The Jayhawks, regreso a la bendita melod¨ªa
Gary Louris y Mark Olson hablan de la reagrupaci¨®n de la banda original con la que sacan nuevo disco y empiezan una gira por Espa?a
"El secreto es la melod¨ªa". Al otro lado del tel¨¦fono Gary Louris, cantante y guitarrista de The Jayhawks, suena convincente desde su casa en la localidad espa?ola del Puerto de Santa Mar¨ªa. "Siempre fue lo esencial para componer nuestras mejores canciones", a?ade. M¨¢s de 15 a?os despu¨¦s de hacer brillar con sus melod¨ªas imperecederas el universo de la m¨²sica norteamericana, The Jayhawks han querido retomarlo donde lo dejaron casi sin darse cuenta. El grupo que a principios de los noventa visti¨® a la musa del folk con la elegancia del pop m¨¢s exquisito, cuando todo el mundo estaba pendiente del grunge, se ha vuelto a meter en un estudio para grabar su primer disco con la formaci¨®n original tras la salida en 1995 del tambi¨¦n cantante y guitarrista Mark Olson. "Es un ¨¢lbum de una banda que nunca se ha separado del todo", asegura desde Oslo en conversaci¨®n telef¨®nica Olson. "Sent¨ªamos como que hab¨ªamos parado demasiado pronto de hacer la m¨²sica que nos gustaba", reconoce Louris.
Grabado en Minneapolis, Mockingbird time (Universal) es el nombre del nuevo disco que ver¨¢ la luz en Espa?a el pr¨®ximo 6 de septiembre. Para la ocasi¨®n, Olson y Louris, que sacaron hace dos a?os conjuntamente el flojo Ready for the flood mientras intentaban recuperar en los despachos ante su antigua discogr¨¢fica la potestad del nombre de la banda, se han unido junto a la teclista Karen Grotberg, el baterista Tim O'Reagan y el bajista Marc Perlman, pieza clave de algunas de las mejores canciones en la historia del grupo. Pero antes The Jayhawks comienzan hoy una gira por Espa?a con motivo de la presentaci¨®n del festival Turborock! Oportunidad perfecta para conocer de primera mano algunas de las 12 canciones que han dado forma a un trabajo que guarda en conjunto las mismas se?as de identidad que les hicieron c¨¦lebres, como ese esp¨ªritu melanc¨®lico arrebatador o la virtud para empastar las voces de Olson y Louris. "Somos las mismas personas de antes pero con la diferencia de haber compartido nueva informaci¨®n y experiencias, tanto por separado como juntos, y eso se refleja en el disco", explica Louris, quien se ha puesto a los mandos de la producci¨®n.
Con las referencias de Hollywood town hall y Tomorrow the green grass, los dos discos que sellaron en 1992 y 1995 respectivamente el maravilloso legado de los primeros Jayhawks, Mockinbird time no alcanza categor¨ªa maestra pero presenta a una banda con una personal¨ªsima vitalidad, que sigue su camino hacia adelante sin dejar de mirar por el retrovisor del pasado que les llev¨®, a finales del siglo XX, a ser considerados como dignos herederos de The Byrds. "Busc¨¢bamos una nueva m¨²sica pero con el mismo enfoque de siempre", dice Olson. El disco, donde convergen con magn¨ªfico afecto cuerdas, teclados y voces, llama la atenci¨®n por sus texturas de folk brit¨¢nico, con alg¨²n coqueteo psicod¨¦lico que no desentona como en Closer to your side, High water blues o Guilder Annie. "Es la influencia que m¨¢s se capta en las nuevas canciones", dice Louris. "Siempre nos gustaron las bandas de la Invasi¨®n Brit¨¢nica. No solo los Beatles. Por ejemplo, Dave Clark Five", afirma Olson. Y, entre unos arreglos sobresalientes y alg¨²n medio tiempo sin gracia como Black eyed Susan, surgen joyas inspiradoras, marca de la casa Jayhawks. She walks in so many ways se cuela como una brisa de verano para recordar por qu¨¦ esta banda estadounidense que nunca alcanz¨® un rotundo ¨¦xito comercial est¨¢ considerada como una de las m¨¢s influyentes de las ¨²ltimas dos d¨¦cadas, por qu¨¦, a diferencia de otros, su cancionero de folk-rock se ha conservado como el buen vino que cuanto m¨¢s envejece mejor sabor guarda.
Enfoque tradicionalista
Formados en Minneapolis a mediados de los ochenta, The Jayhawks empezaron como una banda de bar que emergi¨® en lo que en se dio en llamar escena del country alternativo, una serie de grupos desconocidos al amparo de una generaci¨®n de formaciones como R.E.M., Rain Parade o The Long Ryders que, a principios de la d¨¦cada presidida por el sintetizador, revitaliz¨® los enfoques tradicionalistas y las guitarras. "Realmente nunca he sabido que significa el country alternativo", afirma Louris. "Nosotros hac¨ªamos m¨²sica de los Jayhawks. Nunca he cre¨ªdo en las etiquetas. Es para oyentes perezosos", a?ade. A decir verdad, la banda fundada por Louris y Olson, tras venir ambos de grupos distintos, ten¨ªa poco de country y menos de esa actitud de cierta tensi¨®n punk tan solicitada en ese ambiente subterr¨¢neo. "En Estados Unidos, relacionamos m¨¢s la m¨²sica country con el sonido de Nashville y creo que nosotros ¨¦ramos m¨¢s del folk", cuenta Olson, quien puntualiza: "Aparte, era una escena muy oscura la que nos preced¨ªa. No ten¨ªa difusi¨®n, pero la gente tom¨® prestadas ideas de esos grandes grupos. Por ejemplo, Dream Syndicate era una grand¨ªsima banda. Pero es que los chicos de Dream Syndicate ya hablaban de Gram Parsons. Gram por s¨ª solo estaba en todas partes, en su m¨²sica y en la nuestra".
