Un simulacro de 'glamour'
La alfombra roja se debati¨® entre la sofisticaci¨®n y lo predecible
Nadie duda de las ventajas est¨¦ticas que conlleva sustituir un escenario: un recinto ferial en medio de un descampado, por otro: el Teatro Real. Adi¨®s a los aires a evento de centro comercial que se daban los Goya hasta ahora. "Queremos vestidos modernos", dec¨ªa Rafaela Aparicio en El extra?o viaje. Pero es como si ese se?or bajito y cetrino que es el cine patrio, a fuerza de intentar sacudirse la caspa, hubiese optado por plantarse un peluqu¨ªn. Se le nota a la legua.
En esta edici¨®n de los premios , la expresi¨®n "por todo lo alto" no fue una declaraci¨®n de principios sino un t¨®pico. La gala quiso medirse a s¨ª misma en t¨¦rminos superlativos para resultar m¨¢s hollywoodiense que la original. La de anoche no fue una puesta en escena de lo que en Estados Unidos entienden por espectacular, sino de lo que nosotros creemos que ellos entienden por espectacular. Lo del glamour se qued¨® en simulacro.
Torso trabajado
Nuestros machos alfa por excelencia (Javier Bardem y Luis Tosar), ambos con esmoquin de Gucci, lucieron algo desva¨ªdos en comparaci¨®n con la camada de nuevos galanes que se abren paso en la industria a golpe de torso trabajado. El de Quim Guti¨¦rrez se intu¨ªa bajo un traje tambi¨¦n de Gucci y el de Mario Casas bajo uno de Dior. "No s¨¦ de qu¨¦ es. Creo que de Mochino" -esto es, Moschino- fue el comentario que hizo con respecto a su americana decorada con p¨ªrsines Hugo Silva. El que fuera guapo de Espa?a, antes que Mario Casas, ahora lleva tres rastas en la coronilla a modo de tocado capilar. Entre los asistentes masculinos, aparecieron pol¨ªticos como Pasqual Maragall, acompa?ado de su mujer, Tom¨¢s G¨®mez, el candidato socialista a la Comunidad de Madrid, o el ministro de Industria, Miguel Sebasti¨¢n. El necesario toque de rojo no lo puso la alfombra. Fueron las grandes damas como Marisa Paredes (de Carmen Halffter), Ana Bel¨¦n (de Felipe Varela) y Ver¨®nica Forqu¨¦ (de Lorenzo Caprile) las que asumieron el papel de fogonazo para la vista. Otras parece que en vez de "ir a los Goya" entendieron "ir de boda". No falt¨® la sobredosis de pedrer¨ªa, escotes palabra de honor y vestidos pastel. Inma Cuesta apenas pod¨ªa manejarse con el suyo de Oscar de la Renta. En la l¨ªnea del vestido milhojas, una de las m¨¢s aclamadas fue Aitana S¨¢nchez Gij¨®n y su Carolina Herrera NY. Y d¨¢ndole a la lentejuela negra y el corte sirena, desde Carmen Machi (de la dise?adora catalana Yolan Cris) a Olivia Molina (con un Paco Rabanne vintage).
El cuarto y mitad de pechuga lo despacharon Mar¨ªa Valverde con un vestido asim¨¦trico de Cindy Figueroa y Manuela Vell¨¦s con un Armani de color rosa empolvado. Aunque lo m¨¢s remarcable del estilismo de Valverde fue la espectacular pieza de Bvlgari que llev¨® al cuello. ?No te da miedo que le pase algo?, le grit¨® un periodista desde la barrera. "No creo, tengo detr¨¢s dos t¨ªos sigui¨¦ndola desde ayer", contest¨®. Tambi¨¦n las hubo que prefirieron el recato (casi monjil). Ese fue el caso de Juana Mac¨ªas y la suerte de saya que luci¨®. El compromiso con los j¨®venes dise?adores vino de la mano de sus hom¨®logas en el cine. Adriana Ugarte acudi¨® con un traje en azul Klein de Beba's Closet y Marina Comas con uno de Juan Vidal, un cl¨¢sico de las pasarelas trampol¨ªn como la de Valencia.
La cuota de excentricidad la cubrieron Nawja Nimri y Rossy de Palma (o c¨®mo convertir lo de ser impredecible en previsible). Si la primera se puso un Dolce&Gabbana de encaje transparente de cuyo forro prescindi¨® -"yo la faja esa prefer¨ªa no llevarla", dijo-, la segunda opt¨® por un Ala?a.
En un duelo de ninfas, Elena Anaya y Natasha Yarovenko aparecieron a la vez. Las protagonistas de Habitaci¨®n en Roma llegaron entre los pliegues en ca¨ªda libre de un Elie Saab verde y un vestido blanco respectivamente.
De la Iglesia y la ministra Sinde se dieron el brazo, ella con un dise?o tirando a lo cerebral en color fucsia y ¨¦l con esmoquin de corte italiano. Iciar Bollain opt¨® por unos pantalones. Emma Su¨¢rez y Bel¨¦n Rueda coincidieron en firma: Gucci.
Anoche se vio lo de siempre. Nadie se quiso pasar de listo pero tampoco de tonto. Donde s¨ª hubo consenso fue en las inmediaciones de la alfombra; reinaban las m¨¢scaras de Vendetta.
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