Randy Newman y el plan que no funcion¨®
El compositor estadounidense recibe su segundo Oscar por la canci¨®n de Toy Story 3
Puede que Randy Newman haya recibido su segundo Oscar con cierta melancol¨ªa interior: ese no era el Plan Maestro. Habr¨¢ agradecido la distinci¨®n, desde luego: desde 1982, casi todos los a?os Randy ha sido candidato a los premios de la Academia en sus categor¨ªas musicales (mejor score, mejor canci¨®n original). Le gustaba recalcar su escasa suerte: "llegu¨¦ a pensar que los Oscar eran un evento anual para humillarme en p¨²blico".
Aunque no aspiraba a compositor de pel¨ªculas, ten¨ªa su l¨®gica que terminara en esa cantera: otros Newman (Alfred, Emil, Lionel) escribieron gloriosas partituras para el cine cl¨¢sico; detr¨¢s de ¨¦l, dos primos y un sobrino han seguido la misma v¨ªa profesional. Como cualquier baby-boomer, Randy quer¨ªa cantar y triunfar como cantante: sac¨® su primer single en 1961, con 18 a?itos. No pas¨® nada, Randall Stuart Newman carec¨ªa de planta de ¨ªdolo juvenil. As¨ª que se consagr¨® a fabricar canciones y trabajar en los estudios.
Demostr¨® ser bueno como mercenario. Y le apreciaron particularmente en el Reino Unido, sobre todo debido a las versiones de Alan Price, el antiguo teclista de The Animals. Sin embargo, no renunciaba al Plan Original. Crecido en Los ?ngeles, gozaba de muchos contactos en el negocio del espect¨¢culo. Un amigo, Lenny Waronker, ten¨ªa poder de firma en Warner Bros. Records y era un admirador.
Artista de Warner a partir de 1968, Randy estaba en la l¨ªnea de salida para la gran tendencia californiana de los primeros setenta: los cantautores. Pero no daba el tipo: en vez del tono confesional, se situaba fuera de su experiencia para esbozar momentos dram¨¢ticos, episodios hist¨®ricos o iron¨ªas punzantes. Adem¨¢s, su instrumento era el piano, no la guitarra l¨¢nguida a lo James Taylor. Musicalmente, estaba marcado por Ray Charles y por su infancia en Nueva Orle¨¢ns. Y llevaba gafas: en medio de la contracultura, ten¨ªa pinta de intelectual.
Demonios, ?era un intelectual! Etiqueta mala para el bisnes de la canci¨®n. Sus temas funcionaban en otras voces: Mama told me not to come en la versi¨®n de Three Dog Night, You can leave your hat on por Joe Cocker, I think it's going to rain today en abundantes lecturas. Pero no conectaba directamente con el p¨²blico. En pura desesperaci¨®n, Warner lleg¨® a regalar elep¨¦s de Randy Newman a los lectores de Rolling Stone.
En realidad, Randy obtuvo ¨¦xitos puntuales: Short people (1977), I love L.A. (1983). Muchos a?os despu¨¦s, se arrepentir¨ªa de aquellos sarcasmos: "cuando logr¨¦ algo de ¨¦xito, fue por razones equivocadas. Mi consejo a los autores de canciones: reserva la iron¨ªa para las entrevistas. De lo contrario, te pasar¨¢s la vida explic¨¢ndote y pidiendo disculpas".
En los ochenta, Randy sufri¨® terremotos personales: un divorcio, una enfermedad inc¨®moda. Profesionalmente, se rindi¨®: comenzando con Ragtime, se hizo un hueco en el negocio del cine. Aunque el destino le llevar¨ªa a una especialidad insospechada: arropar la producciones de Disney y Pixar. Prefiere mirar lo positivo: "somos los ¨²nicos compositores vivos que trabajan con orquestas sinf¨®nicas y tienen un p¨²blico masivo. " Y hay dinero, a?ade: "si necesitas una banda de metales, puedes grabar con la Dirty Dozen Brass Band".
Inevitablemente, su faceta como artista ha sufrido: "s¨®lo he hecho una docena de discos en 40 a?os, lo que me convierte en uno de los cantautores m¨¢s vagos de la historia. En realidad, tengo alergia a grabar. Por el contrario, tocar en directo es lo m¨¢s divertido del mundo. Puedo presentarme s¨®lo con el piano, con banda o con alguna sinf¨®nica local. Soy muy respetuoso con mi repertorio". Lo ¨²ltimo es un pellizco a Bob Dylan y sus deconstrucciones de sus piezas inmortales: "no lo entiendo. El componer una canci¨®n supone desechar opciones y quedarte con la que te parece mejor. Si has acertado, no tiene sentido recrearla con otras melod¨ªas".
Reconoce que habla desde la envidia de qui¨¦n est¨¢ condenado a ejercer de artista de culto. "Muchos de mis contempor¨¢neos siguen triunfando. Digamos que si conectaste con tu generaci¨®n en los sesenta o los setenta, ya tienes la vida resuelta. Yo nunca consegu¨ª ese impacto." Pero esa posici¨®n de outsider tambi¨¦n tiene sus ventajas. Randy Newman puede intervenir en el debate pol¨ªtico estadounidense desde posturas liberales, sin miedo de alienar al posible p¨²blico masivo. Lo hizo con A few words in defense of our country, donde arremet¨ªa contra George W. Bush, o con la resurrecci¨®n de su tema Louisiana 1927, una denuncia de la maldad gubernamental tambi¨¦n aplicable a la respuesta ante el Katrina.
As¨ª que no funcion¨® el Gran Plan: Randy no ha alcanzado aquel estrellato musical que le parec¨ªa tan cercano en la era dorada de las discogr¨¢ficas. Sin embargo, su vida art¨ªstica ha sido larga y, a su manera, altamente productiva. Solo una vez ha actuado en Espa?a pero hoy todos debemos celebrar esa jugarreta del destino que le llev¨® hasta Hollywood.
Babelia
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