Dawn). El extenso volumen, de m¨¢s de 700 p¨¢ginas, data de 2006 pero es ahora cuando llega a Espa?a (el 10 de junio) de la mano RBA. Ahora EL P?IS ofrece un avance en exclusiva. Ya el pasado enero esta p¨¢gina adelant¨® una parte del poemario Lanzadera en una cripta (Bartleby) que Wole Soyinka escribi¨® en la c¨¢rcel en los a?os sesenta.
Los cinco a?os en Inglaterra y Europa -de 1955 a 1960- le serenaron "bastante pero no enteramente" la sed del camino entre Isara, cuna de su padre, y Abeoukuta, de su madre, con sus caravanas, sus granjas dispersas y pistas de bosque. A esta m¨ªstica ruta se lanz¨® a bordo de un landrover para estudiar sus culturas ancestrales con una beca. No abandon¨® su compromiso pol¨ªtico, que aument¨® a medida de que la naciente democracia tornaba en dictadura en Nigeria. "Uno se enfrentaba con la futilidad, pero la inacci¨®n era mucho m¨¢s intolerable", recuerda en Partir¨¢s al amanecer el primer africano que gan¨® el Nobel de Literatura, en 1986. "El pensamiento de la muerte real -no ya la remediable veleidad del exilio como imitaci¨®n a la muerte- se convirti¨® en mi compa?¨ªa constante y estridente", confiesa en sus p¨¢ginas.
Entre 1967 y 1969 pas¨® 22 meses en una celda de aislamiento. "Mi ¨²nico objetivo era sobrevivir, y no s¨®lo f¨ªsicamente". No contaba con nada que leer y nada con que escribir. En El hombre muerto hizo el relato de aquel tiempo. Una treintena de dictaduras se sucedieron en estos a?os en su pa¨ªs. "Era opresivo acto el mero acto de pensar cr¨ªticamente en una sociedad donde el poder y el control siguen siendo juguetes de imb¨¦ciles, psic¨®patas y depredadores".
En 1997, durante uno de sus varios exilios, fue juzgado in absentia y condenado a muerte por el r¨¦gimen militar de su pa¨ªs. Ahora ha vuelto, pero no deja de moverse por universidades de medio mundo. Tambi¨¦n a Espa?a. En el Centro Niemeyer de Avil¨¦s, a¨²n no inaugurado, actuar¨¢ como coordinador de las Jornadas Africanas Soyinka, que mostrar¨¢n lo m¨¢s relevante de la m¨²sica, el cine y el teatro que se hace actualmente en ?frica.
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