Duelo de reyes bajo una carpa

Ning¨²n domingo se parece al domingo de los Oscar. Ni el zumbido de los helic¨®pteros que sobrevuelan el teatro Kodak ni la expectaci¨®n que despierta tanta concentraci¨®n de famosos lo podr¨ªan permitir. La 83? edici¨®n de estos dorados premios se presenta con carpa en la alfombra roja (feo peaje del caprichoso tiempo californiano) y como un duelo entre dos pel¨ªculas: El discurso del rey y La red social. Aunque Valor de ley, el western de los Coen, tiene m¨¢s candidaturas (10) que la de David Fincher (8), todo el mundo habla del cara a cara entre la historia sobre el nacimiento de una millonaria red social, Facebook, y el de un monarca, Jorge VI de Inglaterra. Ambas pel¨ªculas tratan sobre personajes reales, ambas sobre el poder de la comunicaci¨®n y, tambi¨¦n, sobre la tara de la incomunicaci¨®n.

M¨¢s all¨¢ de eso, poco o nada tiene una que ver con otra. El discurso del rey es un retrato amable de un monarca decisivo en la historia de la construcci¨®n europea y La red social es el retrato (nada amable) de una oligarqu¨ªa (la de Harvard) y la de uno de sus estudiantes con hambre de poder, notoriedad y posici¨®n social (Mark Zuckerberg), capaz de traicionar a su mejor amigo o a quien sea con tal de alcanzar su sue?o. Como cantaba hace d¨¦cadas el almibarado Roberto Carlos, alguien capaz de cualquier cosa por tener un mill¨®n de (falsos) amigos. La escritora Zadie Smith apuntaba en un art¨ªculo en The New York Review of Books sobre La red social, que se trata de una pel¨ªcula sobre la generaci¨®n 2.0 escrita y dirigida por dos hombres de la generaci¨®n 1.0, que no pueden empatizar con un personaje lleno de claroscuros, una especie de Ciudadano Kane de los nuevos medios de comunicaci¨®n que hasta el momento se ha mostrado contrario al filme y a sus autores.

Todas las quinielas apuntan a la pel¨ªcula de Tom Hooper, aunque esas mismas quinielas apuestan por David Fincher como mejor director. ?El mejor director no ha dirigido la mejor pel¨ªcula? Ya veremos c¨®mo salva esa insalvable contradicci¨®n la Academia de Hollywood, esa Academia que este a?o apuesta por una gala para los nuevos tiempos pero en la que la media de edad de sus votantes supera los cincuenta a?os. Una organizaci¨®n que apuesta por los nuevos formatos de comunicaci¨®n (twitter, aplicaciones de tel¨¦fono, etc) pero que hoy mismo ha cancelado la acreditaci¨®n del bloguero acreditado por Deadline Hollywood ( http://www.deadline.com/2011/02/deadline-banned-from-covering-oscars/) por filtrar y criticar en su web todos los detalles de la escaleta de la gala.

Colin Firth parece el indiscutible ganador del Oscar al Mejor actor por su impresionante recreaci¨®n de un futuro rey incapacitado para hablar en p¨²blico. El actor se entren¨® para ser un tartamudo que en ning¨²n caso despertase risa o compasi¨®n. Javier Bardem, James Franco, Jesse Eisenberg y Jeff Bridges son sus rivales.

Pase lo que pase, luce el sol en Los ?ngeles y el term¨®metro parece en su sitio despu¨¦s de 48 horas en las que sub¨ªa y bajaba de tal manera (en los premios del cine independiente los invitados se paseaban con bufanda y guantes) que parec¨ªa dirigido por alg¨²n bromista desde un estudio. As¨ª que ninguna inclemencia parece dispuesta a romper el hechizo con el que se vive aqu¨ª el espect¨¢culo de conocer el vestido premam¨¢ de Natalia Portman, la ¨²ltima excentricidad en el calzado de Helena Bonhan Carter o si Pen¨¦lope Cruz har¨¢ esta noche su primera aparici¨®n p¨²blica despu¨¦s de su maternidad.