Van Dongen y los a?os locos parisienses
Una exposici¨®n en el Museo de Arte Moderno de Par¨ªs repasa todas las facetas del pintor holand¨¦s
Fauvista, anarquista y mundano. As¨ª define a Kees Van Dongen, el pintor holand¨¦s que retrat¨® como pocos los locos a?os 20 parisienses, el Museo de Arte Moderno de la ciudad de Par¨ªs, en una impactante exposici¨®n que pretende abarcar todas sus facetas. Esta sigue el recorrido del artista y gran vividor desde las calles de su Rotterdam nativo, pasando por los cabar¨¦s de Pigalle hasta llegar a los salones burgueses de la capital francesa. La muestra participa as¨ª tambi¨¦n en la recuperaci¨®n de esta figura libre y algo marginada en la historia del arte contempor¨¢neo, dif¨ªcil de encasillar, pero cuyo uso descarado de los colores fuertes sit¨²a como uno de los grandes representantes del movimiento fauvista.
"Quer¨ªamos recordar que Van Dongen ha sido un artista mayor de principios del XX, que destaca por su libertad y por la rapidez y variedad de su evoluci¨®n", explica Fabrice Hergott, director del Museo parisiense. Para ello concentra alrededor de un centenar de pinturas y dibujos, incluidas sus vi?etas de prensa y sus grandes carteles de presentaci¨®n de espect¨¢culos. M¨¢s sorprendente, incluye tambi¨¦n una parte de sus cer¨¢micas, de las que realiz¨® cerca de una cuarentena. Con ellas, al igual que gran parte de sus contempor¨¢neos, trataba de convencer a los m¨¢s reticentes de la validez del arte moderno.
Variada y extremadamente rica, la muestra destaca por su intensidad, consecuencia de su apuesta por limitarse a los mejores a?os del artista: desde 1895 hasta 1931. Recuerda sus primeros dibujos y pinturas antes de instalarse en la capital francesa en 1899. Se detiene por su paso por el Montmartre de Picasso, con quien comparti¨® residencia y taller en el m¨ªtico Bateau Lavoir, as¨ª como modelo, Fernande Olivier. Y culmina con su mudanza al Montparnasse del periodo de entre guerra, donde se consagr¨® como anfitri¨®n de sonadas fiestas selectas y como retratista del adinerado mundo art¨ªstico y aristocr¨¢tico; una suerte de Andy Warhol de los a?os 20.
En todo el recorrido, se explora sus experimentaciones con los diferentes estilos, como el neo-impresionismo de Paul Signac, antes de dejar paso a los retratos de poses y colores caracter¨ªsticamente fauvistas. Expone tambi¨¦n sus Luchadoras (1908), su respuesta a las Las se?oritas de Avi?¨®n de Picasso, donde demuestra su falta de inter¨¦s por el cubismo. El todo deja patente su amor confeso por "la vida, el arte y las mujeres", a las que retrata vestidas o desnudas, siempre con enormes ojos pintados de negro. Abarcan desde las voluptuosas mujeres de las clases m¨¢s populares hasta las afinadas y elegantes burguesas, cubiertas de joyas y accesorios.
La muestra se detiene bruscamente en 1931, antes de la ca¨ªda en desgracia del artista. Deja as¨ª de lado sus ¨²ltimos 37 a?os, en los que se le acab¨® la inspiraci¨®n y se volvi¨® reiterativo. "Hemos decidido centrarnos realmente en lo mejor de su obra", relata Hergott. Tambi¨¦n elimina el episodio que le dio el ¨²ltimo empuj¨®n fuera del c¨ªrculos art¨ªsticos de moda. Se trata de un viaje organizado por el escultor Arno Breker a la Alemania nazi de 1941, a cuya invitaci¨®n cometi¨® el error de responder favorablemente.
Aunque centrada en su periodo parisiense, la muestra tambi¨¦n recuerda su vena orientalista. Entre 1910 y 1913, viaj¨® a Espa?a, Marruecos y Egipto, donde acentu¨® su gusto por los colores y los detalles. Ser¨¢ de hecho el retrato de una mujer adornada por un precioso mant¨®n de flores espa?ol el que ser¨¢ censurado en 1913 del sal¨®n de oto?o y que contribuy¨® en afianzar su fama de provocador. Sobriamente titulado Le tableau, el lienzo fue retirado por la polic¨ªa que consider¨® indecente la representaci¨®n desnuda de la modelo, su esposa Guus.
Muchos le reprocharon al joven anarquista sin un duro que lleg¨® a la capital francesa, atra¨ªdo como "un faro" por la que era entonces capital mundial art¨ªstica, el haber traicionado sus valores y haberse dejado llevar por el brillo del Par¨ªs m¨¢s selecto. Acusado de "bohemio disfrazado de pijo", ¨¦l nunca neg¨® su gusto por la buena vida. Como escribi¨® en 1927: "Vivir es el cuadro m¨¢s bonito. El resto no es m¨¢s que pintura".
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