Dos disc¨ªpulos de Voltaire
Bernard-Henry L¨¦vy y Juan Luis Cebri¨¢n reivindican en el Hay Festival los valores de la ilustraci¨®n frente al oscurantismo en las democracias
Frente al oscurantismo, luz ilustrada. Contra los fanatismos y la preponderancia cerrada de la identidad, duda, di¨¢logo, b¨²squeda de la verdad no absoluta. El fil¨®sofo franc¨¦s Bernard-Henry L¨¦vy y el acad¨¦mico y periodista Juan Luis Cebri¨¢n han charlado hoy en el Hay Festival de Segovia sobre las sombras y las amenazas que sufren a nivel global los valores iluminados en las revoluciones francesa y americana. Las de sus enemigos interiores y exteriores: "?Hasta qu¨¦ punto los principios democr¨¢ticos no sufren los ataques del fanatismo pero tambi¨¦n las consecuencias de la oportunidad pol¨ªtica?", se han preguntado.
Sobre todo cuando China, a punto de convertirse en primera potencia mundial, no los contempla. "?Estamos dispuestos a denunciar con tibieza la falta de derechos en China por el hecho de que su poder¨ªo econ¨®mico est¨¢ sacando a los pa¨ªses occidentales de la crisis?", se cuestionaba Cebri¨¢n. Qui¨¦n sabe. "Puede que vivamos una segunda era de congelaci¨®n de los derechos democr¨¢ticos. Pero tambi¨¦n, como ocurri¨® en la Europa del Este, puede que se est¨¦ fraguando en la sociedad china un movimiento que defiende esos ideales", contestaba L¨¦vy.
Habr¨¢ que acompa?arlo con cierta necesidad de insurgencia, un viento al que los ciudadanos de las democracias actuales no deben nunca renunciar. Ni admitir posiciones de "xenofobia y racismo", como la que han demostrado los l¨ªderes de la UE apoyando las pol¨ªticas de Sarkozy frente a los gitanos, han recordado ambos. Pero a esa insurgencia, a esa contestaci¨®n continua la duermen otras amenazas. Como la de lo pol¨ªticamente correcto. "La interferencia de esos gobiernos que advierten que es imprudente criticar asuntos religiosos, cuando en verdad se est¨¢n poniendo en guardia frente a quien les ataque a ellos", ha comentado Cebri¨¢n. No hay que ceder al deber de denunciar los desmanes religiosos, ni la censura o las amenazas de los fan¨¢ticos del Islam a la libertad de expresi¨®n. "Debemos ser claros en eso: la cr¨ªtica a la religi¨®n es un derecho adquirido, imprescindible y yo dir¨ªa que sagrado. Reivindico el derecho a ser disc¨ªpulo de Voltaire, a blasfemar y a faltar", ha reclamado L¨¦vy.
Pero resulta duro. Sobre todo en un contexto donde hay que defender lo obvio. Por ejemplo, el hecho de que es una barbaridad dejar morir a una mujer lapidada, como el caso de Sakineh Ashtian¨ª. "Con eso no s¨®lo defendemos la vida de esta mujer. Tambi¨¦n estamos salvando al el honor del Islam, el que defiende que la lapidaci¨®n no tiene nada que ver con el 'Cor¨¢n'. Ofenden al Islam quienes creen lo contrario", ha advertido el fil¨®sofo franc¨¦s.
Tampoco conviene dejarse llevar por quienes pregonan que la protesta a ese nivel no tiene sentido. Que nadie se ablandar¨¢. "Existe la falsa leyenda de que las dictaduras son monol¨ªticas y no retroceden. Al final s¨ª lo hacen cuando se producen respuestas de este calibre, como las campa?as que est¨¢n poniendo en marcha medios de comunicaci¨®n mundiales", ha comentado L¨¦vy.
Casos as¨ª -"la evidencia de que ese fanatismo del islam no es m¨¢s que el fascismo que siempre hemos conocido", enfatizaba L¨¦vy- dejan claro que no se debe cejar contra varias cosas. "Como el atropello de los derechos individuales frente a los colectivos que se basan en la identidad", dijo Cebri¨¢n. "No debemos dejar que la identidad venza a la ilustraci¨®n. La democracia es la entronizaci¨®n de la duda, saber que puedes estar equivocado frente al otro", ha a?adido.
Babelia
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