Abogaaaadooooooooo
No he sido nunca demasiado fan de las series de m¨¦dicos (la medicina cat¨®dica tiene ese toque deprimente en virtud del cual en cada cap¨ªtulo tiene que morir alguien y en cada temporada defenestran a uno de los protagonistas, por aquello de que el espectador no se aburra -de este comentario dispenso a Urgencias, una de las mejores ficciones televisivas de la historia de la tele); tampoco me convencen las series policiacas actuales, tan obsesionadas con los procedimientos y el ADN y las ratas de laboratorio.
La otra gran pata del asunto cat¨®dico -lo ha sido siempre- son las series de abogados.
Sin embargo parece que el g¨¦nero se est¨¢ yendo a pique (si exceptuamos a la gloriosa The good wife, capaz de vivir en el alambre del drama judicial y el varapalo emocional como si tal cosa) y que no hay ya ideas suficientes para tratar de renovar un ideario narrativo que -bien llevado- funciona como un reloj.
?
Todos recordamos a Perry Mason, La ley de los ?ngeles, Murder One, El abogado o Boston Legal. Cualquiera de ellas tiene m¨¢s jugo y sustancia que Damages o Shark (por pol¨¦mica que esta afirmaci¨®n pueda parecer y a¨²n sabiendo que la primera es infinitamente superior a la segunda). La raz¨®n est¨¢ en la hist¨®rica fortaleza de los guiones de este tipo de series, que en los ¨²ltimos tiempos se ha visto sustituida por un foco -realmente abusivo- en los protagonistas, algo que puede funcionar con la Glenn Close o el Ted Danson de la citada Damages pero que est¨¢ destinada a fallar cuando el mejunje no cuenta con un rostro hiperconocido al que el espectador pueda agarrarse. La prueba m¨¢s fehaciente de lo dicho es -la tambi¨¦n citada- Shark, cuando despu¨¦s de una primera temporada notable se hundi¨® en el absurdo intento de dejar que James Woods arrastrar¨¢ el solito todas las tramas. Woods es uno de los mejores actores del mundo pero ni siquiera ¨¦l puede hacer milagros cuando los guiones tienen la consistencia de la gelatina.
Dick Wolf, uno de los showrunners m¨¢s famosos de todos los tiempos y creador de Ley y Orden, uno de los pocos reductos de calidad que persisten en el mundo de las series sobre la ley, acostumbra a decir que lo m¨¢s importante son los guiones, y que sin ellos los actores no son nada. Igual no hay que ponerse tan radical pero es cierto que la racha de shows cancelados ya empieza a ser preocupante (empezando por la ¨²ltima serie de Jimmy Smits, Juez sin causa y siguiendo por Toda la verdad de la siempre magn¨ªfica Maura Tierney sin olvidarnos de Ganando el juicio) y no se vislumbra en el horizonte a ninguna Ally McBeal que les salve la tarde a los fans de los jurados, los jueces, los fiscales y los juicios.
O quiz¨¢s es que -simplemente- nos hemos cansado de tanto "protesto" y tanto "declaramos al acusado...".
Con los tiempos que corren habr¨¢ que repensar el g¨¦nero... pero que lo hagan r¨¢pido por favor, se les echa de menos.
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