Contra censores y energ¨²menos
Vargas Llosa clama por "la libertad y los libros" en Buenos Aires. -Ambiente caldeado en las horas previas a la conferencia que un grupo de intelectuales quiso vetar
Mario Vargas Llosa no inaugur¨® finalmente la 37? Edici¨®n de la Feria del Libro de Buenos Aires, como estuvo previsto en su momento, pero s¨ª pronunci¨® el discurso "principal" del orador invitado, 24 horas despu¨¦s de la apertura formal de la muestra. "Se supone que la inauguraci¨®n es un acto ¨²nico, pero aqu¨ª se ha desdoblado en dos d¨ªas distintos, imagino que para evitar que yo apareciera junto a los pol¨ªticos el d¨ªa de la apertura", ha explicado a EL PA?S el premio Nobel de Literatura 2010. "Mi discurso no cambiar¨¢ por eso: defender el derecho de los libros a ser libres es defender nuestra libertad de ciudadanos, el precioso fuego que la atiza, mantiene y renueva", afirm¨®.
El ambiente, que parec¨ªa m¨¢s calmado, se calde¨® mucho en las ¨²ltimas horas, con unas imprevistas declaraciones de An¨ªbal Fern¨¢ndez, jefe de Gabinete de la presidenta. Pareci¨® ignorar las instrucciones de Cristina Kirchner de dejar en paz al escritor y lanz¨® un furioso ataque tanto contra Vargas Llosa como contra Fernando Savater, que visita tambi¨¦n estos d¨ªas Buenos Aires y que se rio de los intelectuales argentinos que protestan por la presencia del premio Nobel en la Feria del Libro.
El acto de inauguraci¨®n formal, que se desarroll¨® el mi¨¦rcoles por la tarde, tampoco ayud¨® a calmar las cosas. Aunque no asistieron ni la presidenta, Cristina Fern¨¢ndez de Kirchner, ni el intendente de la ciudad, Mauricio Macri, sus enviados y representantes se las arreglaron para alimentar el clima de confrontaci¨®n. El ministro de Educaci¨®n, Alberto Sileone, en especial, convirti¨® la inauguraci¨®n en un mitin pol¨ªtico puro y duro. Logr¨® el extra?o prodigio de inaugurar una Feria del Libro en una capital latinoamericana sin mencionar el hecho de que este a?o un escritor latinoamericano ha sido reconocido con el Nobel.
Vargas Llosa no se sinti¨® ofendido por el cambio de programa, ni alter¨® por eso el contenido de su discurso, una defensa apasionada del libro que "como ¨¢rboles de un bosque encantado, se animan al abrirlos". "Basta que celebremos con sus p¨¢ginas esa operaci¨®n m¨¢gica que es la lectura para que la vida estalle en ellos".
El escritor no rehuy¨®, sin embargo, la pol¨¦mica. "Agradezco a la presidenta su oportuna intervenci¨®n para atajar el intento de veto de algunos colegas y adversarios de mis ideas pol¨ªticas para desinvitarme al acto", asegur¨®. "Ojal¨¢ esa toma de posici¨®n se contagie a todos sus partidarios y sea mantenida por ella misma en su conducta gubernamental".
Enorme expectaci¨®n
Vargas Llosa quiso que su discurso, esperado con enorme expectaci¨®n en una sala abarrotada de p¨²blico, fuera seguido por un di¨¢logo con el periodista y escritor argentino Jorge Fern¨¢ndez D¨ªaz, y que discurri¨® con toda tranquilidad, en medio de risas, an¨¦cdotas y relatos extraordinarios del Premio Nobel.
Vargas Llosa se mostr¨® relajado y disfrut¨® del coloquio, en el que se tocaron temas literarios, biogr¨¢ficos y tambi¨¦n pol¨ªticos. Reafirm¨®, en un momento del di¨¢logo, que seguir¨¢ criticando todo lo que no le guste tanto de Am¨¦rica Latina como de Argentina. "Hay que seguir ejerciendo la libertad con prudencia y sin beligerancia", dijo. Tal afirmaci¨®n fue recibida con una cerrada ovaci¨®n del auditorio.
Previamente, el premio Nobel de Literatura tuvo que soportar que un peque?o grupo de piqueteros "ideol¨®gicos" cortara el tr¨¢fico frente a su hotel y que, con un ensordecedor ruido de bombos, reclamara su marcha del pa¨ªs. "Les vi desde la ventana. No eran muchos, pero hac¨ªan mucho ruido. Gritaban contra m¨ª, pero no estaban muy informados porque me dec¨ªan que Humala va a ganar las presidenciales en Per¨², sin saber que yo ya he anunciado que voy a votar por ¨¦l, para evitar que regrese Fujimori al poder y se legitime su etapa de robo, asesinatos y corrupci¨®n".
Vargas Llosa reconoce que este tipo de pol¨¦micas le resulta muy cansada y aburrida y que han conseguido estropearle un viaje a Buenos Aires, algo que para ¨¦l siempre hab¨ªa sido muy agradable y enriquecedor y que ahora le exige, incluso, llevar protecci¨®n en la calle. "Estoy deseando que elijan un nuevo premio Nobel para que sea el siguiente el que tenga que soportar toda esta presi¨®n", reconoce. Pero no est¨¢ dispuesto a permitir que nadie le impida hablar libremente, y mucho menos en una Feria del Libro. "Eso ser¨ªa admitir la derrota frente a los energ¨²menos", protesta. "Sobrellevo todo esto con esp¨ªritu deportivo, pero la verdad es que no comprendo por qu¨¦ la inauguraci¨®n de una Feria del Libro tan hermosa como la de Buenos Aires no puede ser algo sencillo sino que se convierte en un combate pol¨ªtico y en un intento de censura".
Contra ellos, los censores y energ¨²menos, ha dirigido su discurso "semiinaugural": "El episodio, m¨¢s all¨¢ de lo anecd¨®tico, es un asunto actual: la libertad y los libros", explica. "Manuscritos, impresos o ahora digitales, representan la diversidad (mientras no sea expurgados, claro est¨¢). Esta extraordinaria diversidad desaparece cuando gracias a los libros nos sumergimos en lo profundo hasta llegar a aquellas ra¨ªces de la especie, pues all¨ª descubrimos lo que hay de solidario y de semejante, una condici¨®n, unos anhelos, alegr¨ªas y miedos, que establecen una identidad rec¨®ndita sobre las diferencias y distancias".
Los libros, cree, ayudan a derrotar los prejuicios y a descubrir que somos iguales en el fondo, que los "otros" somos "nosotros". El premio Nobel ha explicado c¨®mo la Inquisici¨®n espa?ola prohibi¨® durante casi tres siglos que se imprimieran novelas en Am¨¦rica Latina. "Una de las perversas y felices consecuencias de esa prohibici¨®n", afirm¨®, "fue que la ficci¨®n prohibida se las arregl¨® para contaminarlo todo. Eso ha sido muy beneficioso en los dominios del arte y la literatura, pero bastante catastr¨®fico en otros en los que, sin una buena dosis de pragmatismo y de realismo, un pa¨ªs puede irse a pique". "Los comisarios pol¨ªticos han reemplazado en la vida moderna a los inquisidores de anta?o", denunci¨®.
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