Un baile para echar el veneno

La Lycosa tar¨¦ntula es una ara?a originaria de los campos del sur de Italia. Miedica y nocturna, se defiende de los invasores con una picadura venenosa, aunque muy poco da?ina. Una historia con tintes de leyenda que procede de la Edad Media cuenta, sin embargo, que las mujeres que trabajaban en los campos del Salento, en la Apulia, y eran mordidas por esa ara?a ca¨ªan en una depresi¨®n sin salida. Todo remedio m¨¦dico era in¨²til, pero donde no pod¨ªan los f¨¢rmacos llegaba la m¨²sica. Una orquesta acud¨ªa al hogar de la mujer y tocaba una balada fren¨¦tica y repleta de percusiones que obligaba a la tarantulada a danzar y sudar hasta que el exorcismo se cumpliera y el veneno perdiera su efecto. Siglos despu¨¦s, la Notte della Taranta homenajea y renueva ese hechizo con un mega concierto gratuito que, seg¨²n los organizadores, esta noche traer¨¢ 120.000 personas y varios m¨²sicos internacionales al min¨²sculo pueblo de Melpignano.

"La pizzica [as¨ª se llama la m¨²sica que tocaban esos chamanes de anta?o] es una pieza fundamental de nuestro patrimonio que corr¨ªa el riesgo de precipitarse en el olvido", asegura Sergio Blasi, el asesor cultural de Melpignano al que en 1997 se le ocurri¨® un festival que mezclara la tradici¨®n mel¨®dica de la Apulia con artistas y estilos contempor¨¢neos. "Nuevos lenguajes musicales pod¨ªan resucitar nuestra tradici¨®n", remata Blasi. De ah¨ª que se levantara un evento donde cada a?o artistas de toda Italia y medio planeta compartieran escenario con la Orquesta popular de la Notte della Taranta.

La primera edici¨®n del festival, celebrada ante unas 1.000 personas, fue el triunfo de la improvisaci¨®n. Varios m¨²sicos tocaron cada uno en una plaza de un pueblo de los alrededores y se reunieron finalmente en Melpignano para el concierto final. Era el 24 de agosto de 1998. A lo largo de los a?os la Notte della Taranta se ha vuelto m¨¢s itinerante: la de 2011 lleva de gira por la regi¨®n desde el 12 de agosto, cada noche en una ciudad distinta, hasta el mega concierto de hoy.

All¨ª acudir¨¢ el pianista italiano Ludovico Einaudi, maestro concertatore, algo as¨ª como el director de orquesta, de este a?o. La mirada del compositor, que con su piano mezcla la m¨²sica cl¨¢sica con el pop y el jazz, ha llegado hasta Jap¨®n y Gambia, en busca de la receta internacional que reinterpretara la pizzica. "Es un proyecto de redescubrimiento y actualizaci¨®n de esta m¨²sica gracias a la uni¨®n de mundos distintos", cuenta, horas antes del concierto, en una espl¨¦ndida finca antigua que ha alquilado cerca de Melpignano.

A su plato se le ha quitado el aroma espa?ol. Estaba previsto que el cantaor flamenco Diego El Cigala fuera uno de los ingredientes de la noche, pero el madrile?o no se ha dejado ver por estas tierras. La organizaci¨®n asegura que un luto en la familia de su guitarrista oblig¨® al Cigala a quedarse en Espa?a. El grupo de rock de los Chieftains, banda irlandesa de largo recorrido, s¨ª se asom¨® al Salento. Aunque particip¨® dos d¨ªas en las pruebas y se volatiliz¨®. Resulta que ahora se encuentran en Dubl¨ªn, sin que nadie, entre organizadores del festival, sepa con certeza qu¨¦ ha pasado. Lo cierto es que ellos tampoco estar¨¢n en la olla donde Einaudi cocinar¨¢ la Notte de la Taranta.

El italiano no se preocupa demasiado. "Las pruebas han ido muy bien, el escenario me encanta y el p¨²blico que acude pertenece a todas las generaciones". Sabe de lo que habla, ya que en 2010 tambi¨¦n fue maestro concertore, una telara?a que en 2003 atrap¨® a Stewart Copeland, el bater¨ªa de Police. El n¨®mada de la m¨²sica Einaiudi tambi¨¦n ha sufrido el hechizo de la m¨ªstica ara?a. "No he analizado ninguna otra m¨²sica popular de forma tan profunda", asegura. Tanto que llev¨® a la Orquesta de la Notte della Taranta a Cartagena (en La mar de m¨²sicas de este a?o) y al Barbican Centre di Londres, donde colgaron el cartel de aforo completo.

La enorme plaza de Melpignano en cambio no parece tener aforo. Ante el escenario y los ¨²ltimos preparativos, Massimo Bray, director de la Fundaci¨®n de la Notte della Taranta, que organiza el evento, detalla el impacto econ¨®mico del festival. "Ha costado 920.000 euros, el 84% de la financiaci¨®n es p¨²blica. Seg¨²n un estudio de la universidad Bocconi de Mil¨¢n, el evento gana tres euros de forma directa y ocho de forma indirecta por cada euro invertido". Adem¨¢s de picar, la tar¨¢ntula sabe hacer cuentas.