Laboratorio de mundos y melod¨ªas
El pianista Ludovico Einaudi despliega su mezcla de jazz y cl¨¢sica en Madrid
Una gota de Mal¨ª. Unas cucharadita de pop. Y un sorbo de bajo el¨¦ctrico. El laboratorio del pianista italiano Ludovico Einaudi (Tur¨ªn, 1955) est¨¢ repleto de probetas procedentes de sus viajes por medio planeta y de varios g¨¦neros musicales. Cada ampolla lleva su etiqueta, tantas como las que a lo largo de su carrera los cr¨ªticos han acoplado a las creaciones de este artista. Jazz, rock, cl¨¢sica, contempor¨¢nea, minimalista, ambient. ?l las acepta todas, o tal vez ninguna. "Mediante la b¨²squeda y la experimentaci¨®n renuevas tu sangre. No hay que temer el riesgo, en la vida tambi¨¦n cada d¨ªa es distinto. Es cierto que parto de una formaci¨®n cl¨¢sica, pero en mi m¨²sica hay un poco de todo", cuenta Einaudi en el madrile?o hotel Tryp Embassador. En Madrid el pianista se exhibe hoy a las 22.00, en el escenario de la Puerta del ?ngel para Los veranos de la villa.
"Me aburre hacer siempre lo mismo. Igual encuentras una formula exitosa y crees que puede funcionar para siempre. Sin embargo la conclusi¨®n inevitable es el declive", asegura Einaudi. Por tanto, el cambio es el tim¨®n de su m¨²sica, que relaja o anima en el espacio de pocos instantes. Einaudi va mezclando ladrillos de todas las formas en busca de construcciones cada vez distintas. Aunque parece haber una fuente de la que bebe m¨¢s a menudo: "El pop ha creado en los ¨²ltimos 50 o 60 a?os un lenguaje pr¨¢cticamente universal. Es un alfabeto de todos y ha influenciado la armon¨ªa de mis piezas". Fan de Muse y Radiohead, el italiano aprendi¨® tambi¨¦n del cicerone que le gui¨® por los comienzos de su carrera: el compositor Luciano Berio. Con ¨¦l escuchaba los Beatles y le ense?¨® que "para aprender algo de una m¨²sica hace falta un contacto profundo. Es la ¨²nica manera de enriquecerse".
Berio acompa?¨® a Einaudi hasta el sendero de la vanguardia, de la experimentaci¨®n, donde el joven pianista se encontr¨® con otras, famosas, huellas. "Keith Jarrett rompi¨® los diques. Mezcl¨® el jazz con el g¨¦nero cl¨¢sico y algo del rock; llev¨® al piano a abrazar todo el mundo musical", afirma Einaudi. Jarrett prendi¨® una mecha que artistas como Chick Corea o Michael Nyman mantuvieron encendida, cada uno a su manera. "Lo m¨¢s interesante de la m¨²sica es conectar mundos aparentemente lejanos", mantiene Einaudi.
Aunque mezclar no puede ser la ¨²nica explicaci¨®n del ¨¦xito de un pianista que ha vendido centenares de miles de copias de sus discos. En el caso del ¨²ltimo, Divenire (2006), fueron 300.000. "Cuando escribo debo sentir emoci¨®n. As¨ª estoy seguro de que tambi¨¦n la voy a provocar en el p¨²blico", relata Einaudi. Pese a tantos viajes, de Jap¨®n a B¨¦lgica, de India a Estados Unidos, suele escribir en su casa, en Mil¨¢n. "Para componer prefiero un lugar que me obligue a concentrarme. Un entorno demasiado hermoso aten¨²a tus sue?os, mientras que el encierro alimenta la fantas¨ªa", defiende el pianista.
La misma fantas¨ªa la aprovecha en los frecuentes par¨¦ntesis de improvisaci¨®n que regala en sus conciertos: "Disfrutas de la libertad y, cuando sale bien, compartes con el p¨²blico una creaci¨®n ¨²nica y en tiempo real". Aunque tras el riesgo se esconde la sombra del fracaso. "En alg¨²n que otro concierto podr¨ªa pensar que me perd¨ª. Pero tambi¨¦n es positivo porque te hace reflexionar", asegura Einaudi.
No fracas¨® en una de las actuaciones m¨¢s importantes de su carrera. El escenario era de los que quitan el aliento: el Royal Albert Hall de Londres, uno de los teatros m¨¢s conocidos del mundo. "Adviertes la responsabilidad, pero tienes que evitar pensar en ello. Sali¨® todo bien, el p¨²blico estuvo conmovedor", recuerda con una sonrisa Einaudi.
De todos modos, el pianista italiano bien conoce m¨¢s espadas de Damocles. Su familia en Italia no es cualquier familia. Su abuelo fue el primer presidente de la Republica italiana. Y su padre fund¨® una de las editoriales m¨¢s famosas del pa¨ªs. Adem¨¢s, Einaudi se hizo int¨¦rprete en la cuna del piano. Fue su madre, aficionada a ese instrumento, qui¨¦n puso a un adolescente que so?aba con ser fot¨®grafo ante el que ahora es el compa?ero de sus actuaciones. Le cost¨® a?os, pero Einaudi dej¨® de ser hijo de o nieto de. Lo que no sab¨ªa entonces era que las etiquetas solo acababan de empezar.
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