Distorsi¨®n en blanco y negro
Ryuichi Sakamoto y Alva Noto entusiasman en el Grec barcelon¨¦s con un recital de m¨²sica experimental en el cierre del S¨®nar
El cierre del S¨®nar de Barcelona vino a demostrar que este festival, que arroj¨® un saldo de 78.000 asistentes seg¨²n cifras proporcionadas por la organizaci¨®n, es probablemente la ¨²nica de las grandes citas espa?olas con la m¨²sica actual que frecuenta los movedizos terrenos de la creaci¨®n contempor¨¢nea. Un lugar incierto, s¨ª, en el que el reto conceptual y la disoluci¨®n de los g¨¦neros parecen la ¨²nica manera de acometer el hecho art¨ªstico. De todo ello hubo en el recital ofrecido en el bello anfiteatro del Grec por el pianista minimal Ryuichi Sakamoto, toda una celebridad de la m¨²sica experimental, y, a los sintetizadores, computadoras y osciladores, Alva Noto, el seud¨®nimo tras el que se oculta el artista alem¨¢n Carsten Nicolai, uno de los nombres m¨¢s relevantes de la actualidad.
Ambos tejieron una propuesta de recias aspiraciones intelectuales. Con una escenograf¨ªa de l¨ªneas puras que delimit¨® bien las intenciones de la pareja, brindaron un generoso concierto (con tres bises) basado en su ¨²ltimo disco conjunto (Summvs), publicado en el sello Raster Noton con el que Nicolai mantiene su compromiso con el experimentalismo electr¨®nico. El espect¨¢culo parti¨® de la dualidad del piano: se confront¨® el blanco (el hex¨¢gono sobre el que estaban dispuestos los instrumentos, el pelo de Sakamoto, la mesa de los cacharros de Noto y las proyecciones retroiluminadas que oscilaban con los sonidos y las percusiones de las teclas) y el negro de la indumentaria de los m¨²sicos y la pantalla del fondo.
Del fr¨ªo y meditativo comienzo, el concierto fue derivando hacia el color, en una propuesta que, anoche qued¨® claro, va m¨¢s all¨¢ de la suma por la suma de dos nombres de comprobado pedigr¨ª art¨ªstico. Nicolai aplica a ritmos y distorsiones los mismos rigor y sutileza que administra en su arte conceptual. Y Sakamoto sigue siendo capaz de abarcar ampl¨ªsimos registros en el piano, como demostr¨® en la coda en rojo que dio paso a los bises. De pronto y por sorpresa, el m¨²sico japon¨¦s trascendi¨® a su contemplativa delicadeza para estallar en una estridente y apote¨®sica explosi¨®n.
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