En 1986, grabaron su primer trabajo de nombre hom¨®nimo al de la banda, que en verano de 2010 el sello Lost Highway reedit¨® con el t¨ªtulo al que se refer¨ªan algunos fans: The Bunkhouse. Tres a?os despu¨¦s, entre los cuales un accidente de coche casi acaba con la vida de Louris, publicaron Blue Earth, el disco por el que recibieron una atenci¨®n local importante y les permiti¨® dar el salto de una discogr¨¢fica independiente a una grande. El productor George Drakoulias, que tambi¨¦n descubri¨® a los Black Crowes, se los llev¨® a American Records y surgi¨® la magia en forma de dos ¨¢lbumes, Hollywood town hall y Tomorrow the green grass. Aquellos chicos del Estado de Minnesota hicieron lo que su paisano Bob Dylan sol¨ªa decir en algunas entrevistas en los sesenta: "Vengo de Minnesota y all¨ª no hay nada. Lo mejor es escapar y no regresar". Olson lo resume as¨ª: "Fue la oportunidad para salir de Minnesota. Por primera vez tuve la oportunidad de ir a Europa. Fuimos 12 veces a Reino Unido en un a?o". En palabras de Louris: "Esos discos nos pusieron en el mapa. Y fue nuestro momento para establecernos por nosotros mismos".
En plena fiebre grunge, con Nirvana grabando para la MTV y la mayor¨ªa de adolescentes queriendo ser Kurt Cobain o Eddie Vedder, el elegante folk-rock de The Jayhawks parec¨ªa una anomal¨ªa en Estados Unidos comparado con esas guitarras distorsionadas repletas de desencanto. "Era un sonido violento para nosotros", afirma Louris. "La banda nunca podr¨ªa haber sonado con esas guitarras el¨¦ctricas ni esas bater¨ªas. El sonido estaba demasiado alto para nosotros", explica Olson. "Pod¨ªamos haber intentando poner m¨¢s rock a nuestro sonido, sonar m¨¢s fuertes, pero no nos dejamos influir por eso. Nosotros solo quer¨ªamos ser nosotros mismos", a?ade.
La identidad de esos primeros Jayhawks, que ahora vuelven a la carretera con nuevo disco, pasaba por rastrear en la trastienda, donde, al margen de las modas, se encontraban los discos que hab¨ªan definido la historia del folk norteamericano. "Nos nutr¨ªamos de viejos ¨¢lbumes. Sintonizamos con el 'Sweetheart of the rodeo' de los Byrds o con los Flying Burrito Brothers. Quer¨ªamos por todos los medios hacer esa m¨²sica. Nuestro paisaje se basaba en el bluegrass, country, blues, soul y rock. Era algo realmente divertido y bonito. No pasaba el tiempo para nosotros", cuenta Olson. Pero no estaban solos. En esa estela sonora se encontraban interesantes formaciones como Whiskeytown (donde empez¨® Ryan Adams), Uncle Tupelo, Cowboy Junkies, Old 97's o Blue Rodeo. Incluso de todo ese esp¨ªritu surgi¨® Wilco el mismo a?o de la publicaci¨®n de Tomorrow the green grass. Los de Jeff Tweedy consiguieron el ¨¦xito que a The Jayhawks siempre se les escap¨® mientras que, con el cambio de siglo, se cre¨® una absurda e inexistente competencia entre ambas bandas para ver qui¨¦n era la mejor de la etiqueta americana, derivada del country alternativo anterior. Al final, lo que ha quedado es la obra de unos y otros y ha sido en ambos casos un faro de luz para la ¨²ltima generaci¨®n de j¨®venes. "Nuestra escena existi¨® y sirvi¨® para la que hay ahora con The Fleet Foxes, Band of Horses o Bon Iver. Es m¨²sica que no se pierde y habr¨¢ siempre nuevos testigos para recoger la antorcha", dice Louris.
Pero The Jayhawks ahora son presente. Como en Hollywood town hall y Tomorrow the green grass, Mockingbird time esconde dos caras de una misma moneda: el folk de Olson y el pop de Louris, quien, a pesar de la salida de Olson, demostr¨® una excelente visi¨®n musical cuando se hizo cargo del grupo y public¨® el sobresaliente Sounds of Lies. "The Jayhawks es la conjunci¨®n de ambas simplicidades", se defiende Olson, quien no cree que el grupo sea un cl¨¢sico en vida: "Somos solamente The Jayhawks. Antes, intent¨¢bamos construir algo grande, ver cumplidos nuestros sue?os en canciones. Ahora, simplemente, queremos que el sue?o no se apague". Louris sentencia: "Pero la m¨²sica de The Jayhawks ser¨¢ siempre la m¨²sica de The Jayhawks. No hay una banda que suene como nosotros". De ser as¨ª, el secreto ya est¨¢ confesado: la melod¨ªa, la bendita e impecable melod¨ªa.
Gira espa?ola. Madrid: hoy a las 21.00 h. en sala Heineken / Santander: ma?ana s¨¢bado a las 21.00 h. en Festival In / Alicante: domingo a las 21.00 h. en el Auditorium Palacio de Congresos.
Babelia
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