Magia con tigres y se?oritas
Enrique Polo presenta en el Circo Mundial su espect¨¢culo de Las Vegas
Una de las primeras veces que Enrique Polo salt¨® a la pista de un circo ten¨ªa seis a?os y fue en La Casilla. Descendiente de una familia circense con 200 a?os de tradici¨®n, su espect¨¢culo de magia, que llega de Las Vegas, es la estrella de la programaci¨®n del Circo Mundial en la Aste Nagusia. Magic Polo, como le anuncian los carteles que pueblan la capital vizca¨ªna, tiene 47 a?os, es bilba¨ªno, al igual que su padre y su abuelo, y, para demostrarlo, una bandera del Athletic ondea en lo alto de su caravana, aparcada en el Parque Etxebarria.
Y, aunque lleve a gala lo de ser bilba¨ªno, hace varios a?os que no pisaba su ciudad y un circo como los de toda la vida. Por nostalgia decidi¨® aceptar el reto de volver a actuar bajo de una carpa y, por tanto, aplazar el contrato que le liga a la cadena hotelera Hilton, que le llevar¨¢ tras Bilbao a Manila y que le ha permitido trabajar en Las Vegas, Australia o Hong Kong.
"Quer¨ªa alejarme de la imagen del domador con jaula y l¨¢tigo", explica
Polo, con camisa de raso y chaleco brillante, salta a la pista chasqueando un l¨¢tigo, acompa?ado por tres se?oritas con vestidos semitransparentes. A lo largo de su n¨²mero, que dura 11 minutos, hace desaparecer a las se?oritas, que se convierten en tigres y leones blancos y pasea a sus animales a 25 cent¨ªmetros del p¨²blico. Todo magia. "Quer¨ªa alejarme de la imagen del t¨ªpico domador, con la jaula, el l¨¢tigo, el palo. Hoy en d¨ªa los ni?os necesitan ver otro tipo de n¨²meros", se?ala Polo, consciente de que el circo, al igual que los toros, es diana de las cr¨ªticas de las asociaciones que defienden a los animales.
El artista posee en propiedad 25 tigres, tres leones blancos de los 40 que quedan en el mundo, precisa, y cuatro panteras negras. Todos perfectamente cuidados, seg¨²n Polo. Tanto que la hembra del le¨®n se ha quedado embarazada en cautividad.
Y es que dista mucho de aquella primera vez. "Buscaban a un ni?o peque?o en el circo y all¨ª estaba yo", recuerda Polo, cuya actuaci¨®n consisti¨® en seguir al hist¨®rico payaso Charlie Rivel por la pista, intentando imitarle. Luego le toc¨® seguir la tradici¨®n familiar: el trapecio, pero una lesi¨®n en el cuello le impidi¨® seguir en las alturas. De eso hace 14 a?os, cuando se decant¨® por el espect¨¢culo con el que ahora recorre el mundo. "Muchas veces he pensado en venderlo todo y montar un bar en Valencia, pero la caravana siempre te acaba llamando", concluye.

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