"Me cuesta trabajo recordar la voz de mi padre"
Dicen que no cualquier director de cine atender¨ªa con tanta amabilidad a cada una de las peticiones del fot¨®grafo mientras posa en los verdes jardines del Palacio de Linares de Madrid, sede de la Casa de Am¨¦rica. Pero desde el minuto uno, Juan Carlos Rulfo (Ciudad de M¨¦xico, 1964) deja claro que sus intereses no tienen mucho qu¨¦ ver con el allure que rodea al cine. A ¨¦l le gusta contar historias y la biograf¨ªa de su padre, el escritor mexicano Juan Rulfo (1917-1986) es el punto del que parten y al que siempre vuelven sus historias.
No le molesta en absoluto hablar de su padre. "Es m¨¢s molesto, y eso an¨®talo bien, que me pregunten si me molesta hablar de ¨¦l". A Juan Carlos Rulfo le gusta observar y, sobre todo, escuchar. Vino a Madrid a hablar de su padre en el ciclo Ausencia y Presencia que organiza Casa de Am¨¦rica, y es la primera vez que participa en un acto en que el tema central es, justamente, Juan Rulfo. Durante su visita a la capital espa?ola se proyectaron tambi¨¦n tres cortos documentales (Con los ojos de Juan Rulfo, 1995; Luvina, 1996 y El llano en llamas, 50 a?os, 2001) que el entonces novel cineasta realiz¨® a partir de la figura de su padre, uno de los principales autores de la literatura mexicana. "[Las pel¨ªculas] van de ¨¦l, pero no se centran en lo que es ¨¦l. Parten de un lugar muy concreto en el sur de Jalisco [oeste de M¨¦xico] y es a partir de ah¨ª que vienen todas estas historias", explica.
"Es m¨¢s molesto que me pregunten si me molesta hablar de ¨¦l", explica el guionista
"Hay que partir de un lugar concreto para contar historias universales", cuenta
"Se sobrevalora la realidad", comenta. Rulfo relata que, en sus viajes a los escenarios que su padre describi¨® en Pedro P¨¢ramo y El llano en llamas, los pobladores se muestran m¨¢s interesados en comprobar que los sitios son los "reales", la inspiraci¨®n aut¨¦ntica de Rulfo escritor. "Por ejemplo, te muestran la alcantarilla real donde el personaje que inspir¨® a Macario [el protagonista de un cuento de Juan Rulfo] mataba las ranas, y as¨ª. Te dicen "¨¦ste es el verdadero Llano en llamas y no el del otro lado, y as¨ª un pueblo se pelea con el otro por la posesi¨®n del aut¨¦ntico llano". Juan Carlos Rulfo, no obstante, que es la realidad la que sirve de plataforma para hallar historias universales, a¨²n en los pueblos m¨¢s peque?os asentados en el occidente mexicano. El director de Del olvido al no me acuerdo, En el hoyo y Los que se quedan asegura que, para ¨¦l, la imagen de Juan Rulfo es una que no comparte el resto del mundo. ?l no habla de Juan Rulfo, el escritor, el fot¨®grafo, el cuentista. ?l, antes que nada, habla de Juan Rulfo, el padre.
El ¨²nico viaje que realizaron al extranjero, relata, fue precisamente a Espa?a. "Pase¨¢bamos por el paseo de Gr¨¤cia de Barcelona y recuerdo que me llamaba la atenci¨®n a los detalles de los edificios, antes de hacer una fotograf¨ªa", recuerda. ?C¨®mo era ser hijo de Juan Rulfo? "Normal", se encoge de hombres. "Yo en ese entonces no sab¨ªa bien qu¨¦ quer¨ªa hacer en la vida. Estaba estudiando comunicaci¨®n y de repente muere [en 1986]", comenta. Juan Carlos Rulfo ten¨ªa 22 a?os. "Ahora que se cumplen 25 a?os... ya tengo m¨¢s tiempo de no estar con ¨¦l del que estuve con ¨¦l", dice en voz m¨¢s baja, como para s¨ª mismo. "Es chistoso".
Rulfo subraya que no se siente un especialista literario, sino un conocedor del entorno en el que creci¨® su padre. Un impulso que le llev¨® a visitar la hacienda de su abuelo, Juan Nepomuceno Rulfo, cuyo asesinato en 1927 desencaden¨® "una historia de mito y leyenda", seg¨²n palabras de su nieto. Fue el punto de inspiraci¨®n para El abuelo Cheno y otras historias y Del olvido al no me acuerdo, que re¨²nen testimonios de algunos de los mozos y los peones de la hacienda de su abuelo, entre otros personajes. "Ah¨ª descubr¨ª un mundo que me gustaba, no sab¨ªa si era documental o ficci¨®n o qu¨¦ era y al terminar entend¨ª que la historia no ten¨ªa que ver con Juan Rulfo. sino con estos personajes. Ellos no pod¨ªan creer que yo fuera su hijo, adem¨¢s apenas y lo conocieron, al que conocieron fue a mi abuelo", detalla.
Quiz¨¢ lo que m¨¢s valora del legado de su padre es su voz. ?Siente alg¨²n revuelco en el coraz¨®n cuando le escucha, a 25 a?os de su muerte? "S¨ª", responde sin chistar. "Aunque esa es su voz de escritor, solemne. Me cuesta m¨¢s trabajo recordar la voz cotidiana, la que escuchaba todos los d¨ªas".
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